SEGURIDAD VIAL

Barcelona registra el mínimo histórico de muertos en accidente de tráfico

Un taxi accidentado

Un taxi accidentado / periodico

Carlos Márquez Daniel

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El balance de accidentes de circulación en Barcelona siempre deja un incómodo regusto estadístico. En el repaso al 2017, es cierto, subyace la noticia positiva del récord mínimo de fallecidos. Pero no dejan de ser 12 personas que han perdido la vida. Por eso la ciudad se ha sumado a las muchas que se han puesto como objetivo las cero víctimas. ¿Cómo  conseguirlo? Parece una suma de factores. Desde el cambio cultural y generacional, a la reducción del uso del vehículo privado, pasando por un urbanismo que no invite a correr, más sanciones y mejor convivencia.

La cifra de muertos contrasta con la de heridos graves. Se dispararon un 24,2% (de 194 a 241), como también lo ha hecho el número total de siniestros con víctimas (un 1,1%, de 9.330 a 9.430). Esto significa que cada día se producen 26, más de uno cada hora. Si eso es mucho o poco, en una ciudad tan densa, con tanta circulación (siete millones de desplazamientos diarios), con tantas modalidades de transporte, es algo que queda en el mundo de la interpretación. En cuanto a los fallecidos, siete eran motoristas (la misma cifra que en el 2016) y cinco, peatones (11 menos que el año anterior). Esta es una cifra trágica pero poco representativa.

Margen de mejora

El hecho de que haya bajado tanto (lo más cercano fueron los 22 del 2013) puede dar una imagen equivocada del momento en el que estamos, es decir, si este año pasan a ser 24, el titular en enero del 2019 será que se dobla el número de fallecidos en accidentes de tráfico. ¿Significará eso que la accidentalidad ha empeorado? No. La interpretación, señala Manuel Haro, jefe de la unidad de Accidentes de la Guardia Urbana, “debe hacerse con los datos globales y tomando buena nota de los puntos concretos con margen de mejora, tanto por parte de la Administración como por parte de la ciudadanía”.

Si se tiene en cuenta que las motos suponen poco más del 6% de los desplazamientos diarios, el hecho de que representen el 77% de los lesionados graves y cerca del 60% de los muertos da un pista de por dónde se debe trabajar en Barcelona. El comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, en la presentación de los datos ha pedido “máxima precaución a los colectivos más débiles”, pero ha recordado que es responsabilidad de los transportes más pesados "que haya menos heridos”. La media de edad de los peatones fallecidos es de 73 años, mientras que la de los motoristas no llega a los 30.

El maldito móvil

El responsable municipal ha sido especialmente duro al abordar las causas de la accidentalidad en la capital catalana. La falta de atención (básicamente, usar el móvil), sigue en lo más alto, con un crecimiento del 10,8%; seguido de los que no respetan la distancia de seguridad o el giro indebido. Recasens se ha detenido en los fallos mecánicos y las averías, presentes en cinco siniestros. Ha asegurado que esta puede ser la única causa no achacable al conductor, una manera de decir que las otras 7.200 causas achacables al piloto son culpa precisamente de quien está al volante o al manillar. "La mala educación y el egoísmo deben dejar paso", ha reclamado Recasens. 

La concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, ha puesto el acento en el vehículo privado. Ha explicado que a pesar de aglutinar el 26,1% de los desplazamientos diarios están implicados en el 89% de los siniestros. El dato le ha venido bien para recordar que el gobierno de Ada Colau pelea por “el cambio modal”, esto es, en promocionar que más gente se pase al transporte público o a medios más sostenibles, como la bicicleta.

También ha invitado a ir a pie. Aunque según cómo, ese puede ser un deporte de riesgo: 67 personas resultaron heridas graves el año pasado mientras andaban por Barcelona. El 56,7% fueron arrolladas por turismos, taxis o furgonetas. Tan solo dos fueron atropellados por ciclistas y 19, por motoristas.  

A vueltas con los puntos negros

Como cada año, la Guardia Urbana ha elaborado la lista de los cruces en los que se producen más de 10 siniestros entre enero y diciembre. Son las denominadas zonas de concentración de accidentes. Concreta Manuel Haro que no es justo llamarlas puntos negro, ya que ese nombre se usa en carretera para aquellos puntos kilométricos muy concretos en los que se producen los mismos accidentes por las mismas causas. Aquí, en una misma intersección, suceden alcances muy variados, y con orígenes distintos. En Barcelona se han detectado 71 de estas áreas. En el top 10 llama la atención que la Diagonal aparece en cuatro ocasiones, pero la vía que más repite en toda la serie es la calle de Aragó, con 17 cruces con más de una decena de accidentes anuales.