EL CLÁSICO

Reventa, curiosos y muchos aficionados árabes en los alrededores del Bernabéu

Con tranquilidad y gran presencia policial se ofrecen entradas para la última gradería a 300 euros

Policías armados a caballo en las inmediaciones del Bernabéu horas antes del inicio del clásico Madrid-Barcelona.

Policías armados a caballo en las inmediaciones del Bernabéu horas antes del inicio del clásico Madrid-Barcelona. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / MADRID

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A apenas 500 metros del estadio Santiago Bernabéu, enfrente de la famosa estación madrileña de Nuevos Ministerios, nadie diría que esta tarde se disputa en la capital de España el clásico Madrid-Barcelona. Domina la fluidez y hasta se puede emplear el calificativo de escasa a la hora de cifrar la presencia de público en los establecimientos comerciales de la zona.

Sin embargo, cuando tras un paseo de 10 minutos se llega al escenario del encuentro de fútbol todo cambia de repente, aunque con el denominador común de una tranquilidad absoluta que hasta permite a los seguidores del Barça —mayoritariamente llegados de diversos países árabes— pasear con las camisetas azulgranas sin ningún tipo de contratiempo. La policía, que se deja ver, que tiene sus furgonetas aparcadas en el Paseo de la Castellana, observa junto a los puestos ambulantes de bufandas y banderas, donde predomina el color blanco y las enseñas españolas donde no falta el clásico toro de Osborne.

Tampoco enturbian esta especie de espera tensa las numerosas televisiones, locales y extranjeras, que van conectando casi al instante. Hay unos chicos disfrazados con mascotas del Barça y el Madrid que se ganan unos euros con los selfis de los curiosos que se fotografían con ellos.

RESTAURANTES LLENOS

Curiosamente, y pese a las extraordinarias medidas de seguridad, los revendedores se pasean por la calle de Concha Espina y ofrecen entradas para el clásico. “¿Son entradas o carnets”, se le pregunta a un revendedor. “Tengo entradas, de la última galería, a 300 euros”, responde. A su lado unos jóvenes se fotografían en grupo. Se les pregunta de dónde son y se asustan. Se les insiste. “Somos de Palestina”. 

Los bares y restaurantes están llenos, en este caso, con aficionados del Madrid que quieren comer cerca de su estadio. “Lo único que cambia es que no nos dejan poner vasos de cristal y deben ser de plástico y los platos son de cartón. Pero la calidad es la misma”, indica la camarera del restaurante Six, situado enfrente de la puerta 44 del estadio Bernabéu.