Cuando la gloria era un sueño

Diez voces explican la apuesta por Deportes y Espectáculos como seña de identidad del diario. De los pioneros a las últimas incorporaciones

La sección inicial de Deportes, en octubredel 78, en la calle Llúria, 7.

La sección inicial de Deportes, en octubredel 78, en la calle Llúria, 7.

IOSU DE LA TORRE

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Fíjense en la fotografía de cuatro periodistas extraordinarios, Alex Botines, Quim Regàs, Emilio Pérez de Rozas y Francesc Aguilar. La puerta tapiada, el radiador, dos pósteres sujetos con chinchetas, dos máquinas de escribir eléctricas, un teléfono y una agenda, un As Color y un especial de la Liga alemana. La captura de Jaume Mor, otoño del 78, contiene el espíritu agitador del periodismo que se vivía en la primera sede del diario, en el número 7 de la calle de Llúria, en Barcelona. Eran de Deportes pero podían tocar todos los instrumentos.

La apuesta por la información de Deportes y Espectáculos que hizo este diario marcó un hito difícil de repetirse. Por fortuna ha perdurado a lo largo de las décadas. Los recuerdos son en blanco y negro. Los testimonios, a todo color. Aquel periódico del 78 restituyó el prestigio a los reporteros de esas dos áreas. Deportes y Espectáculos competían por abrir las portadas como los de Política, Internacional y Cosas de la Vida. Algo inimaginable en esa época.

Como todo lo que hizo Asensio, la apuesta por estas dos macrosecciones se hizo a lo grande. Deportes no solo era Barça, era tenis, atletismo, básquet, Juegos Olímpicos. Espectáculos envolvía Cultura, Gente, Televisión. Nunca un diario barcelonés estuvo en tantas partes del mundo siguiendo noticias, personajes y fenómenos. Aún vivimos de esa estela trazada en el mapa del periodismo. Treinta y cinco años de acontecimientos transmitidos por periodistas de este diario dan para una enciclopedia: Juegos Olímpicos, Mundiales, grandes finales de fútbol, conciertos musicales, estrenos teatrales, fenómenos televisivos,  iconos emergentes. Dos muestras: la Recopa de Basilea (1979) y el retorno con Josep Carreras de Seatle (1988) tras un trasplante de médula pionero. Volvamos a la foto de Llúria, 7. Paco, Emilio y Quim no habían cumplido los 26 años; Alex tenía 31. Talento y juventud. Extraordinarios con virtudes y defectos. Qué lejos queda el tiempo en que la gloria era un sueño. Lo relatan algunos de sus protagonistas.

Margarita Riviére. Primer jefa de Espectáculos. «Me tocó elaborar la cosa más complicada de mi carrera: las carteleras de cine. Yo, que he pasado del plomo, de Gutenberg, a los móviles, no he olvidado aquella tarea. Durante los primeros meses, éramos los periodistas quienes picábamos los textos de la cartelera y luego ya pasó a teclistas. Guardo muy buenos recuerdos de mi equipo, Teresa Rubio, Gabriel Jaraba, Julián Peyró, José Luis Guarner y Ramón de España. Teníamos una ventaja: sabíamos inglés. Bebíamos de revista extranjeras, como Variety, ¿Qué si pretendíamos hacer un periodismo nuevo? Hicimos periodismo democrático. En Espectáculo apostamos por la información a través de los personajes, inspirados en la prensa norteamericana. Tengo un recuerdo muy especial de Asensio, un hombre muy listo que creía que las mujeres teníamos algo que decir en el periodismo, y me dio una columna diaria. El Periódico marcó un época, sin duda».

Alex Martínez-Roig. Jefe de Canal Plus. En EL PERIÓDICO (1978-1982). «Los programas de Canal Plus Informe Robinson Ilustres ignorantes son una herencia del periodismo impulsado por el equipo de Alex Botines. En el hilo conductor siempre aparece Alex. Como cuando en El País me encargaron inventar el Tentaciones, EL PERIÓDICO estaba ahí en todos los planteamientos. Igual que cuando planteamos cómo informar de los Tour de Induráin o en el momento cumbre que fueron los Juegos de Barcelona. De EL PERIÓDICO aprendimos a inyectar emoción, imaginación a nuestro trabajo, a buscar el titular, a superarnos. Los periodistas españoles le debemos mucho a Botines. Y con él, Regàs (el estratega, el que te enseñaba a dar tres vueltas a los temas, a convertir un breve en dos páginas o dos páginas en un breve), Pérez de Rozas (el nervio continuo, generador de buen rollo, de montar pollos, de contar las cosas con emoción e imaginación), Aguilar (la obsesión por la noticia, por ir más allá). Trabajar con ellos fue mi universidad. Por las mañanas trabajaba como productor en Ràdio Barcelona y por la tarde en el diario. Me doctoré el sábado en que me dejaron solo al frente de la sección».

