El Roma también sale trasquilado

El Barça repite la soberbia actuación del clásico ante el Madrid y vapulea a su rival con la aportación añadida de Messi

Neymar y Suárez sonríen tras el primer gol del uruguayo.

Neymar y Suárez sonríen tras el primer gol del uruguayo. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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El entrenador del Roma no vio el clásico. Ni miró luego el vídeo. Si lo hubiera repasado, no se le habría ocurrido ayer formar a su equipo igual que lo hizo el Madrid el sábado. Con un 4-3-3 igualito que el de Benítez. La misma disposición que el Barça, y sin taparse en defensa, que habría sido lo recomendable y lo prudente. Con idéntico resultado: el Roma también salió trasquilado, sin dificultar el acceso del campeón a los octavos como primero de grupo. La clasificación estaba asegurada antes del inicio con el empate entre el Bate y el Leverkusen.

El Roma salió peor parado, bordeando un ridículo mayor porque al Barça que arrasó el Bernabéu se ha añadido la presencia de Leo Messi, hambriento de fútbol después de dos meses como espectador. El astro ha reanudado su cuenta goleadora con su tercer remate en el minuto 17, sumó otro doble en su carrera y renunció al triple al regalarle la ejecución de un penalti a Neymar, que lo falló para aguar el pleno del tridente el día que se reunía.

TODO FAMILIAR

Para que todo volviera a ser familiar (jugar en casa y ante un rival vestido de blanco generoso en dar facilidades), reapareció Messi de titular, que no tardó nada en volver a las andadas. Leo volvía, pero quien no se había ido es Luis Suárez, uno de los pilares que ha mantenido boyante al equipo en la ausencia del 10, ayer capitán en ausencia de Iniesta. Lucho anotó un par de goles más, igual que en el clásico, y elevó su cuenta realizadora a 10 goles en los últimos seis partidos.

Con el 2-0, y en vista de la debacle que se le echaba encima apenas consumido un cuarto de hora, Rudi Garcia cambió el dispositivo del Roma. Demasiado tarde, porque el mal ya estaba hecho; gesto inútil porque no frenó la deriva que dibujaba el choque. Aun retrasando a los dos extremos para que achicaran agua en el centro del campo junto a Pjanic, Keita y Nainggolan, no dieron abasto para enfrentarse a Rakitic, Busquets y Sergi Roberto, más las incorporaciones de Messi, con mono de fútbol, y con el 3-0 se retiró al descanso. El mismo resultado que había cosechado en el Gamper, cuando estaba de campo y playa.

DÉBIL RIVAL

Igual de relajado compareció ayer, o eso pareció, pese a que jugaba el segundo puesto del grupo. Tal vez era más débil con las ausencias de Gervinho, Salah, Totti y el capitán De Rossi, resguardado en el banquillo. El lateral Florenzi, el triunfador de la ida con el gol que le marcó a Ter Stegen, jugó de extremo. El meta alemán se sacó la espina con una gran parada a Falque y deteniendo un penalti a Dzeko.

También pareció que al Barça le costaba más producir ocasiones de gol, pero no seguir dominando el juego, que lo ha hecho con la misma solvencia, la misma superioridad que el primer rival de blanco al que desplumó. El once de Luis Enrique pudo aminorar la velocidad y relajarse de cara a futuros compromisos. El técnico incluso pudo dar un descanso de verdad a Busquets, al que finalmente retiró en el descanso.

MESSI NO ES MUNIR

El pequeño retroceso azulgrana permitió al Roma estirarse un poco, y el castigo todavía fue peor. Las grietas se reabrieron con el cansancio de tanto correr detrás de la pelota -el índice de posesión azulgrana rayó cotas escandalosas- y el área italiana era una fiesta. Hasta Piqué, que todavía tenía en la cabeza la frustración del sábado, cuando Munir le impidió marcar el 0-5, se personó en el área. Messi, claro, no es Munir y le colocó sobre la raya de gol, sin portero, para que marcara ese tanto que no pudo celebrar en el clásico.

El único pero fue que Neymar falló otro penalti. El cuarto, de 10, que desperdicia el Barça, aunque Adriano reparara el error. El equipo no penaliza ese lastre, porque sus virtudes anda sobrado de fútbol y de goles. Además, defiende mucho mejor que hace unos meses. Con un tanto encajado en seis partidos, y 18 goles a favor, ni el Madrid ni el Roma le despeinan. ¿Quién será el rival?

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