¿Quién cree en la remontada?

Leo Messi, al ataque, contra la Real Sociedad

Leo Messi, al ataque, contra la Real Sociedad / periodico

Jordi Puntí

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Hay partidos que son como una visita al psiquiatra. Llegan con toda su profesionalidad, serios, y más allá del resultado sirven para valorar el estado anímico del equipo. Así ha sido este sábado con la Real Sociedad, tras el descalabro de Turín, y el desarrollo del partido podía darnos tres posibles diagnósticos: bien, mal, o ni fu ni fa. De los tres, este último era el más temible, porque no nos permitía sacar conclusiones para el partido de Champions del miércoles. Al final, sin embargo, la victoria trabajada nos ofreció otra posible interpretación: ni bien, ni mal, o más bien que mal, o bueno, bastante bien. Como mínimo el Barça se comportó con cordura, con destellos de buen juego --con un Messi decisivo como siempre-- y además nos tuvo entretenidos durante los 90 minutos. Es cierto que durante toda la segunda parte el Barça jugó en el alambre, pero en ningún momento bajó su intensidad defensiva y supo convivir con el riesgo.

Así las cosas, la pregunta es: ¿podemos creer, otra vez, en una remontada? El ánimo no es el mismo de la primera ocasión, claro. Es como subir al Everest y tener que repetirlo porque las cámaras no habían captado la hazaña. Hay gestas que solo se producen una vez cada tantos años, y quizá deberíamos entender que la remontada en París será el principal recuerdo feliz de esta temporada, incluso por delante de los posibles títulos que aun pueden llegar. No habrá un trofeo que la represente en el museo, pero tendrá algo mucho más precioso: la memoria concreta de ese día, ese frenesí del ver para creer, de estar contemplado un momento histórico.

UN EQUIPO IMPREDECIBLE

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Por otra parte, ¿qué nos impide creer ahora? Muchos dicen que este Juventus es muy fiable, y es cierto que las cifras de goles recibidos en Champions (dos en ocho partidos) no invitan al optimismo. Pero antes de la vuelta con el PSG, también nos decíamos que ese equipo nos habían pasado por encima, y muchos situábamos a los franceses en la misma línea de progresión que el Juventus y el Bayern de Múnich. Si algo nos ha enseñado el Barça de esta temporada es que es impredecible, y que a una victoria sonora como la del Sevilla le sucede un batacazo sordo como el de Málaga, y vuelta a empezar.

El partido contra la Real Sociedad nos ha enseñado que estos jugadores tienen amor propio, y que actuaron todo el tiempo con seriedad, pero me pregunto si frente al Juventus no deberíamos recuperar ese punto de locura que piden las proezas imposibles...

EL CABALLO DE NIETZSCHE

Entre otras cosas, la ciudad de Turín es conocida por el episodio del caballo de Nietzsche. Un día, el filósofo va por la calle y ve a un cochero dando latigazos sin parar a un caballo que no quiere moverse. Nietzsche se pone a llorar, obliga al cochero a dejar el látigo y abraza el caballo por el cuello. Luego se va a casa, se queda en silencio durante dos días y de repente pronuncia una frase que se ha hecho famosa: “Madre ¡qué estúpido soy!”. Luego se volvió loco.

El Barça también volvió de Turín convencido de que había cometido una estupidez. Ahora habrá que ver si se entrega a la locura momentánea para sacar adelante la eliminatoria. Abróchense los cinturones, que nos subimos de nuevo a la montaña rusa.