Y no fue nada fácil. Martínez-Roig recuerda muy bien que el primer día en que Alex Botines le reunió en un examen con aquellos cracks se generaron tan malas vibraciones con aquel muchacho de 19 años que lo sabía todo de deportes -(«devoraba el Dicen que me compraba mi padre») que tuvieron que volver a verse las caras para deshacer el entuerto. «La timidez me hizo excesivamente altanero», admite hoy.

Pérez de Rozas da su versión: «El júnior llegó y a los tres minutos, ya estaba diciéndonos qué hacíamos mal, qué debíamos hacer, opinaba de todo, sabía de todo. Volvimos a vernos y acabó entre nosotros. El niño se salió tanto que hoy decide, con su tele, qué deportes vemos todos y cómo».

Emilio Pérez de Rozas. En Deportes de 1978 a 1982  y, desde 1992,  subdirector. «La primera época fue de lo más excitante. No solo porque un diario generalista apostaba brutalmente por la información deportiva, sino que lo hacía con intención de llevarla a la portada a diario. Estar en manos de dos auténticos enfermos por el deporte, Franco y Botines, significaba ser una de las secciones más mimada. Todos preferíamos ser presa de jefes enfermos, que de jefes que no sintieran interés o pasión alguna por nuestra materia. Porque tener a alguien encima, que te mira, te asesora, te examina, te persigue, te sugiere, te pide, significa que cuando tú pides, solicitas o buscas ayuda (lógicamente en cuanto a medios, presupuesto para desplazamientos…) lo obtienes sin problemas, sin rechistar.

En estos 35 años, una de las cosas que más ha cambiado, respecto a aquel estilo o forma de trabajar, es la manera en que se vivía el barcelonismo. Antes, el contacto era abierto, tanto con jugadores como con directivos, lo que te permitía ponerte sobre la pista de algo. Eso ahora es absolutamente imposible y todo se limita al móvil. Si es que lo cogen, pues miran la pantalla, ven quién es y cuelgan. O no».

Santi Nolla. Redactor jefe de 1986 a 1991. Director de El Mundo Deportivo«La sección de Deportes de EL PERIÓDICO siempre tuvo un punto. El que le daba el alcohol de las noches de domingo en el Arnau o la desenfrenada pasión de fumadores compulsivos liderados por el gran Vilaprinyó bajando rambla de Catalunya imitando el crit pastor.

Un subdirector nos envió a hacer un Dominical el día después de que Severiano Ballesteros ganara el Masters de Augusta. Nos lo dijo un domingo y el lunes viajábamos hacia Madrid, donde encontramos a Seve y le dijimos quienes éramos y que queríamos hacerle cortésmente una entrevista. Nos dijo que no. Pero teníamos un Dominical abierto. Nos fuimos a Pedreña. En el avión, Seve nos dijo claramente con el dedo que no. Llegamos a Pedreña, nos pusimos en frente de su casa varias horas. Y salió. Y nos dijo, que no. Con Vilaprinyó decidimos que haríamos el Seve que no se conocía, le dimos voz a sus amigos de infancia, a sus profesores, a los camareros del Casino, a los tipos del bar, a su profesor de golf, a su sustituto en Pedreña, a los caddies... y salió un reportaje mucho mejor.

Recuerdo que el primer día que trabajé, el jefe y sin embargo amigo Quim Regàs no me dirigió la palabra hasta las siete de la tarde. Sacó un teletipo arrugado de la papelera de mimbre y durante media hora me explicó la vida y milagros de Fast Spencer. Yo tomaba apuntes. Especialmente motivado, le dije «Cojonudo, Quim, ¿dónde lo escribo?». «Tienes un breve», me contestó. Y al ver mi cara de decepción se pasó media hora más contándome lo importante que era un breve en EL PERIÓDICO. Lo escribí casi con miedo y esa noche me fui de madrugada  a la rotativa a ver cómo había salido, muy satisfecho de aquel breve, que en un diario aún caliente me parecía una obra de arte. Deportes siempre ha tenido un punto, porque Botines y Regàs hicieron de maestros y muchos periodistas apasionados, entusiastas, descarados e insultantemente jóvenes se  sintieron orgullosos de escribir un breve con tono de Pulitzer. Una sección que siempre ha preferido las emociones a todo lo demás».

