LOS RETOS DEL TRANSPORTE MÁS SOSTENIBLE

Concordia, no kilómetros

La ciudad se ha centrado en el volumen de la red pero ha dejado de lado la convivencia

Carril de la calle Londres, ayer.

Carril de la calle Londres, ayer.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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En internet se puede comprar una luz para bicis en forma de testículos, de silicona, que se iluminan al presionarlos. El estado de ánimo del ciclista se condensa en este ingenio creado por diseñadores industriales canadienses, aunque el conductor o el peatón, que sufren lo suyo desde el otro lado de la jungla urbana, bien podrían colgarlos de su cuello. Es el handicap con el que debe lidiar cualquier plan político dedicado a la bici: concordia, paciencia y calidad.

MÁS SEGURIDAD EN TODOS LOS SENTIDOS

Todas las encuestas realizadas en los últimos años demuestran que la seguridad es lo primero que busca alguien que apuesta por la bici como medio de transporte en una ciudad. Nueve de cada diez ciclistas desean carriles segregados. También quieren evitar el conflicto con el viandante; una contienda que empezó el día en el que la ordenanza les permitió pedalear por la acera. Esto no quita responsabilidad a la actitud incívica de algunas bicis, solo la reparte con los jefes de la movilidad en Barcelona, que quizás no pensaron que esto fuera a crecer tanto. También anhelan seguridad contra los robos. Más del 40% de pedaleantes han sufrido el robo de su bici, y al 26% les han birlado más de una. Más anclajes solo harán que la calle se llene de más hierros. Mientras no haya un registro eficaz de bicicletas, con policías, ayuntamientos y tiendas y talleres de bici implicadas, la vía pública seguirá abonada a la bici low cost.

2Da igual el tamaño si la calidad no importa

Tanto el gobierno socialista de Hereu como después el de CiU y ahora el de Ada Colau han sacado pecho sobre la cantidad de kilómetros de carril bici pintados en Barcelona. Los primeros dieron el primer paso, pero generaron una ciudad ciclista desconectada. Los segundos intentaron solucionar eso, pero con viales raquíticos, de una anchura muy por debajo de lo recomendable. Son los problemas de no contar con una regulación al respecto. Los actuales musculan la red con la promesa de triplicar el número de kilómetros. Pero la cantidad no es tan importante aquí como la calidad, con dar con el eje mar-montaña más eficaz, con conectar bien el mar con el Eixample, con entender que el carril de doble dirección despista tanto a coches como a peatones.

COLEGIOS SIN OPCIÓN CICLISTA

La capital catalana tiene en Sarrià-Sant Gervasi uno de los distritos con mayor concentración de colegios de toda Europa. Es casi imposible tropezar con un menor que vaya en bici al cole. Como en Ámsterdam u Oslo es imposible tropezar con un menor que vaya al cole en coche. La total ausencia de viales ciclistas -las zonas 30 no son en ningún caso un sustitutivo eficaz- evitan que el futuro de la movilidad apueste por el ciclismo urbano. Ayudaría mucho el carril planificado para Via Augusta. Lástima que esté agendado para el 2018.