BARCELONEANDO

Las aventuras de Fèlix Millet

El libro de Manuel Trallero ' El bolso de Mariona Carulla' permite conocer mejor a nuestra putrefacta alta burguesía

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rjulve43759243 barcelona 14 06 2018 en la llibreria bernat presentaci n de180618170632 / ALVARO MONGE

Ramón de España

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El pasado jueves se presentó en la librería Bernat -punto de reunión habitual de desafectos al régimen- el nuevo libro de Manuel Trallero'El bolso de Mariona Carulla', que recoge, entre otros asuntos por el estilo, el juicio de Fèlix Millet y su fiel Jordi MontullFèlix MilletJordi Montull, que el autor se tragó enterito, motivo por el que le propongo desde aquí para recibir la Medalla del Mérito al Trabajo, si es que esa antigualla franquista que nunca le fue concedida a la pobre Lola Flores -por no hablar de aquel marquesado de Torres Morenas que 'la Faraona' se pasó la vida esperando en balde- todavía figura entre los galardones con más tronío del reino de España. Lo de Trallero es admirable, pero no envidiable: tirarse un mes respirando el mismo aire que Millet no resulta especialmente estimulante. Eso sí, el hombre afiló la vista y el oído y aprendió a controlar la próstata, pues la sala no se podía abandonar ni para mear, y en los recesos te podían pasar cosas no muy agradables, como fue el caso del autor de 'El bolso de Mariona Carulla', que un día se encontró evacuando aguas menores con Montull en el mingitorio de la derecha y Daniel Osàcar en el de la izquierda. No me atreví a preguntarle si conservaba la cartera tras su paso por los lavabos, pero supongo que sí, ya que, en caso contrario, él habría sido el primero en informarnos.

El título del libro procede de un detalle que a Trallero le llegó al alma y le sirvió para conocer mejor cómo se las gasta nuestra simpar alta burguesía. Le estaban preguntando a la señora Carulla –"se tiró veintitantos años en el Palau y nunca se enteró de nada", ironizó Trallero- por las bodas gratis total de las hijas de Millet y ella dijo que lo único que recordaba de tales tocomochos era que en uno de ellos le habían robado el bolso. Y probablemente, añado yo, el ladrón pertenecía a una de esas 400 familias que según don Fèlix cortan el bacalao en Barcelona desde tiempo inmemorial.

Régimen de inspiración franquista

Moderó el acto el periodista Manel Manchón y arroparon al autor el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, el abogado Francesc Jufresa y el profesor de Ciencia Política de la UAB Gabriel Colomé. Fue este quien abrió fuego -nunca mejor dicho- resumiendo la siniestra historia del pujolismo desde sus inicios hasta la república de los ocho segundos, para llegar a la conclusión, que comparto, de que lo nuestro ha sido un régimen de inspiración franquista con cambio de idioma, bandera e himno. Jiménez Villarejo se maravilló de que mientras en España un escándalo como el de la 'Gürtel' puede llevarse por delante a un gobierno corrupto como el del PP, en Catalunya, trapisondas similares, como la inmensa red de corruptelas de los nacionalistas, les importen un rábano a sus votantes, capaces de seguir otorgando su confianza a gente que ha demostrado sobradamente no merecerla. Igual ahí radica nuestro famoso 'fet diferencial', digo yo.

Villarejo se maravilló de que la 'Gürtel' tumbe un Gobierno corrupto en España y en Catalunya a los nacionalistas no les afecten trapisondas similares

Aprovechando la presencia de Jufresa, le pregunté por un personaje que me fascina, el juez Juli Solaz, aquel sujeto que consiguió retrasar la instrucción hasta lo imposible y al que solo se le ocurrió ordenar un registro de la casa de Millet al cabo de tres años de descubrirse el pastel -parece que había que darle tiempo al patricio para que destruyera cualquier tipo de material comprometedor-, y me respondió que seguía en activo, que había firmado algún que otro manifiesto independentista y que nunca había sido investigado ni amonestado por su peculiar manera de afrontar el juicio de nuestro más conspicuo estafador. Yo añadiría que los convergentes se mostraron un tanto cicateros con él, pues con todo lo que hizo por ellos durante su permanencia en el proceso, bien podrían haberle dado un buen cargo en el partido. ¡Qué gente más desagradecida, por Dios!

Para quien quiera seguir el juicio a Millet como si hubiese estado allí, 'El bolso de Mariona Carulla' es de gran utilidad. Y como una cosa lleva a otra, los interesados en conocer mejor a nuestra más putrefacta alta burguesía -¡qué bien hizo Manuel Valls insultándolos cuando cometieron el error de invitarle a cenar!-, llegarán a conclusiones muy deprimentes sobre su manera de ir por la vida, que se resume a la perfección en el propio Millet, un hombre capaz de pasarle pasta a Convergència mientras aportaba millones a la FAES, que es como ponerle una vela a Lucifer y otra a Belcebú.