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La 'smart city' baja al suelo

Congreso en Barcelona 8 Un pasillo del Smart City Congress.

Congreso en Barcelona 8 Un pasillo del Smart City Congress.

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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La smart city y los grandes proyectos ligados a la gestión tecnológica en Barcelona ya no son una prioridad ni una bandera para la ciudad. El equipo municipal de Ada Colau ha puesto por delante otras cuestiones como la emergencia social de los desahucios y la falta de trabajo y ha puesto bajo este foco proyectos más de futuro como los ateneos de fabricación digital (fablabs) o la gestión ciudadana a partir del big data que eran el mantra del equipo de Urbanismo de Xavier Trias.

La alcaldesa, no obstante, inaugurará este martes el Smart City Expo CongressSmart City Expo Congress, un congreso que estrenó Barcelona en el 2011 para reunir a expertos de todo el mundo en torno al movimiento global de gestión tecnológica de las ciudades convocados por el entonces arquitecto municipal, Vicente Guallart, y el concejal de Habitat Urbà, Antoni Vives, que se fue al sector privado después de pasar a la oposición.

«La smart city no es solo llenar la ciudad de sensores. Es preguntarse para qué queremos estos sensores. Nuestra política no es convertir Barcelona en un escaparate para que las grandes empresas muestren sus productos sino ver cómo la tecnología puede ayudar a resolver los problemas urbanos, como herramienta y no como una imposición que invada la vida de las personas», afirma Agustí Colom, concejal de Ocupació, Empresa i Turisme, y del Eixample, que está reformulando toda la estrategia y ve el foco futuro en la gestión de la movilidad, la contaminación y la gestión energética. «Había proyectos que eran solo para la web, porque ya existían antes de la smart city, como Bicing», sostiene.

Entre los cambios previstos está, por ejemplo, que los ateneos de fabricación digital pasen a estar bajo el paraguas de Economía y no de Habitat Urbà, como hasta ahora, y se presenten como instrumentos de promoción económica. Ahora funcionan tres del ambicioso plan que quería llevar uno a cada barrio. Son los de Les Corts, Ciutat Meridiana y Fàbrica del Sol (Barceloneta), además del empresarial del Parc Tecnològic de Nou Barris, todos aprobados en el 2014.

Conexión con el barrio

Los tres primeros están desarrollando su actividad y programas previstos, pero se anticipan cambios. «Los fablabs tienen mucho potencial y no podemos convertirlos en espacios demostrativos y lúdicos sin conexión con los procesos productivos. Es el caso del Parc Tecnològic de Nou Barris, que no tiene ahora ninguna conexión con el entorno, cuando podrían beneficiarse los emprendedores y las pequeñas empresas del barrio. Hay que convertirlos en espacios prácticos», afirma Colom.

El Institut Municipal d'Informàtica, que bajo la dirección de Manel Sanromà asumió el liderazgo tecnológico del proyecto smart cities, ha vuelto a primar su función de dar servicios informáticos a la gestión municipal con un nuevo gerente y tan solo mantiene un departamento de sociedad de la información que impulsa proyectos muy de participación ciudadana, como el huerto urbano controlado por el móvil o la moto eléctrica.

Y el Barcelona Institute of Technology, el centro público-privado que debía tener su sede en la antigua fábrica de Ca l'Alier, destinada a ser el Smart City Campus por las inversiones de Cisco y Schneider Electric, ha retrasado su finalización, ahora prevista para el 2017. El centro prevé dar trabajo a unas 160 personas. «No rechazamos la colaboración público-privada, pero esperamos que revierta en la ciudad», señala Colom, que se muestra muy a favor del proyecto.

Pese a ello, el consistorio no ha paralizado proyectos ni contratos vinculados a multinacionales. «Los proyectos continúan y hay una relación fluida. Los retrasos son los habituales de un cambio de gobierno, y ya llevo dos», explica Ignasi Errando, responsable de los proyectos de smart cities en Cisco, la multinacional más presente en los proyectos del área en Barcelona.

También en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y en la Diputación de Barcelona están enfocando los proyectos de smart cities en resolver necesidades cotidianas. Como ayudar al mantenimiento de los parques urbanos y las playas con conexiones wifi o telefonía IP, o ofrecer servicios de plataforma para la gestión de datos. «Ha pasado un poco como con internet: la evolución lleva a ser más realista con los proyectos», opina Marta Continente, responsable de smart cities en AMB.