ENTREVISTA CON EL TÉCNICO DEL GIRONA

Machín: "Llegué a Girona con una mano delante y otra detrás"

Marcos López / Joan Domènech

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Pablo Machín (Gómara, Soria, 7 de abril de 1975), ha conducido al Girona hasta las puertas el Camp Nou desde el fondo del abismo. Desde el último lugar de la clasificación de Segunda A que ocupaba cuando asumió el cargo en marzo del 2014, con dos promociones de ascenso frustradas hasta el triunfo en la tercera, el pasado mes de junio.

-Antes de ser entrenador, ¿qué tipo de jugador era? Lo que llaman un futbolista polivalente,  que es bueno para algunas cosas y que por otras es muy malo porque, al final, no te ponen en ningún sitio. Siempre fui más central que lateral derecho, más tipo carrilero. Empecé la pretemporada con el Numancia jugando de central derecho, y luego fueron fichando a gente un poquitín mejor que yo y me fueron desplazando. También jugué de pivote defensivo.

-No proviene usted de una zona ni de una familia futbolística. ¡Qué va! De una familia de campesinos. Mi padre era agricultor. Y yo también. A veces porque ayudaba a mi padre y otras porque él me decía: ‘Para que aprendas lo que es ganarse la vida’. A veces, iba al campo por devoción, me gustaba, a recoger la cosecha, a sembrar…

-Facilidades para el fútbol, pocas. A mí padre no le ha gustado mucho el fútbol. Ni a nadie de mi familia. En mi pueblo no ha habido nunca un equipo, solo una pista polideportiva de cemento. Pero a mí siempre me gustó mucho. Desde pequeño. Destacaba en todos los deportes en el pueblo. No es por darme de bueno, pero si eres coordinado ya destacas, juegues a fútbol o a baloncesto. Al establecernos en Soria por motivos familiares, un amigo me dijo de jugar con ellos en el colegio y más tarde a hacer una prueba con el Numancia.

"Vengo de una familia de campesinos. Mi padre era agricultor; yo, también. En Gómara, mi pueblo de Soria, no ha habido nunca un equipo de fútbol"

-Tenía 14 años. Entre el fútbol y el tractor no había dudas. Cuando tenía que ayudarle era para quitar piedras o cargar sacos de abono, un trabajo más físico. Eso no gusta. Entre el fútbol y la agricultura, estaba siempre el fútbol multiplicado por cien.

-¿Dónde jugaba en Gómara? Cuando construyeron el nuevo colegio hicieron una pista de cemento pulido, toda pintada, que nos parecía la leche. Jugábamos allí cuando nos dejaban los mayores. Si faltaba alguien, me decían de jugar con ellos. De pequeño en el pueblo era más Pablito; cuando llegamos a Soria, Machín.

-¿Cómo fue ese viaje del patio al Numancia? Unos amigos de otro colegio me pidieron que jugara con ellos. Como no éramos muy buenos, nadie protestaría. Uno de ellos jugaba en el Numancia, que entonces era el Soria CF y me dijo de ir a hacer  la prueba. Hasta acabar la EGB, aunque vivíamos en Soria, aún iba al colegio del pueblo. Mi padre me llevaba cada día en coche. Media hora de camino. Era a las seis. Ese día mi amigo llegó tarde, pero yo pensaba que fui yo el que llegué tarde y me fui corriendo al campo. Me senté en la grada esperándole. Me vio el entrenador y me chilló: 'Tú, ¿qué haces ahí?, Tienes la bolsa, cámbiate ya'. Ese fin de semana debuté. Era cadete y nos enfrentábamos a juveniles. Nos daban unas tundas…

-¿Y su amigo? No vino. Habrá corregido aquella impuntualidad. Es teniente del ejército del aire.

-¿Se acuerda del primer partido? En Almazán. Teníamos un entrenador durante la semana, Mariano Sanz, y en los partidos nos dirigía otro, Carlos Bermejo. Jugué de extremo izquierdo. Nos metieron bastantes. Más de cuatro.

-Dejó el fútbol por lesión. En la rodilla izquierda. Los cruzados. Después de operarme me la dejaron mejor de como la tenía. No hice la mili, sino que fui objetor, y durante la prestación social me saqué el título de entrenador. Como empecé a entrenar porteros con Lotina, utilizaba las dos piernas y le pegaba a la bola mejor que cuando era futbolista.

-Sacarse el título de entrenador denota ya inquietudes. Los entrenadores me decían que era un jugador tocapelotas, porque preguntaba por qué se hacían determinadas cosas, determinados movimientos… Al pasarme lo de la rodilla me di cuenta de que me gustaba tanto o más ser entrenador que futbolista.

