Messi, 10 años de 'hat tricks'

El argentino marcó a Casillas el primero de sus 37 tripletes hace ahora una década y se ha consumado como un gran goleador

Messi, hace ahora una década.

Messi, hace ahora una década.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Ahora que el tonto, con perdón, del francés Raymond Domenech ha dicho que Leo Messi está acabado, va la Pulga y participa decisivamente en una remontada mágica. Justo el día que, faltándole al respeto, se anuncia que Neymar ya está para ocupar su trono. Y todo ello cuando se cumple el décimo aniversario de su primer triple, mira por dónde, frente al Real Madrid. El primero de sus 37 'hat tricks', incluidos póquers y un repóquer, en una muy fructífera carrera como goleador.

Padeció ese primer ‘hat trick’ Iker Casillas. Fue el 10 de marzo del 2007. Un tanto de Messi en el minuto 91 permitió al Barça empatar el clásico en el Camp Nou (3-3). El argentino igualó un partido que se le había puesto muy cuesta arriba a los azulgranas después de la expulsión de Oleguer. Con 10 jugó toda la segunda parte el Barça. Pero el ‘10’ de 'D10s', todavía con cabellera larga, se bastó para impedir el triunfo del equipo blanco que dirigía entonces Fabio Capello. Ese día, por cierto, también marcó Sergio Ramos.

Desde entonces, Messi se ha hecho más sabio y más jugador, pero nunca ha dejado de ser un gran goleador. Faltan aún 12 jornadas de Liga y el 'crack' argentino ha vuelto a lograr al menos 20 goles, cosa que lleva consiguiendo en las nueve últimas temporadas

COMO UN DELANTERO.

La Pulga es omnipresente en la alineación azulgrana y hace lo que quiere sobre el terreno de juego. Eso sí, el Barça lo necesita, no como galvanizador de su juego o líder del equipo, sino como autor de goles decisivos. «Yo lo sigo viendo como un delantero, como un goleador, no como un centrocampista», insiste Luis Enrique, que no tiene reparos en reconocer que el Barça depende de los goles de Messi. «Y ojalá sigamos dependiendo de él muchos años más».

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«Messi es Maradona todos los días», dijo en una ocasión Jorge Valdano. «Messi te proporciona un salto de calidad tremendo, no solo con su juego o desequilibrio, sino también con sus goles», añadió, hace un par de años, César Luis Menotti. «Los que intentan comparar a Messi con Maradona son unos boludos que pretenden hacerse los originales y no entienden nada». «No tolero que no valoren a Leo porque no ha ganado aún un Mundial», dijo, en enero pasado, Diego Armando Maradona a la TyCSports TV.

ÚNICO E IRREPETIBLE

Son muchos los que consideran, especialmente por su capacidad de generar fútbol, a Messi como algo único que no admite comparaciones. «Siempre he admirado a Messi y es un honor competir con los mejores», dijo Cristiano Ronaldo al recibir el Balón de Oro del 2013.

Quique Sánchez Flores, entrenador del Espanyol, felicitó al Barça tras una derrota en casa y a Messi e Iniesta por cómo son y juegan. «Leo es el único jugador del mundo que, si se lo propusiera, podría hacer un hat-trick en cada partido». Para Sánchez Flores, «Messi es capaz, él solito, de cambiar un partido. Junto a Iniesta, son un ejemplo, por eso les di la enhorabuena por su humildad, porque, cuando les pegan, ni se tiran, ni se quejan….son impresionantes». Eso sí, luego las redes sociales le obligaron a matizar sus elogios. Una lástima, la verdad.

La capacidad de Messi para hacer daño, para romper las defensas, para encontrar huecos donde hay muros, para marcar el gol decisivo, para salvar a su equipo, es lo que más admiran de él muchos entrenadores. Pep Guardiola siempre ha dicho que «Leo es único e irrepetible. Esperemos que no se aburra nunca y recomiendo al Barça que sea lo suficientemente inteligente como para rodear a Messi de los jugadores ideales para su fútbol».

«Messi es una debilidad sobre la que todos opinamos igual», sentencia el argentino Marcelo Bielsa, ahora en el Lille francés. «Solo diré una cosa», dijo Diego Cholo Simeone, en enero del 2015, tras ser eliminado de la Copa por el Barça de Messi (2-3, en el Calderón): «Messi solo es más peligroso que el trío Cristiano, Benzema y Bale». «Es un goleador tremendo», afirma Pepe Mel, técnico del Deportivo, que este domingo se enfrenta al Barça en Riazor. «Está ocho o nueve escalones por encima del segundo mejor del mundo. No está en el partido, la coge y adiós».

UN JUGADOR DE PLAYSTATION

No es solo la admiración y los elogios que lanzan sobre él los técnicos, también están las loas que sus propios compañeros de profesión y, sobre todo, clones con el 9 a la espalda, dicen de él. «Para mí, Messi es un jugador de PlayStation, único. No sé si alguna vez veremos otro jugador hacer las cosas que hace Messi», pregonó, en diciembre pasado, el soberbio Zlatan Ibrahimovic, ahora en el Manchester United. «¡Qué caray!», proclamó, en mayo de 2011, su colega Wayne Rooney. «¡Messi es el mejor jugador de todos los tiempos! Jamás volveremos a ver algo igual. Miren, Xavi e Iniesta destrozan las piernas de los contrarios por su manera de mover el balón, obligándote a perseguirlo sin sentido, agotándote, pero Messi te gana los partidos. Messi es el que te mata con sus goles».

Los que lo padecen como delantero, como goleador, como jugador desequilibrante, reconocen que Messi es mucho más que un Pichichi, siendo, como se comprueba por las estadísticas de las últimas nueve temporadas, un auténtico cazagoles. «Messi es el jugador más temido», reconoció Sergio Ramos, en abril de 2010. «Lleva años, y así seguirá, jugando a un altísimo nivel. Hay que quitarse el sombrero».

"Para mí, Messi ha sido el mejor delantero al que me he enfrentado en mi carrera deportiva, el mejor", sigue diciendo, ahora desde Oporto, el impresionante Iker Casillas. «De Messi, lo que me encantaría tener es esa facilidad que tiene para hacer las cosas como si no fueran con él, es decir, con normalidad, con naturalidad, con sencillez, es algo increíble, tanto cuando dribla como cuando pasa o chuta», reconoce el francés Antoine Griezmann, tras compartir el último podio del Balón de Oro con Cristiano Ronaldo y la Pulga, que, casi sin quererlo, va camino de su quinto Pichichi, otro sencillo logro.

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