César López Rosell. Redactor jefe de Deportes (1981-1982), del Dominical (82-86) y de Espectáculos (1986-2006). «Ambición, dinamismo, pasión por el trabajo en equipo y una nueva y hasta revolucionaria forma de tratar el periodismo deportivo es lo que me encontré al aterrizar en Deportes, en junio de 1981. Fue un tiempo de apasionantes experiencias, la temporada en la que al Barça de Udo Lattek se le escapó una Liga que tenía ganada, aunque conquistara la Recopa frente al Standard de Lieja, pero fue sobre todo el año del Mundial-82, un hito que puso a prueba la capacidad de un equipo muy bien entrenado para asumir retos. El final del campeonato coincidió con una espiral de cambios que acabaron con Franco y buena parte de la redacción en El País. Recibí el encargo de pilotar el Dominical. Durante cuatro años puse mi empeño en agilizar sus contenidos, dando prioridad al reportaje y la entrevista. En 1986 me incorporé como jefe de Espectáculos, donde seguí durante 20 años. Era una sección dominada por la idea de servicio que se amplió a un tratamiento más extenso de los contenidos. La incorporación de Cultura configuró una de las áreas más atractivas del diario, hasta llegar al actual Icult. Son muchos los redactores y colaboradores que merecen ser citados, pero son para mí inolvidables Jordi Saladrigas y Gonzalo Pérez Olaguer, dolorosamente desaparecidos».

Teresa Cendrós, actual redactora jefe de Icult. En Icult tenemos una obsesión: elaborar una sección que atrape al lector con contenidos interesantes y un diseño atractivo. Y el mejor modo de apasionarlo por la cultura es ofrecer noticias, historias exclusivas escritas con mimo, buenas recomendaciones, opiniones de prestigiosas firmas y descubrir tendencias y jóvenes talentos. Fuimos los primeros en detectar que un grupo de nombre Manel iba a dar mucho que hablar. Y ya lo ven.  Tomamos el pulso de la cultura, no solamente dando voz a sus protagonistas -cantantes, actores, directores, pintores, cocineros, escritores o gestores-- sino también estando presentes en sus manifestaciones. Seguimos muy de cerca actuaciones y creaciones cubriendo, por ejemplo, los principales festivales, galas y muestras --de aquí y de fuera, sean de cine, música, artísticos, literarios…, desde la ceremonia de los Oscar o los Nobel a la Bienal de Venecia, pasando por el Primavera Sound, el Sónar o el Festival de Sitges- y asistiendo a los conciertos, los de grandes estrellas y los de nuevos valores».

Jaume Pujol-Galceran. Redactor jefe desde 1988. «La década de los 90 son los mejores años de la sección. Los Juegos nos hicieron crecer y dar lo mejor. El Barça siempre ha estado por delante, pero siempre nos distinguimos por la apuesta polideportiva. Nos lo inculcó el equipo fundacional del diario. Y hemos tenido la suerte de ser testigos de la explosión de nuestros deportistas. Han pasado muchos años y mantenemos vivas las bases que dispusieron los pioneros: variedad jerárquica en el tratamiento de la información, dar la vuelta a las historias, despiezar los temas, apostar por las historias. El primer uno por uno de un partido de fútbol se parió aquí. Luego nos siguieron todos».

Edwin Winkels. En Deportes (1991 al 2000). «Conocía EL PERIÓDICO de mis veranos en Calafell. Su estilo me recordaba a un diario izquierdista que había en Utrecht, mi ciudad. En febrero de 1988 se publicó en Holanda una información sobre inversiones inmobiliarias que retendrían a Cruyff cuando se especulaba con su aterrizaje en Barcelona. No lo dudé, busqué el teléfono del diario y pregunté por Francesc Aguilar, que era el nombre que recordaba firmando las noticias del Barça. Así entré a formar parte de la amplísima red de corresponsales de Deportes. Aún conservo el recorte de aquella media columna. En 1991 entré en plantilla. Pude disfrutar de los JJOO sin apenas pisar la redacción, de los Tour de Induráin y muchísimas aventuras más. En Sídney 2000 me liberé de Deportes y toqué otros muchos palos».

David Torras. En Deportes desde 1990. Coordinador del área desde el 2006. «Cambié la sección de Deportes de TV-3 por la de EL PERIÓDICO porque tenía claro que esta era el paradigma del periodismo deportivo que a mí me gustaba. ¿Cuál es la mejor época que he vivido? La del dream team. En los 90 el periodismo era más directo. El fruto de tu trabajo se veía reflejado en el periódico. No existían los filtros de ahora. Hoy no conseguirías ser amigo de Song porque es inalcanzable. En la época de Cruyff y Núñez tenías a los protagonistas cara a cara cada día. Lo mejores amigos del deporte que conservo son de esa etapa.

En la redacción de un diario, Deportes es una especie de isla. Paradisiaca o desierta. Hay muchas horas en las que estamos solos. Es la sección donde el oficio es más una forma de vida que de trabajo. La dedicación es exagerada, mañana, tarde, noche, los fines de semana... Tienes las páginas en blanco durante horas y, luego, en solo dos horas tienes que llenar 10, 14 páginas, y las llenas.

Hoy, el periodismo deportivo es más de análisis, más interpretativo, te exige más. Apenas hay exclusivas, lo que te diferencia es la visión propia a lo sucedido. Las teles, las radios ofrecen todo sobre un partido. Tú tienes que dar más, hay un esfuerzo tremendo. A las doce de la noche vives una doble presión: la del teclado y la del reloj».