Barcelona aprueba una tasa turística para excursionistas que se cobrará a los turoperadores

Concentración de autocares turísticos junto a la Sagrada Família, ayer.

Concentración de autocares turísticos junto a la Sagrada Família, ayer.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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La polémica ‘tasa turística’ para los excursionistas que visitan Barcelona pero no pernoctan en ella ha empezado a cobrar forma. La Comisión de Economía y Hacienda ha aprobado una proposición del grupo Demócrata para "implantar una nueva tasa municipal a operadores turísticos por la modalidad de 'visitante de día' con el objetivo de regular el uso del espacio público". El objetivo es que se concrete en otoño y entre en vigor el próximo año.

El equipo de gobierno de Ada Colau ha defendido desde el minuto cero de su mandato la creación de un gravamen para cualquier turista de paso, ya que se calcula que de los 30 millones de viajeros que pisan Barcelona anualmente, unos 17 millones pernoctan y por tanto pagan el impuesto que estableció el Govern hace cinco años en los alojamientos. Pero el resto de visitantes no tributa nada y aún genera si cabe más saturación turística en la capital catalana, ya que en apenas unas horas generalmente visitan en masa los iconos turísticos y el centro de la urbe.

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La aprobación de la proposición del grupo Demòcrata defendida por la concejala Sònia Recasens ha contado con el apoyo de Barcelona en Comú, PSC, ERC, CUP y el concejal no adscrito Gerard Ardananuy, y con la abstención PP y Ciutadans.

Lo significativo de la medida es también que los grupos municipales empiezan a moverse al unísono en lo referente a la regulación del fenómeno turístico. Si antaño las ideologías generaban posturas muy encontradas, hoy gobierno y oposición han mostrado su acuerdo sobre el impacto del turismo y la necesidad de que contribuya al mantenimiento de la metrópolis, a fin de combatir cualquier germen de 'turismofobia'.

TODOS A UNA

El mejor ejemplo ha sido la insólita coincidencia de opiniones entre la CUP y el PP. Los populares, pese a que defienden a ultranza la actividad económica y sus beneficios para la ciudad, han asumido el “desgaste” que entraña, aunque ponen en duda las herramientas recaudatorias y si el consistorio tiene competencias para llevarlo a cabo. Los 'cupaires', con sorna, han confesado compartir sus argumentos. “¿Cobraremos a todo el que lleve chancletas y calcetines?”, ha preguntado la concejala Maria José Lecha respecto a la dificultad de la aplicación.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Impuestos a media del bolsillo","text":"El impuesto por pernoctaci\u00f3n conocido como 'tasa tur\u00edstica' del Govern establece para el caso de Barcelona 2,25 euros por persona y d\u00eda en hoteles de lujo; 1,10 en cuatro estrellas; 2,25 euros en pisos tur\u00edsticos; y 0,65 en el resto de alojamientos. Para cruceros, fija 2,25 euros si recalan m\u00e1s de 12 horas y, desde abril, 0,65 si hacen escala de menor duraci\u00f3n. El 50% de lo recaudado es para el municipio, que debe destinarlo a promoci\u00f3n tur\u00edstica o mejora de las infraestructuras tur\u00edsticas. Barcelona reclama gestionar el 100%."}}

Unos y otros grupos habían ido haciendo propuestas al respecto en el último año, desde la regulación del aparcamiento de autocares hasta estudiar un pago para las visitas con guía turístico u otros mecanismos. Pero en esta ocasión se concreta la aplicación de una tasa municipal vertebrada desde los operadores turísticos.

Articularla no es fácil, por lo que hasta ahora el único paso en firme había sido la reciente implantación de un impuesto para los cruceristas en escala (menos de 12 horas), que complementa el que ya pagaban los que permanecían más horas, donde el control de llegadas es claro y el cobro es fácil. Esta medida se aprobó en abril como ley de acompañamiento de los presuestos de la Generalitat y es la administración autonómica quien la gestiona: 0,65 euros por persona y día.

El sector crucerístico se ha quejado de su arbitrariedad, ya que hasta ahora no gravaba a ningún otro colectivo excursionista. Sus quejas se multiplicarán si finalmente a este montante se le agrega la nueva tasa, ya que el concejal de Turismo, Agustí Colom, ha dejado caer que ambos cobros podrían ser compatibles. Es decir, pagarían impuesto por la escala y podrían pagar tasa si luego toman alguna excursión en autocar y grupo organizado.

TURISMO EN GRUPO

Y es que Colom ha distinguido entre los grupos guiados, “que tienen más impacto” en el uso del espacio público, y los visitantes individuales. Por ese motivo, las medidas apuntan de entrada al primer grupo, mientras que se descarta repercutirlas en los que llegan en tren o en coche, pese a ser millones y copar diariamente líneas de cercanías de Renfe.

Cabe distinguir que el actual impuesto del Govern está vinculado a la pernoctación (y ampliado a las escalas de cruceros), aunque popularmente se le conozca como ‘tasa turística’. En cambio, el nuevo importe sí sería técnicamente una tasa, ya que se vincula a un servicio, en este caso por el uso del espacio público y sus servicios y el desgaste que implica. Recasens ha insistido en que ese dinero no sería “finalista”, aunque esperan repercutirlo en los barrios “más presionados”.

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La nueva tasa será la primera únicamente municipal en este ámbito y el ayuntamiento tiene autoridad para imponerla, destacan desde el Govern, siempre que se articule bien.

Se da por hecho que una forma de cobro se vehiculará a través de autocares de turoperadores que aparquen en la ciudad, una fórmula que ya había madurado el equipo de gobierno en los últimos meses, aunque están por determinar otras medidas, dado que miles de visitantes organizados llegan por otras vías.

Martí Sarrate, presidente de la Associació Catalana d’Agències de Viatges, señala que desde octubre pasado negocian con el consistorio una tasa de 45 euros para los autocares (un máximo de 70 diarios) que estacionen, por ejemplo, en el aparcamiento situado en Montjuïc. Sin embargo, el colectivo es muy crítico con la medida que ven meramente “recaudatoria y no disuasoria” porque no solucionará la saturación en la ciudad.