una vecina de nou barris... Anne Morin, bailarina y coreógrafa

Anne Morin, coreógrafa: "Aquí no hablan por teléfono sino a gritos por el balcón"

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La cofundadora de la Escola de Circ Rogelio Rivel vive y trabaja en el barrio de Roquetes

La pedagoga, coreógrafa y bailarina Anne Morin, bajo la carpa de la Escola de Circ Rogelio Rivel, en las Roquetes.

La pedagoga, coreógrafa y bailarina Anne Morin, bajo la carpa de la Escola de Circ Rogelio Rivel, en las Roquetes.

CARME ESCALES / BARCELONA

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"En un barrio, me gusta poder saludar a los vecinos, en la calle y en los comercios. Aunque no sepas cómo se llaman, para mí eso ese saludo y esa charla espontáneos es lo más importante del lugar en el que vivo", explica Anne Morin, una bailarina nacida en Arras, la capital del departamento de Pas-de-Calais, en el norte de Francia, en 1957.

Fue la danza la que le hizo descubrir Barcelona, hace 25 años. "Fue durante una gira, y ya entonces me gustó lo franca que me pareció la gente aquí. Los franceses, muchas veces, somos muy formales", compara Anne Morin. Es vecina del barrio de las Roquetes desde el año 2005, cinco años después de que se levantara, por primera vez, la carpa de la Escola de Circ Rogelio Rivel, la única escuela de circo profesional de Catalunya. Morin es una de sus fundadoras, y es parte de su equipo de coordinación pedagógica.

FUSIONES DE ARTE

Precisamente por haber sido una de las personas que ayudaron a levantar la carpa de circo que es hoy centro oficial de enseñanza de las disciplinas circenses, Anne Morin se siente en ella como en casa. Porque, además, bajo la lona pasa casi más horas de las que tiene un reloj. Vive a tan solo cinco minutos a pie de esa carpa y, salvo algunas clases que imparte en el barrio de Gràcia, en Nou Barris pasa la mayor parte de su existencia. Ahora en julio, la carpa es aula de diferentes talleres intensivos o ensayos individuales de estudiantes o profesionales del circo que llegan a Barcelona desde otros países.

El circo ha traído vida en el barrio. "Hemos plantado árboles alrededor de la carpa", dice Morin. Ella llegó para aportar bajo la carpa su experiencia como bailarina profesional. "Me gusta continuar trabajando en las dos disciplinas", declara. "Estamos en un momento en que necesitamos fusiones de arte, y participar en ello me apasiona mucho -dice-. No nos quedamos en la técnica de circo, vamos a la creación de lenguajes propios de otras técnicas". Ahora ya piensa en una pequeña creación con seis alumnos para llevar, a finales de octubre al Festival Circa, en Auch, una población francesa cerca de Toulouse. Allí se dan cita cada año escuelas que presentan piezas cortas, y que este año celebra sus 30 años.

RUIDO Y EXCREMENTOS

Las vistas al mar desde su vivienda en Nou Barris -"un mar urbano", precisa Morin-, pero, en definitiva, el Mediterráneo, y la proximidad de Collserola, donde sale a caminar, compensan bastante, aunque no borran de su mente, la gran cantidad de excrementos con los que el vecindario de las Roquetes convive a diario. "Hay un camino que parte de cerca de casa, precioso, con arbustos y naranjos, pero todo el camino está sembrado de mierda de perro", lamenta la vecina, fascinada por los colores que flores y plantas aportan al barrio. "Sobre todo en primavera, cada calle tiene su color, es maravilloso y te anima los días-dice-. Lástima que haya miles de perros también. Me gustan, pero cuando ves lugares que podrían ser idílicos y están sucios por culpa del incivismo, sabe mal. Hay quien se esfuerza, pero otros pasan de todo. Hay que concienciar a esos incívicos, que sepan que el excremento no es abono".

Otro detalle del que es consciente esta vecina es que vive en un barrio ruidoso. "Aquí no se llaman por teléfono, se gritan por el balcón. De repente, escuchas conversaciones a pleno pulmón, de balcón a balcón. Pero eso es parte de la personalidad del barrio, y gracioso siempre y cuando no sea de noche", concluye Morin.

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