VISTAS PANORÁMICAS

La Torre de Collserola cumple 25 años y sigue preservada de avalanchas de turistas

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CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Apenas cuatro personas contemplan desde el mirador de cristal, a 550 metros sobre el nivel de mar, la increible vista panorámica que rodea a la Torre de Collserola, la gigantesca atalaya de Barcelona de 288 metros de altura construida hace 25 años por el arquitecto británico Norman Foster. Este observatorio, desde donde la Sagrada Família parece un cactus, se encuentra en la planta 10, la única abierta al público, ya que las otras 12 son salas llenas de pantallas, como las de la agencia espacial NASA. Están bajo llave, custodiadas por cuestiones de seguridad, porque la torre sigue siendo la guardiana del espectro radioeléctrico, un equipamiento clave en el sector de las telecomunicaciones, y el transmisor de señales de radio y televisión imprescindible para el éxito de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92.

La venta de entradas la gestiona el parque de atracciones del Tibidabo, aunque la escasez de transportes públicos que tienen parada en el Turó de la Vilana condiciona el acceso al mirador. El bus de barrio 111, que enlaza Vallvidrera con la montaña del Tibidabo, sí que para cada media hora. No obstante, tampoco está demasiado publicitado que en la sierra de Collserola exista este balcón privilegiado que, en días de buena visibilidad, puede alcanzar un radio de visión de 70 kilómetros a 360º. Insuperable.

Las avalanchas de turistas no interesan, y mucho menos las colas de espera. El espacio es reducido, y la capacidad del ascensor, también. La sala tiene capacidad para 100 personas. El elevador es de vidrio, lo que lo convierte en toda una atracción, y en un martirio para los que sienten vértigo. Una vez en el mirador, unos letreros te orientan a modo de brújula dónde se encuentran ciudades internacionales y los kilómetros que nos separan de ellas. De Nueva York, 6.178, de Honolulú, 12.770 y de Hanoi, 9.577. Casi nada. La distancia más corta subrayada es la de Reus. Solo 93 Kilómetros. Será por aquello de "Reus, París y Londres".

EL PIANO DE COLA

Diego García, gerente de la Torre de Collserola, precisa que en el 2016 el mirador recibió 10.000 visitas. "En total, no más de medio millón en todos estos 25 años". En esta cifra suma a los asistentes a actos privados que se han celebrado en esta sala panorámica, que cuesta 2.500 euros por día. "La alquilamos a empresas y a particulares", señala el gerente, que recuerda con una sonrisa a un señor que quiso sorprender a su mujer, y realmente lo logró. "Celebraban 50 años de casados. Ella no sabía nada. Hizo subir un piano de cola para ofrecerle un concierto con vistas a la Barcelona. Toda la familia se quedó boquiabierta", cuenta García.

Jordi Puigneró, secretario de Telecomunicacions, Ciberseguretat i Societat Digital de la Generalitat, que posee un 22,85% del accionariado de la Torre de Collserola, asegura que se trata de una infraestructura estratégica en el siglo de la revolución digital. "Nació en la era analógica y se ha adaptado sin ningún problema a la digital", concreta Puigneró.

TRES MIL TONELADAS

El encargado de supervisar las complejas obras que conllevaron entre 1991 y 1992 a la construcción de esta torre de 3.000 toneladas fue el ingeniero industrial y arquitecto Ramon Pedrerol, que trabajó conjuntamente con la empresa de ingeniería británica Ove Arup. "Sigue siendo la torre arriostrada más esbelta", considera Pedredol, quien destaca que, cuando se estrenó, fue una innovación en las construcciones de altura. "Su silueta se inspira en las tradicionales torres de televisión con fuste de hormigón y los mástiles metálicos sujetos por tirantes propios de las antenas de radiodifución", describe el ingeniero. 

Pocos se acuerdan hoy de que en 1986, la ubicación inicialmente prevista para la Torre de Collserola tuvo que cambiarse por cuestiones medioambientales. Se desestimó el emplazamiento en el paraje de la Font Groga por un informe sobre el impacto ecológico realizado por Oriol de Bolós, catedrático de Botánica de la Universitat de Barcelona.