"Tuve una lesión en la rodilla izquierda. De cruzados. Al pasarme esto me di cuenta de que me gustaba tanto o más ser entrenador que futbolista"

-¿Cuál fue su primer club? El colegio Calasanz, donde hacía la prestación. Me saqué la carrera de Magisterio y de Educación Física. Siempre he sido coherente y veía que no viviría de ser entrenador, sino de maestro. Solo el 0,05% de los entrenadores lo consigue.

-Usted lo ha conseguido. El fútbol son resultados. Todo esto de la formación son cuentos. Ascendí al Juvenil a Liga Nacional, mantuvimos la categoría y me dieron el filial de Tercera. Al acabar la temporada, me devuelven al Juvenil. Me dicen, entre otras cosas chorras, que la clasificación no había sido buena, que en lugar de octavos habíamos quedado duodécimos. Volví al Juvenil, volvimos a ascender y me volvieron a dar el filial.

-Y entrenaba a los porteros del primer equipo. Compaginaba las dos cosas. Con el filial nos metimos por primera vez en el playoff de ascenso a Segunda B y viví lo que nos pasó luego con el Girona y el Lugo: no subimos por un autogol nuestro en el descuento. Con el tiempo pensé que fue bueno. De haber subido, habría seguido, las cosas no habrían ido bien y me habrían echado; como no sucedió, pensaron en nombrarme el segundo entrenador del primer equipo.

"Me saqué  la carrera de Magisterio y Educación Física. Siempre he sido coherente y veía que no viviría de ser entrenador sino de maestro. Solo el 0,05% de los entrenadores lo consigue"

-De Gonzalo Arconada. Sí. En Segunda nos sale todo rodado  y ascendemos a Primera. Otra experiencia que he compartido con el equipo del Girona: no me di cuenta de la importancia de subir a Primera. No lo disfruté como debería haber disfrutado. Les dije: disfrutarlo porque igual no se repite en la vida.

-¿Por qué no lo disfrutó? No sé. Igual por ser de allí, por no hacer mucho el tonto. Me sentí cohibido, como si no hubiera sido tan mío al ser segundo entrenador.

-Aun siendo una gesta. ¿El Numancia en Primera? ¡Mucho más que eso! Ese año me sirvió para ir conociendo los campos, las sensaciones… Por Navidad estábamos cinco puntos por encima del descenso, estábamos entrenando desde principio de temporada al máximo. Con el tiempo, los equipos realmente buenos se pusieron a su nivel y cuando nos jugábamos el ser o no ser perdíamos porque eran mejores. Se notaba. Íbamos con carabina y los demás con escopeta.

-Ganaron al Barça en la primera jornada. En aquel entones era analista y era de los equipos que más habíamos visto. Habían jugado la previa de la Champions. Solo podíamos ganar a balón parado o con un contragolpe pillando las espaldas de los laterales. Lo hicimos al inicio del partido, cuando estábamos frescos. Bellvis hizo una carrera y centro pasado a Mario, que remató cruzado. Me acuerdo de la jugada. Hablando con Pep me dijo: ‘No hace falta que me la recuerdes que me acuerdo yo solo’.

-Ese Barça del triplete rozaba el descenso en la tercera jornada. Ni Pep ni nadie te dirán nunca que han pesando en perder nada, pero todos tenemos nuestro lado cagón. A los futbolistas les inculcamos ideas en positivo, en ganar y ganar y luego ya veremos, pero tú piensas: ¿Y si perdemos?

"Ser segundo de Unzué fue enriquecedor. Me enseñó la idea del Barça de juego de posición, de atacar bien y de forma ordenada para estar cerca del balón y recuperarlo antes"

-Por Los Pajaritos pasaron Arconada, Kresic, Unzué y Pacheta. Pacheta era el director deportivo cuando cesan a Kresic. Recién se había sacado el título. Fue muy honrado y me dijo: ‘Mira, quieren que coja el equipo. Yo tengo la ventaja de haber sido jugador profesional pero unas limitaciones en los entrenamientos. Te diré lo que quiero y tú decides cómo lo hacemos’. Esa responsabilidad fue una buena experiencia.

-¿Y con Unzué? Fue enriquecedor. Unzué enseñó la idea del Barça del juego de posición, de atacar bien y de forma ordenada para estar cerca del balón para recuperarlo antes. Me dejó margen para las acciones de balón parado, a los dos nos gustaba. Yo creo que le abrí un poco las miras a otras posibilidades, respecto a que el Barça es una cosa y los demás equipos y la Segunda son otro mundo.

