Entrevista a Koeman: "Nunca pensé que haría feliz a tanta gente"

El 'héroe de Wembley' rememora a EL PERIÓDICO sus complejos inicios en el Barça antes del gol que le dio la primera Copa de Europa al club

Entrevista a Ronald Koeman

 Entrevista a Ronald Koeman por los 25 años de la primera copa de Europa del Barça / periodico

MARCOS LÓPEZ / Enviado especial

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«¿Tú, ves quién ha marcado? Yo no. Estamos muy lejos, no se ve nada desde aquí. Quizá haya sido Boniek», le preguntaba un joven y anónimo holandés a un amigo suyo en un caluroso verano de 1982. Ahí arriba, «en lo más alto del Camp Nou», estaba Ronald Koeman, con apenas 19 años, asistiendo como aficionado a un partido del Mundial de España entre Polonia y Bélgica (3-0).  Y sí, los tres goles fueron de Boniek. «Vinimos a pasar dos semanas de vacaciones a Roses, hicimos el trayecto en coche desde Groningen. Lo pasamos muy bien aquí». Conocieron luego Sarrià, donde asistieron ambos al Brasil-Italia (2-3), «con los tres goles de Rossi». Pero Koeman, que atendió a EL PERIÓDICO para rememorar el gol que cambió la historia del Barcelona para siempre, no volvió al Camp Nou hasta siete años más tarde. Recibió una llamada.

-¿Cómo volvió al Camp Nou? A final de 1988 me llama Cruyff. Cuando digo final de año es tal cual. Era el último día. Sí, en Nochevieja. Estaba yo en casa de mis suegros. Debían ser sobre las 10 de la noche o así. Johan estaba concentrado en Madrid con el Barcelona porque en Año Nuevo jugaban contra el Atlético.  No me esperaba esa llamada y menos en ese momento. 'Ronald, soy Johan. Te quiero fichar, ¿vienes?'.

-¿Era su primer contacto con el Barcelona? No. Un año antes, y después de un partido Utrecht-PSV, recibí la visita de Casaus. Al acabar, nos quedamos él, yo y mi agente, Gert Lagerdind, en el hotel Holiday Inn de Eindhoven. Aquella noche, Casaus me preguntó: '¿Quieres venir al Barcelona?' Mi respuesta fue clara. 'Gracias, me gustaría ir, pero prefiero quedarme un año en PSV. Aunque si queréis la próxima, entonces, sí'.

-Y así fue. Sí, pero desde la visita de Casaus a la llamada de Johan no supe nada más del Barça. Además, tenía otras ofertas, había equipos muy importantes de Europa que me querían: Juventus, Milan, Madrid...

"Eso no lo sabe mucha gente, pero el Madrid tuvo mucho interés en ficharme. Y peleó hasta el último momento. Pero yo lo tuve muy claro desde el  inicio. Era el Barça, sí o sí"  

-¿El Madrid? Sí, eso no lo sabe mucha gente, pero tuvo mucho interés y peleó hasta el último momento porque Beenhakker, que era el entrenador entonces, me quería. Pero yo lo tuve muy claro desde el inicio.

-¿No dudó? No, quería ir al Barça sí o sí. En aquella época se peleaban todos los grandes por mí. Pero fui al Barça por Johan, al que tuve un año en el Ajax,  y porque me gustaba el Barcelona.

-Pero lo pasó mal, ¿verdad? Sí, mucho más de lo que la gente se imagina. Empecé jugando de interior derecho en Valladolid. El día en que debutó Lucendo también. Pero el partido que no olvido nunca fue el de Mallorca, a finales de verano, con un calor terrible… Tenía a López Rekarte de lateral derecho detrás mío. Y todos los balones pasaban por encima de mi cabeza. Yo le decía: 'Dame la pelota bien, por favor'. Pero no había manera. Fueron momentos duros, los tres primeros partidos fuera de casa, fueron tres derrotas: 2-0 contra el Valladolid, otro 2-0 contra el Oviedo y el 1-0 del Mallorca. El Barça había pagado mucho dinero por mí y no iban bien las cosas. Aquello fue terrible. Ahora solo te acuerdas de las cosas bonitas. Pero no todo es así en la vida. Como siempre digo, para ganar la Copa de Europa hay también que pasar momentos de apuro en Kaiserslautern.

-¿Cómo lo superó? Por mi carácter. Soy muy fuerte mentalmente y, además, poco a poco, acabé jugando en mi posición. Además, tenía 26 años, no era ningún jovencito. No llegué a Barcelona con una mano delante y otra detrás sino que tenía mi experiencia, eso es algo muy importante.

