NUEVAS TECNOLOGÍAS

La ciudad inteligente comienza a tomar forma

Barcelona ya aplica soluciones 'smart' a la gestión urbana y prevé nuevos proyectos

Semáforo de luces LED.

Semáforo de luces LED. / ARCHIVO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando se habla de una smart city se suele hacer en términos de futuro. Sin embargo, la aplicación de soluciones tecnológicas inteligentes para mejorar la gestión de una ciudad e incrementar la calidad de vida de sus ciudadanos es ya una realidad, al menos en una primera fase. Barcelona representa un buen ejemplo de ello. La capital catalana es la primera localidad española y la octava europea en utilizar estas nuevas herramientas de gestión, que deben ayudar a construir barrios productivos, que avancen a una velocidad humana, interconectados, ecoeficientes y autosuficientes energéticamente. Para liderar esta transformación paulatina, el ayuntamiento ha creado el área de Hábitat Urbano, que debe liderar el proceso en los próximos 40 años. 

Una ciudad inteligente no es solamente un conjunto de innovaciones tecnológicas, sino más bien un concepto: un espacio urbano capaz de garantizar a la ciudadanía calidad de vida, mejora social y valor añadido a los barrios, liberando todo el potencial de la economía verde y el desarrollo sostenible a favor de una metrópolis que genere ella misma la energía que necesita y donde la naturaleza tiene un papel destacado para generar equilibrio. La gestión smart abarca diversas áreas tanto a nivel de medioambiente, energía y transporte, como en materia de una relación más transparente y directa con el ciudadano o el fomento de la innovación, la creatividad y el talento.

Rastreando por Barcelona ya se pueden encontrar toda una serie de elementos que podrían ser definidos como inteligentes, algunos relacionados directamente con el uso de las nuevas tecnologías y otros que pertenecen a la parte más conceptual. Por ejemplo, más de 50.000 casas cuentan con servicio de teleasistencia especialmente orientado a personas mayores, existen más de 8.500 dispositivos integrados en semáforos para facilitar el cruce a personas con deficiencias visuales, se ha instalado más de 800 puntos de la red de wifi ciudadano, se han desplegado 50 sensores en diferentes puntos del Eixample para medir el tiempo de los recorridos urbanos, los barrios del 22@ y la Vila Olímpica cuentan ya con 19.500 contadores de la luz inteligentes, el Fòrum y la Zona Franca dispone de una red de frío y calor de 14 kilómetros, 1.155 farolas están dotadas de bombillas LED, los edificios públicos incorporan elementos de autoproducción energética, 77 fuentes ornamentales están controladas telemáticamente…

A ESCALA DE CIUDAD. El ayuntamiento, además, contempla toda una serie de proyectos smart a gran escala que irá poniendo en marcha en los próximos años. Entre ellos, un plan director de iluminación que marcará los criterios de aspectos como la temperatura del color, niveles y contrastes, así como un plan de autosuficiencia energética que sirva para implantar un sistema que permita proveer a los edificios de la energía térmica necesaria para su climatización añadiendo criterios de eficiencia energética. También tiene previsto dotar a toda la ciudad de una gestión inteligente de los recursos hídricos tanto a nivel del uso de las aguas subterráneas como de un consumo racional en los servicios públicos como el riego y las fuentes a partir del telecontrol. Actualmente, el 40% de los parques disponen de un sistema centralizado de riego, con 2.500 sensores y 460 actuadores en el alcantarillado.

Una movilidad sostenible forma parte de los pilares fundamentales de una ciudad inteligente, y también existen proyectos que empujan hacia esta dirección. De esta forma, se quiere convertir el vehículo eléctrico en el modelo de transporte individual y colectivo de referencia en Barcelona, facilitando sistemas de transporte de cero emisiones y mínima ocupación del espacio público. También se seguirán desarrollando iniciativas de aparcamiento inteligente, desde la señalización para guiar a los conductores hasta una plaza libre hasta nuevos sistemas de aprovechamiento para el uso público en aparcamientos privados. El sistema de transporte público ya ha comenzado a implantar la red octogonal de autobuses, que mejora la movilidad y facilita el ahorro.

DATOS COMPARTIDOS. Otro de los aspectos que definen la esencia de una smart city es la disposición de datos abiertos tanto para medir diversos aspectos de la ciudad como para generar aplicaciones que supongan una mejora para los ciudadanos, el uso de plataformas para compartir la información y una relación más abierta entre ciudadanos y administración. En este sentido, el proyecto del O-Government prevé exprimir el potencial de los dispositivos móviles para facilitar la interacción entre los ciudadanos, los procedimientos administrativos y los servicios de la ciudad. De hecho, Barcelona es la primera localidad europea que disfruta de una oficina virtual de Atención Ciudadana; un quiosco dotado de todos los mecanismos necesarios para gestionar cualquier trámite a través de un sistema de telepresencia.