Clara Peya, creadora total

La compositora y pianista presenta en el CAT su último disco, 'Mímulus', con las voces de Alessio Arena y Sandra Sangiao

MARTA CERVERA / BARCELONA

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La polifacética Clara Peya, pianista y compositora hiperactiva, ha editado ya seis discos a sus 30 años y creado la música de musicales como 'Mares i filles' y 'Homes foscos'. También ha colaborado con La Intrusa Danza en 'Best of you' y montajes de danza teatro como 'Limbo' con La Era de les Impunxibles, compañía de la que es cofundadora. Ha trabajado en espectáculos de circo como 'Garbuix' y también en una ópera de bolsillo, '4Carmen'. Este viernes se concentrará solo en su música y presentará una nueva versión de 'Mímulus', su último disco, en el Centre Artesà Tradicionàrius (CAT).

En esta ocasión Alessio Arena Sandra Sangiao, de la Barcelona Gypsy Klezmer Orchestra, interpretarán por primera vez las canciones en lugar de Ferran Savall y Judit Neddermann, con quienes grabó el disco. Vic Moliner (contrabajo) y Didak Fernández (batería) completan la formación. "A diferencia de otros trabajos míos como 'Espiral', este último disco es más romántico-comercial" dice Peya, una mujer que desprende una gran energía y no teme decir las cosas como le salen, sin filtros. 'Mímulus' tiene melodías agradables y luminosas, entra bien y transmite buenas vibraciones. "Soy una romántica exaltada, una punki romántica. Voy de dura pero soy supertierna".

Pero advierte que el próximo disco será distinto. "En el siguiente el piano tendrá más protagonismo, aunque habrá voces". El acústico que grabó en la Casa Orlandai para Música Directa de EL PERIÓDICO y que acompaña esta información da una pista.

Una de sus pegas, admite, es que con tanta actividad creativa descoloca al personal. "Yo tengo el problema o la virtud que me gusta mucho todo y hago cosas muy diferentes. Tengo muy pocas limitaciones musicales y artísticas por eso puedo hacer un disco experimental y después realizar un musical".

A CONTRACORRIENTE

Pero ir a contracorriente le va y lo tiene asumido. Peya se ha sentido desubicada a menudo porque no es una chica típica en ningún sentido. "Soy una chica pero soy muy masculina, no entro en los cánones normales de la sociedad", afirma. En un mundo que necesita clasificarlo y etiquetarlo todo, Peya plantea no pocos equívocos. Explica una anécdota para ejemplificarlo: "En el vestuario del gimnasio cada día he de justificar que soy una chica". Las yayas suelen confundirla con un chico por llevar pelo corto, ser delgada y no tener un pecho prominente. "Antes me cortaba, pero el otro día le enseñé una teta a una para demostrarle que era una chica. Ya estoy harta". Y conste que no lo dice enfadada sino con humor.  

Desde pequeña noto la gran actividad de su cerebro. En él se acumulaban ideas sin cesar. Aprender a tocar el piano con el método Suzuki le permitió focalizar su atención en algo y dar rienda suelta a su creatividad al margen de estudios que nunca resultaron atractivos para ella. A los 15 entró en el Esmuc y se licenció en piano clásico. Cuando acabó cambió de mundo y exploró el jazz en el Taller de Músics. Pero no se ha dedicado a ninguno de los dos. Peya ha marcado su propio camino.

SIN PARTITURAS

Hace años que no utiliza partituras, lo toca todo de memoria. "Ahora que acabo de cumplir 30 años me noto mejor a nivel artístico y personal. Muchas veces he intentado ser quien no era y no ha funcionado en absoluto. Me he dado cuenta que cuanto más fiel a mi misma y más sincera, mejor me va todo", confiesa.

"Ahora no hago ni jazz ni clásico pero todo lo que he estudiado me ha servido. Me salen muchas cosas que he interiorizado cuando menos lo espero", admite Peya. No reniega de su pasado, lo asume. "A mí lo que me ha funcionado es ser yo misma. El arte es una suma de trabajo, talento, suerte pero también, y mucho, de personalidad". De eso no le falta.