fenómeno europeo

El ayuntamiento atribuye el barraquismo en BCN a los partidos de extrema derecha de Francia e Italia

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zentauroepp43324359 barracas180514161623 / ALBERT BERTRAN

Beatriz Pérez

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El Ayuntamiento de Barcelona atribuye el aumento de los asentamientos irregulares (o barracas) en la ciudad a las políticas de extrema derecha que expulsan a los ciudadanos del sur de Francia y del norte de Italia. También a la estigmatización que la etnia gitana sufre en países como Rumanía, donde representa hasta el 8% de la población. Prueba de que no se trata de una situación que afecte solo a la capital catalana, se escuda el consistorio, es que el fenómeno se reproduce en otras capitales europeas. 

Con estos argumentos el equipo de gobierno municipal ha salido este martes al paso del malestar que está creando en la ciudad el incremento de asentamientos de barracas. Actualmente, hay un total de 536 personas viviendo en 77 campamentos irregulares, frente a las 465 personas que había en 47 barracas en el 2014. Y la tendencia, asegura el ayuntamiento, es que el barraquismo siga aumentando. 

"Hemos pasado de asentamientos grandes a asentamientos pequeños. La dinámica de la ciudad es ocupar cualquier espacio que quede libre, y se ocupan solares en desuso", ha explicado Albert Sales, coordinador del Pla de lluita contra el Sensellarisme 2016-2020. Según él, la situación que actualmente vive Barcelona hay que entenderla en un contexto europeo, que hoy por hoy es "muy duro y agresivo". "Mucha gente viene de Toulouse, del sur de Francia, y del norte de Italia. Y también hay muchos romanís [también llamados gitanos]". Los partidos de extrema derecha, con un discurso xenófobo y antiinmigración, suelen estar detrás de estas expulsiones.

El distrito donde más asentamientos irregulares sigue siendo Sant Martí. Esto ya era así a finales de los 90, cuando comenzó a nacer en Barcelona el fenómeno con la llegada de familias itinerantes de origen galaicoportugués que se instabalan en camiones-vivienda en diferentes solares. En el 2010 comenzó a haber otras formas de asentamientos ligados a otros fenómenos migratorios, y por eso a la capital catalana llegaban muchas personas de origen subsahariano. Actualmente, en el 2018, la mayor parte de quienes viven en barracas proceden de Europa del este, sobre todo de Rumanía, Serbia y Bulgaria. La mayoría de las personas que viven en barracas se dedican a la venta de chatarra.

En el caso de Rumanía ha sido decisiva su ingreso en la Unión Europea (UE) en el 2007. "El pueblo romaní está muy estigmatizo en sus países de origen. Una vez Rumanía entra en la UE, sus ciudadanos pueden moverse libremente por la UE", ha dicho Sales, quien además ha asegurado que "la población gitana que envía dinero desde Barcelona es para que su familia, en el país de origen, pueda comer".

Fenómeno cambiante

Según el ayuntamiento, las familias que se dedican al barraquismo son, normalmente, extensas. Y, más en concreto, las de Europa del este suelen estar poco tiempo asentadas en un mismo lugar y tienden a marcharse y a volver en muchas ocasiones. Este fenómeno (que el ayuntamiento ha calificado como "europeo"), por tanto, es cambiante y difícil de generalizar.

"La ciudad no vive de espaldas a lo que pasa", ha asegurado Laia Ortiz. Barcelona cuenta en la actualidad con dos servicios sociales que intervienen en los asentamientos irregulares: la Oficina del Pla d'Assentaments Irregulars (OPAI) y el Servei d'Inserció Social per a Famílies (SISFA). Sirven para el realojamiento de las familias y para su inserción social. Durante los años 2016 y 2017, el SISFA ha trabajado el realojamiento de 10 familias con 30 menores y 20 adultos en la calle de Bolívia, de las cuales han aceptado ser realojadas dos familias con cinco menores y cuatro adultos.

A través de ellos, el ayuntamiento hace posible que todos los niños que viven en asentamientos irregulares estén escolarizados. Y, además, intenta que las escuelas estén cerca de sus viviendas. El consistorio también se encarga del seguimiento pediátrico de los pequeños y de que estén al día de las vacunas, así como de que las familias tramiten las tarjetas sanitarias. Se trata de familias con "techos precarios", pero que no podrían ser calificadas como 'sintecho'. En Barcelona, de hecho, no hay niños durmiendo en la calle.

Según Núria Menta, directora de los Servicios Sociales del ayuntamiento, "el niño es el motor del cambio". "Cuando conseguimos que el niño esté escolarizado, la familia, empujada por él, decide quedarse", ha afirmado. Menta ha matizado además que estas familias tienden a "agradecer" a las ciudades las "oportunidades" que les dan a sus pequeños. No hay que olvidar que el barraquismo, en ocasiones, tiene que ver con un estilo de vida.

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