VUELVE LA CHAMPIONS

Pochettino, el enemigo íntimo del Barça

El técnico del Tottenham se verá las caras en Wembley con Valverde, el entrenador que puso fin a su carrera como futbolista

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zentauroepp45258236 soccer football premier league huddersfield town v totte181001202219 / REUTERS / ANDREW BOYERS

Rafael Tapounet

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Es probable que no exista en el fútbol de élite un entrenador que viva con un antagonismo más explícito su relación con el FC Barcelona que Mauricio Pochettino. Solo Jose Mourinho se le acerca. Pese a afrontar ya su séptima temporada en la Premier League, el técnico del Tottenham Hotspur no deja pasar ninguna ocasión de exhibir su condición de españolista orgulloso y de airear el sentimiento de animadversión que le suscita el club azulgrana. Lo ha hecho en numerosas ocasiones, rozando incluso el menosprecio (como cuando aseguró que preferiría volver a Argentina y trabajar en la granja familiar que entrenar en el Camp Nou), y lo ha vuelto a hacer en vísperas del partido de Champions, al aprovechar una entrevista publicada en 'Marca' para insistir en que, "siendo perico", le motiva especialmente ganar al Barça.

Cabe suponer que parte de la motivación se deberá también a la falta de costumbre. En los nueve enfrentamientos directos con el Barcelona que ha vivido como entrenador, siempre con el Espanyol, solo una vez se llevó Pochettino la victoria (de los otros ocho partidos, perdió cinco y empató tres). Mucho menos nutrido es el registro histórico de los emparejamientos entre el Tottenham y el Barça, que consta de dos únicos partidos: los de las semifinales de la Recopa de 1982. En el encuentro de ida, disputado en White Hart Lane, se produjo un empate a uno (marcó Antonio Olmo); en la vuelta, en el Camp Nou, victoria azulgrana por la mínima con gol de Simonsen. Aquel año, por cierto, el Barcelona se proclamó campeón de la competición al batir en la final al Standard de Lieja (2-1).

En el relato biográfico de Guillem Balagué 'Un mundo nuevo. Diario íntimo de Pochettino en Londres' (Contra), el técnico argentino recuerda que cuando Luis Enrique anunció que abandonaba el banquillo del Barça su nombre apareció entre los candidatos a ocupar la plaza. “Lo primero que pensé es que algo estamos haciendo bien para que se nos tenga en cuenta –señala-. Otra cosa es si la historia es cierta. O si yo aceptaría un posible acercamiento, por el momento en el que estoy y por el club en cuestión. El Espanyol era mi club, así que nunca podría ir al Barcelona”.

Colgar las botas

El 'sheriff de Murphy' llegó al Espanyol en 1994 procedente de Newell’s Old Boys y defendió la camiseta blanquiazul hasta que en el 2000, después de levantar la Copa del Rey, fue traspasado al PSG. En el 2004 regresó al conjunto perico y jugó una temporada y media más antes de colgar las botas. No fue una decisión voluntaria. Después de un año convulso en el que el equipo, dirigido por Miguel Ángel Lotina, volvió a conquistar la Copa del Rey y estuvo en un tris de bajar a Segunda, llegó un nuevo entrenador que apartó a Pochettino del equipo. Su nombre era Ernesto Valverde.

Así lo relata el propio técnico argentino en 'Un mundo nuevo': “En el verano de 2006, Ernesto Valverde llegó al Espanyol y decidió que no me quería para el próximo año porque creía que yo manejaba el vestuario. En realidad era todo lo contrario. Al entrenador anterior, Miguel Ángel Lotina, lo defendí aun en situaciones en las que yo no estaba de acuerdo. […] Pero en el fútbol hay gente que vive de la confusión, y a veces no sabes quiénes son los buenos y quiénes los malos. Lo hablé con Valverde. Me costó aceptarlo, pero con el tiempo lo entendí. […] Le vi tiempo después y le dije: “Muchas gracias por no haberme dejado seguir un año más”. Si no me hubiera empujado a dejar el fútbol, hoy seguiría arrastrándome por el campo de juego”.

Doce años después, los destinos de ambos vuelven a cruzarse. Será el miércoles en Wembley (el nuevo estadio del Tottenham está aún en obras), en un duelo decisivo para las aspiraciones de los Spurs en la Champions tras la derrota sufrida ante el Inter en la primera jornada. Parece motivación más que suficiente. Pero Pochettino, el enemigo íntimo, no necesita estímulos para desear batir al Barça. Con todas sus fuerzas.