"Tras un partido con el Mallorca, le dije al míster: '¡Joder, Johan! ¡Para que me has traido si luego me pones en el  centro del campo"

-En ningún momento llegó a pensar que se había equivocado al fichar por el Barcelona. Hubo momentos de todo. Claro que lo pensé. Recuerdo que después de ese partido contra el Mallorca, le dije al míster: '¡Joder, Johan! ¡Para que me has traído si luego me pones en el centro del campo!'. Aquel día jugué horrible, horrible, horrible…. Fatal. Perdimos 1-0. Y Johan, como siempre, se inventó algo en la rueda de prensa: 'El mejor del partido ha sido Ronald' Y yo, pensaba: 'Pero si he estado fatal'. El míster, en cambio, dijo: 'Los demás no saben cómo tienen que darle el pase a Ronald, no entienden el juego de Ronald…', Me defendió mucho porque había un montón de críticas. Críticas que eran normales porque mi partido había sido malísimo y porque el Barça había invertido mucho dinero, unos 13 millones y medio de florines de entonces (1.000 millones de pesetas, seis millones de euros).

-¿Qué le dijo usted a Cruyff? Mira, Johan: 'Me pones atrás y todo irá mejor. No me vuelvas a poner en el centro del campo, que es muy jodido para mí, ¿vale?' Acabó poniéndome en mi sitio y no podemos olvidar tampoco que nosotros jugábamos con tres defensas. Era algo muy arriesgado, sobre todo en sus inicios porque ninguno estábamos acostumbrados a ese sistema. Pero había mucho talento en el equipo. Además, tampoco es que yo fuera el más rápido, tenía muchos espacios para defender, todo el mundo vivía por delante del balón… A todos nos costó mucho asumir eso. No fue tan fácil como se cree.

"Pep hizo el mejor Barça, pero todos somos hijos de Johan. Miramos el fútbol con sus ojos, con él empezó todo" 

–Luego, todo cambió. Claro. Johan fue un verdadero revolucionario, él fue el primero en cambiar realmente las cosas en el Barça. Él trajo el juego de posición, tocar y tocar el balón con calma, los extremos siempre bien abiertos, el 10 por detrás del 9 o Michael (Laudrup) de nueve y bajando a recibir la pelota, mientras Hristo (Stoichkov) y Goiko (Goikoetxea) iban por dentro. Y ese sistema, poco a poco, se va perfeccionando.

–Y usted es realmente Koeman después de ese complejo inicio. Así es. Para mí, Johan significó mucho. A un lado, como entrenador, pero en el otro, ese que no se veía, como hombre de familia. Danny, su mujer, nos ayudó muchísimo cuando llegamos a Barcelona. Vivíamos cerca ambas familias, en Pedralbes, hacíamos muchas cosas juntas, siempre uno al lado del otro. Pero Johan ha sido siempre muy duro conmigo, muy exigente. Diría que más duro que con otro, seguramente sí. A veces, tenía razón. Pero no siempre, ja, ja ja... Todavía recuerdo el día en que Bartina, mi mujer, estaba a punto de dar a luz a Tim, mi hijo.

–¿Qué pasó? Jugábamos un partido en San Sebastián contra la Real. Además, yo marqué un gol. Y sin que lo supiera, Johan había hecho subir a alguien su coche hasta allí. ¿Para qué? Pues para volver juntos los dos a Barcelona nada más acabar. El equipo se quedó a dormir allí y él, con su Mercedes familiar de siempre , había llevado antes su coche hasta allí. Al acabar el partido, Johan cogió su coche y me dijo: ‘Nos vamos a Barcelona’. Se puso a conducir para llegar a tiempo de que pudiera ver el nacimiento de Tim. No olvido, por ejemplo, esas curvas que teníamos al principio hara Pamplona. Fueron casi siete horas al volante para llegar sobre las seis de la mañana. Si no es por él, no habría visto nacer a Tim. Fue algo impresionante, un gesto increíble.

–¿Se siente ‘hijo’ de Johan? Todos somos hijos de Johan. Miramos el fútbol con sus ojos. Es el inicio del Barça actual. Es evidente que Pep ha hecho el mejor Barcelona que se ha visto hasta hoy en día. Con Pep, el juego ha sido fantástico, muy regular, con mucho nivel. Pero con Johan empezó todo. Esa es la verdad.

"Recuerdo que no pude dormir tras la final. Me despertaba a cada hora y decía: ¡Joder, qué feliz soy! ¡Joder, qué feliz soy'"

–Wembley fue el origen de todo. Los culés no estaban muy convencidos de ganar esa final. ¿Y yo? Yo estaba muy tranquilo, dormí la siesta antes de la final, como si nada. Es cierto que había mucho silencio en el autobús, camino del estadio, y que en el vestuario tampoco se hablaba demasiado. Pero estaba tranquilo, sabía de la presión que suponía jugar esa final, pero yo había ganado una antes con el PSV. Y la Eurocopa con la selección holandesa.

–¿Qué recuerda de ese día? La falta, claro, el gol, poco más. Solo he visto una vez repetida la final por la tele. Recuerdo que no pude dormir tras la final. Me despertaba a cada hora y decía: ‘¡Joder, qué feliz soy! ‘¡Hemos ganado la Copa de Europa! ¡He marcado el gol! ¡Ha ganado el Barça! Pero entonces nunca pense que haría tan feliz a tanta gente. Jamás lo creí. Al día siguiente, vi un millón de personas en las calles de Barcelona... Impresionante, increíble. ¿Dónde tengo la camiseta? Colgada en un cuadro de mi casa de Portugal. ¿Las botas? En el Museo.