-Usted ha ido aprendido con la práctica, sobre la marcha, no por estudiar. Haber tenido un banco de pruebas como la cantera del Numancia y haber sido segundo entrenador ha sido gratificante. Ha sido mi biblioteca particular. He cometido errores en una fase en la que no tenían repercusión y he aprendido de entrenadores sin que me afectara tanto si las cosas iban mal.

-Es un apóstol del 3-5-2, un sistema nada habitual en España. No tiene nada que ver el 5-3-2 de Lotina con el del Girona, quizá solo en la primera época cuando llegué, con el equipo último y a 9 puntos de la salvación. Cogí el equipo tras un 4-0 con el Sabadell jugando con diez. Si los dos entrenadores anteriores habían jugado con cuatro defensas y les había ido mal, algo tenía que cambiar. Ni que fueran las rutinas.

"En el Girona ahora estamos a años luz de lo que me encontré. Es de locos. Hay guión para escribir una película de suspense y que nos den un Goya" 

-¿3-5-2 o 5-3-2? A mí me gusta más decir 3-5-2, porque cuando estamos bien somos dominadores; si se ve así en el campo, es porque estamos jugando bien, porque nuestro lateral aprieta al lateral contrario arriba. Cuando hacemos 5-3-2 o 5-4-1 es porque nos dominan y nos defendemos.

-Una cosa son los números y luego como se ven sobre el campo. En el Girona el cambio debía producirse desde el primer momento. Al principio jugábamos como un equipo pequeño, defendiendo y saliendo a la contra. Ahora somos un equipo dominador que trabaja el juego de posición para adquirir más precisión en el pase ante rivales cerrados.

-Pocos equipos juegan así. El Chelsea lo hace más o menos igual; Alemania fue campeona con este dibujo, Holanda lo utilizó en el Mundial de Brasil, también Italia, la Juventus en el pasado…

-¿Cómo era el Girona cuando llegó? Yo llegué con una mano delante y otra detrás. Ahora estamos a años luz de lo que me encontré. Parece mentira que el fútbol pueda cambiar tan rápido. Hay guion para escribir una película de suspense y que nos den un Goya. Y que luego la lleven a los Oscar, y si allí los americanos entienden algo igual también nos lo dan.

-¿Pero qué había? Vine porque me llamó Oriol Alsina. Había dejado el Numancia llorando porque no veía el ambiente muy bien. Tenía la palabra del presidente para renovar, salvados a cinco jornadas del final y no quise acomodarme. La gente me decía que no tendría problemas para encontrar equipo, pero nadie me llamaba. De julio hasta marzo hice de padre, de amo de casa, aproveché para ver fútbol, iba a Madrid a ver partidos de Segunda, de filiales. A veces, tres partidos en un día.

-Se debió hacer largo… Al principio piensas: voy a desconectar, a oxigenarme, pero cuando llevas tres meses así…

-¿No recibía ofertas? Me decían que mi nombre andaba para ahí pero al final se decidían por Pepito o Fulanito. Mirabas su historial y veías tres descensos. ¿ Y  este cuando ha hecho las cosas bien?, me preguntaba.

-Y le llamó Alsina. Es una oportunidad envenenada, pensé. Pero acto seguido veía que sería una experiencia personal para comprobar si era capaz de hacer lo que había hecho en Soria. Quería que me vieran en un lugar donde no me conocieran.

-Empezó con dos derrotas. El primer partido fue contra el Murcia. Fallamos un penalti, llegaron una vez y nos metieron un gol. El segundo en Gijón. Nos pusimos 0-1 y nos ganaron 3-1.

-Llega el tercero contra el Alcorcón. Era el ser o no ser. Ganamos. Estaba contento, pero estaba solo. No conocía a nadie. Pensé en celebrarlo de alguna manera. Iba por el centro, vi que en el cine hacían ‘Ocho apellidos vascos’ y entré. Solo estábamos dos personas en la sala. Así celebré mi primer triunfo con el Girona.

-Salvó al equipo y se quedó. La gente saltó al campo, cantaba ‘Machín quédate’ y un poco a lo tonto, decidí quedarme. Pese a la cruda realidad que vivíamos. Donde dije digo, dije Diego.

