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DUELO CATALÁN EN EL CAMP NOU

El Girona frena al Barça (2-2)

Los de Eusebio logran sacar un empate del Camp Nou en un partido marcado por la expulsión del francés Lenglet

Messi intenta superar a la defensa del Girona en el Camp Nou.

Messi intenta superar a la defensa del Girona en el Camp Nou. / .45168873

Marcos López

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Llegó el Girona y silenció el Camp Nou gracias a la contundencia de Stuani, un delantero que tiene un cañón. Dos remates a puerta, dos goles. Llegó el equipo de Eusebio, ordenado atrás y fiable arriba, para frenar al Barça en su excelente inicio de Liga. Todo se estropeó porque el campeón anda errático atrás, pagando sus desequilibrios, y arriba, con un gran Messi, no basta porque la opacidad de Suárez tampoco ayuda demasiado. Además, la expulsión de Lenglet, que pertenece a la decisión tecnológica del VAR, ejerció un impacto brutal en el partido.

Fue un encuentro extraño. Extraño y raro. El Girona de Eusebio había dado un paso atrás parapetándose en la casa de Bono. Pero ni así evitó sufrir, especialmente en los primeros 20 minutos donde Messi trazó ese eslalón de toda la vida, incapaz de ser detectado por los rivales. Topó entonces con una fenomenal intervención del meta del Girona, preludio de lo que sucedería poco más tarde cuando Piqué detectó la carrera por la derecha de Semedo y Arturo Vidal aprovechó su cuerpo y fuerza física para construirse un espacio donde poder asistir a Leo. Con exquisita precisión, el 10, que exhibía nuevo look (adiós a la barba tupida), adelantó al Barcelona. Esa era la primera fase de una primera parte que reunió pequeños partidos. Del uno al 20 se vio a un gran Barça. Luego, todo cambió con la expulsión de Lenglet.

El VAR dictaminó la roja

Parecía una jugada intrascendente porque ni el central francés ni Pere Pons, que fue el jugador agredido, se enzarzaron en ninguna pelea. Pero entonces Gil Manzano paró el juego, se acercó a la televisión (apenas cinco segundos) y volvió con la cartulina roja en la mano para expulsar a Lenglet. Una decisión que cambió el tono del encuentro porque el Girona, que empezó arrinconado por el buen juego azulgrana, se sintió con autoridad para asomarse al área de Ter Stegen.

Había, todo hay que decirlo, avisado previamente con un delicado pase de Àlex Granell que dejó solo a Portu ante el meta alemán, al que dribló con astucia, pero su disparo fue repelido, ya en la misma línea de gol, por Piqué. Hecho el aviso, y ya con un jugador menos, el Barça no supo defender un balón aéreo a Stuani, el arma más fiable del Girona. Una vez caía la pelota ahí dentro, ni Busquets, un central de emergencia (calentó Umtiti pero no salió tras la roja a Lenglet), ni Piqué, un central de toda la vida, supieron desarmar al delantero uruguayo. Al filo del descanso, el Girona halló el tesoro que buscaba.

O sea, 45 minutos y tres partidos. En el primero dominó, y con solvencia, el Barça descubriéndose, por ejemplo, que Arturo Vidal mezcló bien con Messi en el flanco derecho. En el segundo partido se impuso la ley de la tecnología. Ahora todos los defensas que saquen su codo a pasear, sea voluntaria o involuntariamente, saben a lo que se exponen. Y en el tercero mandó Stuani, un delantero imponente que ofrece al Girona un rendimiento maravilloso.

De pronto, todo el escenario se alteró, aunque sería injusto olvidar la descomunal parada de Bono a Messi cuando el marcador del Camp Nou indicaba el 0-0 inicial. Messi, Gil Manzano, el colegiado extremeño, Del Cerro Grande, el árbitro del VAR en Madrid, Stuani… Esos fueron los personajes del primer capítulo. En el descanso, Valverde realizó el cambio que necesitaba el equipo, por mucho que él decidiera retrasarlo. Apareció Umtiti para formar pareja con Piqué, mientras Dembélé se quedaba en el vestuario.

Stuani, una pesadilla para los azulgrana

Mal acabó la primera parte para el Barça. Mejor terminó para el Girona. Y mejor aún empezó la segunda para el equipo de Eusebio cuando Stuani, que rebaña todo lo que cae por el área, aprovechó una gran parada de Ter Stegen para soltar un zambombazo con la derecha que sacudió el Camp Nou.

En siete minutos, el Girona le había dado la vuelta al partido, haciendo temblar al Barcelona. Valverde, incluido. Perdido el encuentro, puso a Rakitic y Coutinho para que el campeón no se desangrara por las dos bofetadas de Stuani. Y el equipo de Eusebio que había hecho lo más difícil (superar el gol inicial de Messi) terminó arrinconado en su propia casa, salvado por el larguero (otra gran falta de Leo), achicando balones, incapaz, eso sí, de detectar a Piqué, convertido en improvisado delantero centro, empeñado como andaba en reparar su error en el 1-2. Y lo reparó. Salió Gerard en la foto de tres de los cuatro tantos del partido, mientras Coutinho asumía la responsabilidad ofensiva del Barça, junto a Messi, por supuesto. Hasta en dos ocasiones, metiéndose de fuera hacia dentro, dejó su tradicional disparo el brasileño. Uno se lo paró Bono; el otro salió fuera.

Así se fue consumiendo la noche en el Camp Nou bajo el impacto de lo que hizo Stuani, que lo dejó aturdido, sin energía ni fuerza para darle la vuelta a un partido viendo como se le escapaban los dos primeros puntos de la temporada. Un puntazo, sin embargo, del Girona porque salió del Camp Nou dejando una imagen espectacular, mientras el Barça se marchó deprimido incapaz de llevarse el partido.

Barcelona, 2 - Girona, 2

<strong>Barça:</strong> Ter Stegen (6), Semedo (5), Piqué (5), Lenglet (4), Jordi Alba (5), Arhur (5), Busquets (6), Arturo Vidal (6), Messi (7), Suárez (4) y Dembélé (4)