BALONCESTO

El Bilbao asalta el Palau y ahonda en las miserias del Barça

El equipo azulgrana, con la nueva baja de Doellman, pierde su primer partido de Liga en casa con una imagen decepcionante (68-76)

Rice controla el balón en presencia de Tabu, el base del Bilbao

Rice controla el balón en presencia de Tabu, el base del Bilbao / vmo

LUIS MENDIOLA / BARCELONA

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El Bilbao ahondó en las miserias del Barça, que parecen muchas en medio de una crisis de juego y de confianza y arrancó la victoria del Palau (68-76), la primera en  Liga Endesa. El equipo de Carles Duran tuvo en jaque a los azulgranas los 40 minutos  con una sólida actuación colectiva y le asestó un nuevo golpe en su deteriorada confianza.

Se mostró como un equipo demasiado vulnerable el cuadro de Bartzokas, que, al margen de lesiones, de altas y bajas, se muestra falto de carácter, de intensidad, de confianza.

La derrota frente a los bilbaínos, catapultados por los 17 puntos de Mumbrú, los 13 de Bamforth, unido a una buena defensa y sus 12 triples colectivos, solo hace que acrecentar las dudas. Ahora mismo, el Barça es un equipo a la deriva.

«Hemos jugado muy, muy mal. Con una actuación normal podríamos haber ganado. No quiero criticar a mis jugadores pero ellos ya saben que no han estado bien. Lo que tenga que decirles se lo diré en el vestuario», fue la reflexión de Bartzokas. «Está siendo una temporada muy complicada. Perdemos jugadores y seguimos perdiendo la confianza. No pudimos contar con Doellman y Claver tuvo que recibir dos inyecciones en la espalda para poder jugar. Las bajas influyen en el estado de ánimo».

UNA BAJA MÁS

Privados de Doellman, que se unió a Renfroe y Oleson en el club de las bajas por una lesión muscular (diez días fuera según el diagnóstico) , y con el recién llegado Xavier Munford ya en el banquillo, aunque no debutó, el juego del Barça siguió desfigurándose.

Es un proceso que parece no tener fin y eso acabó conduciéndole a una dolorosa derrota, que solo hace que ahondar en una crisis con mayúsculas, que señala a todos: en el palco y en el campo.

"No soy un recién llegado y supongo que hay gente que puede tener dudas sobre mi papel en el equipo o sobre los jugadores», asumió Bartzokas. «Tengo una responsabilidad pero no me siento culpable. Estoy triste pero son cosas que pasan y trabajaremos para darle la vuelta a la situación».

El carácter de Vezenkov, el trabajo oscuro de Tomic, las ganas que intentan poner Navarro o Koponen fueron los únicos detalles reconocibles a los que intentó aferrarse el Barça frente a los bilbaínos, pero que no le bastaron para sobrevivir. Hay tantos aspectos negativos a nivel individual y colectivo, que es imposible llevarse a engaño.

Rice es una sombra del líder que se intuía cuando se inició la temporada. Perperoglou acaba de salir de una lesión y está bajo mínimos, igual que Claver, que sigue decepcionando. Faverani hace lo que puede. Y la imagen colectiva es la de un equipo sin alma que,  en los últimos minutos, con los triples desesperados de Eriksson y Vezenkov, intentó aferrarse a la vida y cambiar su suerte (68-71, m. 38).

Pero hizo tan mal las cosas el Barça durante tantos minutos, tantos, y concedió una ventaja tan amplia para afrontar el tramo final (59-68, m. 37) que era imposible que el partido acabara bien. Otra enorme decepción para la afición del Palau, que hizo un amago de protesta pero acabó agachando la cabeza, como si también arrojara la toalla.

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