El uno por uno del Barça 16-17

Repaso al rendimiento de la plantilla azulgrana en el último año de Luis Enrique en el Camp Nou

La plantilla del Barça posa con la Copa del Rey en el Calderón.

La plantilla del Barça posa con la Copa del Rey en el Calderón. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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MARC-ANDRÉ TER STEGEN

Liberado. Planteó un pulso el pasado verano para ser el meta titular y lo ganó. La portería es suya. Mientras Bravo sufría en el City, él disfrutaba de jugar la Liga y la Champions. Ha rozado la conquista del Zamora, que se ha llevado Oblak. La inseguridad defensiva le debilitó. Al lado de enormes goleadas (Celta, PSG, Juventus) hubo partidos que salvaron puntos y una exhibición en el Bernabéu. Nadie ha criticado el resultado del pulso.

SERGI ROBERTO

Prestigiado. Luis Enrique le convenció con el señuelo de que sería titular como lateral derecho. Ha cumplido de maravilla, hasta el punto de ser ya internacional. Ha sido el defensa con más partidos. La sombra de Alves y el rendimiento del brasileño en la Juventus empaña su labor. Tan sobrado ha jugado atrás que volverá a ser interior si Valverde no dispone lo contrario. El histórico gol al PSG y su galopada en el Bernabéu reforzó su confianza. Y la de la hinchada.

GERARD PIQUÉ

Necesario. Tan importante es en el campo como en el vestuario. Y, seguramente, por dejación de funciones de otros, en la sala de prensa, donde ha expresado siempre el mensaje que deseaban escuchar los culés en un club con dificultades comunicativas. Pero su quehacer está en el césped y ahí ha sido uno de los baluartes. Brilló con dos goles en uno de los partidos más catastróficos como el de Balaídos. Como el año pasado, estuvo a punto de marcar en el Bernabéu.

SAMUEL UMTITI

Excepcional. Enorme rendimiento, magnífico, que destaca, sobre todo, en la comparación con los otros cinco futbolistas que llegaron nuevos con él. Tuvo un par de lesiones en la primera mitad durante su periodo de aprendizaje que aplazaron su consolidación hasta el segundo semestre. Luis Enrique, que le envió tres veces al banquillo para que descansara algún día, no tuvo miedo de colocarle incluso de central derecho. Tan fino en el pase como categórico en el cruce.

JORDI ALBA

Rehabilitado. Jugó menos minutos que Digne de agosto a diciembre y dobló al francés de enero a mayo. Bendecía la competencia que le generaba su colega pero puso mala cara cuando pasó por el banquillo o fue suplente en la época del 3-4-3. Poco a poco se fue recuperando, se centró en sí mismo y no en agentes externos (los árbitros, entre ellos) hasta ser el Alba de las anteriores temporadas: un lateral izquierdo que ataca como nadie.

IVAN RAKITIC

Serio. Al risueño futbolista croata le cambió la cara en una fase de la temporada en la que fue suplente en lo que pareció un castigo del entrenador. Tal vez quisiera excitar la reacción del que había sido el hombre más utilizado por el entrenador en las dos campañas anteriores. Entre su mejoría y la falta de recambios que elevaran el nivel, recuperó su condición de titular indiscutible: dos goles en la primera vuelta de la Liga, seis en la segunda.

SERGIO BUSQUETS

Insustituible. El quinto hombre de la plantilla en minutos, después de los tres delanteros y Ter Stegen. Nueve temporadas después, sigue sin aparecer un recambio de garantías que le eche del círculo central. Pero ha sufrido más que nunca en un equipo que ha dejado muchos huecos y abandonó un poco su característico juego de pases. No ha sido su mejor ejercicio. ¿Se habrá estancado? ¿O en realidad ha sido circunstancial víctima del sistema?

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Luis Enrique, agotado","text":"Empez\u00f3 a verse mermado de fuerzas en verano, y se sinti\u00f3 agotado en marzo durante una temporada tan intensa y dura como las anteriores, pero con un mayor \u00edndice de decepciones. Los resultados fueron el s\u00edntoma del fin de una etapa brillante que recuper\u00f3 al Bar\u00e7a."}}

ANDRÉS INIESTA

Dosificado. Dosificación: determinación de la dosis de un medicamento. La puñetera dosificación ha servido para explicar las numerosas ausencias del capitán, que ha estado casi tantas veces en el banquillo (20) como en la alineación. Pero también se apeló a su supuesto mal estado físico para justificar que fuera tan reservado. Ha jugado los cuatro últimos encuentros cuando ya era tarde. Sin el cerebro, al Barça le faltó cabeza y gobierno.

LEO MESSI

Sublime. Ni Bartomeu ni Luis Enrique. El gobierno del Barça está en manos de Leo Messi. Mejor dicho, en los pies. ¿O no será en esa privilegiada cabeza rebosante de talento? La última prueba, ya que ha terminado la temporada y no habrá otra hasta la próxima, se vio en el Calderón. Marcó, construyó y asistió, decidiendo el partido en 45 minutos, en uno de sus estadios favoritos. Casi tanto como el Bernabéu, donde firmó otra obra antológica.

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Cerró la quinta campaña con más de 50 goles (54 en 52 partidos) y sumó su trigésimo trofeo (más el Pichichi y la Bota de Oro), lo que exigirá una nueva tanda de reformas en su casa. Messi despidió al Barça de Luis Enrique, alivió al Barça de Bartomeu  y preparó el Barça de Valverde. Todos son el Barça de Messi.

