MALDICIÓN INTERRUMPIDA

El fantasma de Anoeta sigue asustando

Luis Suárez celebra el gol del provisional empate de Anoeta que iniciaba la remontada del Barça.

Luis Suárez celebra el gol del provisional empate de Anoeta que iniciaba la remontada del Barça. / .45045643

Joan Domènech

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El portentoso 2-4 del año anterior (portentoso por la rotundidad del triunfo y los precedentes tenebrosos) anunciaron el final de las desgraciadas experiencias del Barça en Anoeta. Con Ernesto Valverde, el equipo no solo había sido capaz de ganar donde nunca lo consiguieron sus antecesores en la última década, sino que esa victoria quedaba revalorizada por la gesta de haber remontado dos goles.

Valverde y el Barça regresaron al tétrico Anoeta, allí donde todo era oscuridad y frío y decepción, y en la claridad de la tarde volvieron a salir triunfales. El sol iluminó a los culés, que en la última media hora pisotearon el mito, no sin haber comprobado que el fantasma sigue asustando. Y que no han acabado con él; solo fueron capaces de conservar la serenidad, de no sucumbir al terror. La leyenda no es un cuento. Ni una ficción. Cinco derrotas y dos empates avalaban la existencia de un relato basado en hechos reales antes del accidente de la Liga anterior.

Cazando moscas

A todos se les pusieron los pelos de punta cuando la Real consiguió marcar en su primer remate. Sin haber salido hasta entonces de su propio campo. Gracias a una falta lejana de Sergi Roberto para corregir una pérdida. Los más viejos del lugar pensaron que la tradición se impondría de nuevo, con otro tanto local antes del cuarto de hora, y que el peso de la historia y la mayor proximidad del público tras las obras, revitalizarían la casa del terror en versión donostiarra.

Pero el canguelo lo sintió Rulli cuando vio que los culés se aproximaban, cada vez más enfurecidos y cada vez más cerca. Le habían dicho que eran pequeños y que sacaban los córneres en corto y rasos, y se descentró al ver los dos misiles que le mandaron atajar. Se lanzó como el iluso que quiere atrapar una mosca al vuelo y no atrapó lo que era en realidad una pelota.

El nirvana de Dembélé

"El año pasado sacamos un gran triunfo cuando perdíamos 2-0 después de siete u ocho años perdiendo", recordó Luis Suárez, uno de los agnósticos. El uruguayo ya había escampado sus propios miedos en la última visita con dos goles. Le cayó el regalo llovido del cielo y se marchó corriendo. El Dembélé que vive instalado en el nirvana (el año pasado se lesionó por segunda vez en Anoeta y este año, en cambio, llevaba tres goles en cuatro partidos) es tan eficaz como Messi. De momento. No es un invento. Hay otra razón oculta que explica el cambio de tendencia en ls visitas del Barça: Ter Stegen nunca ha perdido en San Sebastian. 

"En esta clase de partidos se gana la Liga", subrayó Suárez, calmado ya, contento por su tercer tanto en la Liga, y saber que todas sus reclamaciones, desoídas por el árbitro Del Cerro Grande, que también ignoró las reiteradas peticiones de Illarramendi para ser expulsado, no habían generado ningun perjuicio.

"Yo nunca parto de la base de que vendremos aquí y será un paseo triunfal", confesó Valverde, "nunca lo ha sido para el Barça ni para nadie. El entrenador azulgrana añadió que solo se habría puesto a temblar si el gol de Elustondo hubiera sido el único en el minuto 85.