"Estábamos en una ley concursal. No me podían pagar mucho. Me costeaban la casa, la luz, internet, el parking y tenía un pequeñito sueldo para vivir. No tuve ni prima por mantenernos en Segunda" 

-¿En qué sentido? Estábamos en una ley concursal. El administrador no quería ni ficharme porque suponía más gastos.  No me podían pagar mucho. Me costeaban la casa, la luz, internet, el parking y tenía un pequeñito sueldo para vivir. No tuve ni prima por mantenernos en Segunda… Quizá no se deba decir, pero fue así. Creía que la merecía pero me respondieron: ‘La prima es el contrato del año que viene’.

-¿Y cómo reforzaron la plantilla? Nos dijeron que habría un dinero pero al final no hubo ni un duro. Tuvimos que convencer, y ahí entra Quique Cárcel, a tres buques insignia como Jandro, David García y Juanlu para que se bajaran el sueldo para poder fichar a chicos de ¡Segunda B! Trajimos a Cifu, yo conocía a Lejeune, que estaba en un olvidado en un camping y al que convencimos para que volviera a jugar, pesqué a Sandaza a quien no querían en el Lugo con fama de polémico… Hicimos un equipo de supervivencia que fue un equipazo porque sumó 82 puntos. A un nivel y a una intensidad… Tenían unos huevos…

-¿Cómo les motivaba? No nos pagaban a tiempo. Le tranquilizaba: ‘Si realmente nos falta el dinero para pagar la hipoteca, nos buscamos la vida y ayudamos al que lo necesite de verdad. Si estamos todo el día entrenando, si nos falta tiempo para gastarlo. ¿Cuántos sabéis lo que es un plazo fijo? ¿O un fondo de inversión? ¿Ninguno, no? Pues pensad que tenemos tres meses en un plazo fijo que acabaremos cobrando aunque sea del fondo de compensación. Y si queremos seguir en el fútbol profesional, tenemos que hacer algo gordo.

"No nos pagaban, pero les tranquilizaba: 'Si realmente nos falta el dinero para pagar la hipoteca, nos buscamos la vida y ayudamos al que lo necesite de verdad"

-Lo gordo era… Lo gordo era mantenerse. Pero poco a poco nos decíamos: si hemos ganado a estos, podemos ganar a estos, y a estos. Y si hemos llegado hasta aquí, podemos llegar más lejos. Al final, casi ascendemos. Luego el club ya cambió y fichamos jugadores con el dinero que nos habíamos ganado nosotros en el reparto televisivo.

-Nada que ver con el Girona actual. Libertad deportiva siempre tuve. Con los nuevos propietarios mejoró la estabilidad económica. Una cosa es no cobrar hasta dos meses después y otra es cobrar el 25, antes de que acabe el mes… A ver si nos vamos a malacostumbrar...  El mensaje en el vestuario cambia entonces: ‘A esta gente que se porta así también les debes recompensar con tu trabajo. Si ellos cumplen, más nosotros’. Es de locos esto que hemos vivido en Girona, me vienen a la cabeza cantidad de cosas que hemos pasado, encuentros con el propietario anterior… Fueron episodios de película. Para un Goya, oigan.

 -Y Machín en el Camp Nou. Si me dicen todo esto hace dos o tres años o dos les habría dicho: ‘Oye tío, baja al suelo y olvídate de eso'. Nunca pensé en que viviría esta situación. Si quieres algo te lo debes trabajar; yo siempre me fijé retos ambiciosos, pero cercanos.

"Valverde ha sido capaz de revertir una situación muy negativa. Ha sido muy currada su carrera. Y muy meritoria. Le ha dado su sello al equipo. A veces, ha usado un 4-3-3, pero es habitualmente un 4-4-2 o un 4-4-Messi haz lo que quieras- y Suárez arriba"

-¡Qué opina de Valverde? Hagamos una reflexión: que pensaba el común de los mortales cuando sucedió lo de Neymar y dónde está ahora el Barça. El valor de Valverde es no haber dado más importancia a que se fuera uno de los buques insignia del equipo sin tener tiempo de poder fichar a nadie y con el sustituto que se lesiona a la primera. Ahora nadie habla de eso, solo de lo bien que lo hace el Barça, de cómo juega, de cómo ha ido encajando todas esas piezas, con números de récord. Ha sido capaz de revertir una situación muy negativa y de que el Barça siga siendo el equipo ganador de los últimos años. Y tiene pinta de que va a continuar esta temporada. Es un entrenador con un bagaje altísimo de buenos resultados, de hacer un año bueno y otro mejor.

-También le ha costado llegar. Ha sido muy currada su carrera, y muy meritoria. Le ha dado también su sello al equipo, empezando por el sistema. A veces, ha usado un 4-3-3, pero es habitualmente un 4-4-2 o un 4-4-Messi haz lo que quieras- y Suárez arriba.