El Barça empieza como un campeón

El equipo de Luis Enrique se da un banquete de fútbol ante el Betis (6-2) con un Messi estelar y un 'hat trick' de Suárez

Messi y Suárez celebran el quinto gol del partido entre el Barça y el Betis.

Messi y Suárez celebran el quinto gol del partido entre el Barça y el Betis. / jordi cotrina

DAVID TORRAS / BARCELONA

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El Barça se comportó como el campeón que es y el día en que lució la Liga ante el Camp Nou alzó la voz (6-2) para hacer saber que no está dispuesto a perderla de vista, que está listo para volver a pelear por ella como si quisiera conquistarla por primera vez, como si no conociera la gloria de ser el mejor, como si hubiera olvidado lo mucho que ha ganado, en una amnesia voluntaria que le llevó a jugar este primer día como si fuera el último.

Y al frente de este pelotón, el más amnésico de todos, el que no parece recordar que no hay nadie como él y partido a partido se empeña en demostrarlo. Messi levantó la Liga junto a Iniesta y al rato se puso a jugar como si empezara de cero, sin tiempo que perder, como si la Liga se acabara mañana. Y detrás suyo, el Barça entero en un estreno que devolvió la convicción de que este equipo irá a por todas, como lo lleva haciendo desde  hace años. 

UN GENIO DESATADO

El primer día y al Camp Nou ya se le empezó a caer la baba en medio de un festín de los que valen la pena, un banquete futbolístico que dejó ya momentos para recordar, la mayoría dibujados por el pie de Messi, un guante diabólico que despedazó al Betis, incapaz de sobrevivir al genio desatado. Tuvo una puesta en escena, una noble declaración de principios, con ganas de jugar y tocar, pero nada resiste a la voracidad del 10 cuando se pone manos a la obra. Siempre, vamos.

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A los 6 minutos ya hizo volar el balón de un lado a otro, en esas diagonales que todo el mundo espera y que se contemplan con incredulidad, viendo la pelota rodar y rodar, en una curva imposible («Dios, lo ha vuelto a hacer» o «Dios lo ha vuelto a hacer»)  y que nadie puede parar.  Y ahí estaba Alba, más rápido que nunca, tal vez empujado a distancia por Digne, y ahí estaba el piececito de Arda, más fino, más comprometido, como si quisiera esforzarse por no dejar mal a Luis Enrique y sí a quienes lo habían sentenciado. Arda ocupando el hueco de Neymar, un puesto intocable. O no.

Empató el Betis en un chutazo de Rubén Castro, quizá el penúltimo gol que encaja Bravo antes de decir adiós (después recibió otro en el 6-2, un final injusto si se confirma),  y por momentos planeó cierta inquietud, con el equipo de Poyet tocando más de la cuenta, más cómodo de la cuenta y el Barça ligeramente tocado.

EL VALOR DE SERGI ROBERTO

EL VALOR DE SERGI ROBERTOHasta que el 10 se hartó. A un jugadón que acabó en el travesaño, con un repertorio tremendo de arrancadas, frenadas, amagos, le siguió otro después de un pequeño alboroto, un choque, un cambio, que si el árbitro, que si... se acabó la tontería. Leo decidió que ya estaba bien de pasarla, que era hora de poner orden y la puso dentro. Uno de esos goles que se intuyen y que se asumen  con la injusta naturalidad que el mismo Messi ha provocado, esa normalidad excepcional.

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Y ahí se acabó la fe del Betis y ahí se desbocó la furia del campeón. Sergi Roberto, que no es Alves  ni nunca lo será, pero que todo lo que hace lo hace bien (no hay mejor señal que la complicidad con Leo, sin problema para darle el balón), llegó hasta la línea de fondo, alzó la cabeza, miró, esperó con la pausa que da la calidad de quien es más centrocampista que defensa y se la puso a Suárez. Un toque, como le gusta, y el tercero. 

En la segunda parte, el guión se exageró, con el Barça jugando a placer aunque, curiosamente, en medio de ese dominio, también se lució a la contra, en una salida espectacular, de portería a portería, iniciada por Suárez, conducida por Messi y rematada por... Suárez después de correr endemoniado campo a través. Para los amantes del contrataque, la obra perfecta. 

Y llegó el quinto de Messi, y el sexto de Suárez en un falta que le dejó tirar su amigo Leo, porque es él,  y el ‘uruguayo’ se lo agradeció mandándola a la escuadra. El primer 'hat trick', el primer balón que se llevó a casa. Se llevará un saco, Como Messi. Un festival, que los ‘novatos’ Umtiti y Denis no olvidarán, admirados ante lo que tienen al lado, que dejó claro que el campeón quiere volver a serlo. Y Messi, más que nadie.         

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