LUIS SUÁREZ

Fiable. Cedió el Pichichi y la Bota de oro del año pasado a su vecino. Todo queda en Castelldefels. Suárez tiene en Messi al mayor rival en los premios goleadores, pero también al mejor asistente. Ha cerrado el ejercicio con 36 tantos, lejos de los 59 que sumó el año anterior (23 menos).

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Pero la sustancial diferencia no deja el recuerdo de un empeoramiento de su rendimiento; seguramente, sí ha mermado los resultados del equipo, sobre todo en Europa, donde solo anotó tres y dos fueron contra el Celtic en la primera jornada. Su aportación fue más regular y constante, con pocos altibajos. Nunca se abandonó, ni en la peor crisis cuando estuvo seis partidos sin marcar. Ni baja los brazos ni deja de pelear. Los defensas sufren por igual si no ve puerta.

NEYMAR

Desequilibrante. El futbolista más vapuleado a golpes es también el más indisciplinado. Cosas del reglamento. O de las interpretaciones que de él hacen los árbitros españoles. Seis partidos por sanciones disciplinarias se ha perdido Neymar, tres ellos por su expulsión en Málaga, de la que fue claramente el responsable.

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Más castigado, sin embargo, por los defensas que por los árbitros –ha revalidado el simbólico ránking de faltas recibidas en la Liga–, las patadas solo prueban la capacidad de desequilibrio que posee. Su regate es único, indescifrable. Se diría que ha mejorado. La contrapartida, en cambio, es el empeoramiento de su aportación goleadora: 39, 31 y 20 goles desde que existe el tridente. Tal vez remate peor. La noche del PSG lo desmentiría.

JASPER CILLESSEN

Esperanzador. Mal el primer día y mal el último. Ante el Alavés, frente al que abrió su temporada (derrota en la Liga) y la cerró con dos errores. Irreprochable en los otros ocho encuentros. Fue un relevo de garantías en las eliminatorias ante la Real Sociedad, Athletic y Atlético. Muy del estilo de Ter Stegen, para y pasa.

JAVIER MASCHERANO

Dolido. De trompada en trompada ha ido el veterano Mascherano, cuya última imagen es con la cabeza abierta y en muletas por una lesión de rodilla. Un hombre de absoluta confianza para todos los entrenadores. Termina la temporada entre los 11 futbolistas con más minutos. Umtiti le desplazó del puesto de central, pero Luis Enrique confió en él cuando utilizó la defensa de  tres. Logró, por fin, su primer gol siete años después de llegar.

ANDRÉ GOMES

Atormentado. Le han llovido palos a mansalva, entre el precio que costó y el mal rendimiento que ofreció, lentamente ascendente. Cuando más criticado era, más utilizado fue. La confianza de Luis Enrique se certificó con su uso en siete demarcaciones distintas. Dos ocasiones falladas ante el City y el PSG le habrían podido consagrar antes de su brillante cierre.

RAFINHA ALCÁNTARA

Frágil. Si no es el menisco es la nariz, y si no hay una microrrotura aparece una gastroenteritis. En la enfermería desde abril. Su prometedora primera vuelta jugando de interior y extremo derecho –por su capacidad resolutiva en las llegadas al área– acabó con la llegada del invierno. Con el tridente en forma y los interiores recuperados, perdió opciones.

PACO ALCÁCER

Aletargado. Más de un millón por partido ha costado: 30 se pagaron y 27 ha jugado. Si se midiera el peaje en goles, cada uno de los ocho (seis en la Liga y dos en la Copa) habría costado 3,75 millones. Ha hecho lo que ha podido con las migajas de minutos basura que le han dejado entre los componentes del tridente (no puede competir con ellos) y Luis Enrique (solo 11 veces titular en 59 encuentros). Fue el último en incorporarse a la plantilla. Cierra un difícil curso con el buen sabor de boca de la titularidad, el gol y el título de Copa.

LUCAS DIGNE

Plano. Pasado un año, y después de 27 partidos, no ha contestado la pregunta de su fichaje: ¿era necesario? Aparentemente sí para espolear a Alba. Más allá de dar un respiro al lateral titular no ha dejado nada más digno de ser recordado. Ni en positivo ni en negativo. Las dudas sobre si valía los 16,5 millones pagados, sigue en pie. Nada ha dejado para el inventario, pero tampoco se ganó el despido. Cumplió.

ARDA TURAN

Deprimente. Empezó como un tiro hasta el punto de insinuar que sería el gran futbolista que los técnicos quisieron fichar a toda prisa en las elecciones del 2015: seis goles en los primeros partidos y dos tripletes en diciembre. Tan rápido vino como desapareció. Sin noticias de él desde febrero. Aparentemente irrecuperable para la causa; falta por ver qué se recuperará de la inversión.

DENIS SUÁREZ

Desaparecido. De más a menos, sus presencias se han convertido en residuales. Jugó los 5 primeros partidos de la sesión y solo 11 minutos de los 5 últimos. Un correcto acompañante al que parece faltarle peso en el juego y carácter en la presencia. No disfrutó de las condiciones necesarias para consolidarse. Sin continuidad, emplazado solo a ejercer de elemento rotatorio, se retrajo. Prometió más de lo que dio, con lo que se ganó el derecho a una segundo años de examen.

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