LAS CLAVES

El análisis táctico del Barça-Betis: Malcom, un zurdo en la izquierda

La entrada del delantero brasileño cambia el perfil del Barça ante el Betis pero no justifica la debacle defensiva

Malcom, encerrado entre Junior y Bartra, antes de ser sustituido en el Barça-Betis.

Malcom, encerrado entre Junior y Bartra, antes de ser sustituido en el Barça-Betis. / periodico

Joan Domènech

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1. Malcom altera el ecosistema

La incorporación de Malcom en el once titular (lesionado Coutinho y castigado Dembelé) alteró el ecosistema del Barça y su comportamiento habitual en ataque. Con y sin Messi, la otra novedad de la alineación, a lo que no está acostumbrado el equipo es que un zurdo ocupe la banda izquierda como extremo. No lo era Coutinho. Ni Neymar. Ni Turan ni Pedro ni Villa ni Henry, los habitantes de la última década. Diestros a pierna cambiada.

Malcom fue como un cuerpo extraño, aunque en el amanecer del partido dio verticalidad. Pero dejó de recibir juego a medida que Messi iba entrando en calor. Y, lo que es peor, tampoco lo recibió Alba. Malcom fue un tapón que obstaculizaba el espacio por donde progresa el lateral, que no llegaba a la línea de fondo.

Perdida la conexión Messi-Alba, el equipo no supo organizar un dispositivo parecido en la otra banda, donde Sergi Roberto avanza mucho mejor que retrocede. Desde la marcha de Alves, el costado derecho está abandonado. Valverde retiró a Malcom y colocó a Munir, otro zurdo, aunque no jugó abierto permitiendo que Alba le doblara. El defensa apareció y provocó el penalti del 1-2.

2. El estrés de jugar uno contra uno

El Betis no cambió ni un ápice su osado planteamiento táctico, una copia adaptada al del Barça, aunque con una distribución táctica diferente. Quique Setién, un devoto del cruyffismo, plantó tres defensas, con cinco centrocampistas y dos puntas, y obligó a sus hombres a rasear el balón desde atrás.

Los dos equipos salieron a presionarse mutuamente en uno contra uno y en zonas muy avanzadas del campo, lo que ejerce un alto estrés en cada futbolista. El fallo individual es muy evidente. El Barça pasó por dificultades nunca vistas, y menos en el Camp Nou; las penalidades del Betis duraron mientras los azulgranas fueron constantes en la presión, pero la abandonaron antes. El espíritu de sacrificio físico, de correr sin balón, es menor que el de los béticos.

"El Barça sufre sin balón y le cuesta recuperarlo", explicó Setién al final del partido, incidiendo en el (conocido) talón de Aquiles azulgrana.

3. La excesiva candidez defensiva

Encajar cuatro goles denuncia un lamentable balance defensivo. La candidez del Barça fue excesiva como para abrigar esperanzas de ganar un partido con tantos goles recibidos. El Betis supo golpear en momentos oportunos (tres minutos después del 1-2 y el 2-3) pero no fue ese el principal inconveniente.

El primer gol bético llegó en un duelo entre Junior y Sergi Roberto ante la mirada de dos defensas del Barça; el segundo fue un contrataque de cuatro contra cuatro que quedó resuelto antes de que los tres centrocampistas azulgranas (Rakitic, Busquets y Arthur) pisaran el área propia; el tercero fue un error de Ter Stegen y el cuarto fue otro centro desde la banda derecha con dos rematadores a dos metros del portero alemán.

"Nos han llegado bastantes sueltos", reconoció Valverde, extendiendo la responsabilidad de defender a los centrocampistas. Ninguno de los tres titulares acabó el partido. Primero quitó a Arthur por Arturo Vidal -"nos faltaba intensidad", dijo Valverde- y luego dio entrada a Aleñá para sustituir a Busquets. Rakitic fue expulsado. Y el Barça volvía perder en casa dos años después.