Messi y Cristiano suavizan su relación

La gala de Zúrich confirma el acercamiento del delantero portugués al azulgrana

Messi y Cristiano escuchan relajados las preguntas en la rueda de prensa previa a la gala del Balón de Oro de Zúrich.

Messi y Cristiano escuchan relajados las preguntas en la rueda de prensa previa a la gala del Balón de Oro de Zúrich. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Quizá el día de mañana, una vez se hayan retirado, se sienten juntos y se cuenten batallitas. Como dos viejos conocidos, si no llegan a ser amigos, y rememoren una época que han compartido, aunque siempre en bandos distintos, viviendo con sensaciones contrapuestas, cuando el triunfo de uno significó la derrota del otro.

La rivalidad ha impedido hasta ahora que pudieran confraternizar, pero tantas veces se han encontrado, tantas veces se han saludado y tantas veces han vivido la cara del éxito y del fracaso que al final se han aproximado. La gala de Zúrich confirmó un acercamiento entre Cristiano Ronaldo y Leo Messi. Era la octava vez que se reunían en Suiza con idéntico motivo: saber quién era el mejor. Gana Messi 5-3, y Cristiano ahora parece aceptar la superioridad del rival.

GUARDANDO LAS DISTANCIAS

Algo que no sucedía en años anteriores, según personas que habían asistido en otras ocasiones al encuentro entre ambos fuera del terreno de juego. Y de los focos. Cristiano era quien guardaba las distancias. Se sabía, en los años plomizos que impuso José Mourinho en Madrid, que aludía a Messi llamándole El enano. Cristiano ha asumido ya la grandeza del también llamado La pulga, convencido de que ese ser es El Extraterrestre.

«Si Leo jugara de pivote o de central, también sería el mejor de todos los tiempos. Es el jugador total», opina Luis Enrique. «Le queda mucha cuerda, muchas alegrías y muchos Balones de Oro por darnos», añade el técnico, recordando los 28 años del astro.

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ADMISIÓN DE SUPERIORIDAD

La señal evidente de que Cristiano se ha relajado se observó antes de la gala. «Su pierna izquierda es un poco mejor que la mía», afirmó, en la primera admisión pública de la superioridad de Messi en un aspecto. En realidad, fue la segunda: también reconoció que había contraído más méritos para levantar el trofeo del 2015.

Antes se habían producido más gestos que insinuaban el acercamiento de Cristiano a Messi, y no al revés porque el azulgrana nunca se mostró distante ni rehuyó el saludo, ni apeló al rival de forma peyorativa. El año anterior, el hijo de Cristiano quiso saludar a Messi antes de la gala. Cristiano júnior no viajó a Zúrich esta vez. Papá no le llevó para evitar que contemplara la derrota. O la victoria de Thiago Messi, sentado sobre el regazo de su abuela y al lado de Antonella Rocuzzo, a quien Cristiano también saludó.

ASPEREZAS CON ALVES

El madridista solo tiene asperezas con Dani Alves, a quien le negó el saludo en Zúrich, según algunas fuentes, por unas declaraciones del defensa tras el último clásico (0-4) en las que resaltó el victimismo de Cristiano. Ellos siempre chocan sobre el césped. Con Messi, que nunca tuvo en cuenta comentarios, gestos y choques, llegan hasta a bromear. 

    «Mi idea es terminar en mi casa, y mi casa es el Barcelona, aquí es donde me han visto crecer». Messi escribió en Facebook su sentido de pertenencia al Barça. De Cristiano se desconoce el futuro. «Ahora no nos paramos a pensar en lo que estamos haciendo, uno lo valora más cuando ya no juega», compartió, reiterando su agradecimiento a familia,  amigos, compañeros y aficionados. No nombró a Cristiano, que también le exige ser cada día mejor.