La gala del Balón de Oro

Oro para todos

Los premiados posan para la prensa, ayer en Zúrich.

Los premiados posan para la prensa, ayer en Zúrich.

MARCOS LÓPEZ

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Cuando Leo Messi se convirtió en mito tuvo la grandeza de tenderle la mano a quien en cada partido le pone una alfombra roja para que él desfile como solo puede hacerlo en el Barça. El oro de Leo también fue ayer para Xavi, pero la Pulga sigue dando saltos por la historia. Anoche, en Zúrich, y mientras recibía el tercer Balón de Oro consecutivo, entraba en el Olimpo de los grandes del fútbol, igualando a Platini, el único que repitió este galardón tres veces en la década de los 80. Pero Messi solo tiene 24 años y seis meses. Ya mira a los ojos de Cruyff y de Van Basten, las otras dos grandes leyendas europeas, y tiene el derecho a sentarse en el mismo trono que ocuparon antes Di Stéfano, Pelé, Maradona y Johan.

El fútbol del siglo XXI pertenece a este joven argentino y es patrimonio del Barça de Guardiola. Un equipo con alma, el único que tiene nueve Balones de Oro en toda su historia. Un equipo cuyo fútbol le ha hecho inmortal, pese a que le queda mucho presente por delante.

«Es un honor, un grandísimo honor y un placer conquistar este tercer Balón de Oro», dijo un emocionado Messi, más preparado para besar esa pelota dorada que hace un año cuando imaginó que le pertenecía a Iniesta, el héroe de la España campeona del mundo, o al artístico fútbol del Barça que está grabado en el prodigioso cerebro de Xavi. Cuando Ronaldo, sí era Ronaldo, pese a su desfigurado rostro y a que su cuerpo no recordaba ni un signo de aquel delantero explosivo y mortífero que impulsó a Brasil, le dio el Balón de Oro a Messi, Guardiola, sonrió. Y no solo por Leo sino porque a su lado, con Ronaldo como único invitado (aunque ni él ni ningún madridista acudieron a la gala con el argumento del partido de hoy en Málaga), tiene dos escoltas que venera: Xavi e Iniesta.

NOCHE DE DEDICATORIAS / Ahí arriba, en el escenario, Messi demostró que también ha evolucionado. Ya nada le pilló de improviso. «Quiero agradecerlo y compartirlo con la gente que me votó, tanto jugadores como técnicos del Barça y de la selección argentina», explicó. «Sin ellos no habría conseguido ninguno de los dos anteriores», dijo antes de dirigir su mirada hacia la primera fila donde los ojos de Xavi brillaban. «Lo quiero compartir especialmente con mi amigo Xavi. Es la cuarta vez que estamos aquí juntos: 'Vos también te lo mereces'», le dijo la estrella argentina mientras su amigo parecía tener el corazón encogido. «Nada más, ojalá podamos conseguir muchas más cosas», añadió en su discurso con el balón en la mano.

«Estar a la altura de Cruyff, Van Basten y Platini es un honor, pero no es mi intención ser el mejor de la historia. Me preocupa más ser un ejemplo para jóvenes. Xavi y yo no estaríamos aquí si no fuera por los chicos, quiero dejarle cosas al fútbol», añadió mientras las votaciones ilustraban su aplastante dominio. Solo perdió el gol del año que fue concedido a Neymar, pero obtuvo el 47,88 % de los apoyos de seleccionadores, capitanes y periodistas de todo el mundo, doblando a Ronaldo (21,60%), y por delante de Xavi (9.23%), Iniesta (6.01%) y Rooney (2.31%). Guardiola también aplastó al ser coronado como el mejor técnico del año logrando el 41.92 % de los votos, mientras Ferguson quedaba segundo (15.61% ) y Mourinho, tercero (12.43%)

ENTRE SHAKIRA Y PELÉ / Al subir al estrado, tras abrazarse con Ferguson, Guardiola inició su discurso saludando a «Pelé, Piqué y su novia» Shakira, quien con un espectacular traje rojo compartía la primera fila con Sepp Blatter, el presidente de la FIFA. El dirigente hasta bailó el Waka waka con la novia del azulgrana. Tras compartir su premio con «sir Alex y míster Mourinho», Guardiola fue más allá. Empezó en inglés: «Quería acordarme de las miles de personas que durante 100 años han mantenido y desarrolla la idea de juego en nuestro juego», dijo Guardiola. Y acabó emocionado en catalán. «Quiero dedicar este título a Tito Vilanova, mi amigo, mi compañero, mi asistente, todo... Ahora no viene mucho con nosotros, pero está siempre con nosotros. Això, noi, va per tu».

No lloró Pep por fuera, pero sí por dentro. Como Messi, como Xavi. Como el Barça...

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