JOANA SERRAT

Joana Serrat: "Busco la luz que acerque a la plenitud"

Cantautora, presenta el disco 'Dear great canyon'

NÚRIA MARTORELL
BARCELONA

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Joana Serrat (Vic, Osona, 1983) factura un maravilloso sonido folkie  americano que tanto es dulce ('Stop feelin' blue') como arrebatador ('Place called home'), épico ('The blizzard') y trotón y cautivador ('So clear'). El nuevo fichaje del sello del Primavera Sound ya llamó la atención con trabajos autoeditados como el evocador 'The relief sessions'Pero con 'Dear great canyon' da en la diana. Hasta ayer ofreció recitales en tiendas de discos londinenses como la mítica Rough Trade East, donde han actuado Suede, Pulp... Y el próximo jueves cantará en Barts (con Refree, en el Guitar Festival BCN), el 4 de abril en La Pedrera (De prop), el 23 en la Antiga Fàbrica Damm (No Sonores), el 4 de mayo en la Nova Jazz Cava (Terrassa), el día 30 en el Primavera Sound de Barcelona y el 7 de junio en el de Oporto. Y el 16 de agosto regresará a Londres para tocar en la sala Jabberwoky.

-¿Esperaba que Dear great canyon  tuviera tantísima aceptación?

 

-Estoy muy contenta. Tenía alguna duda, pensaba que a lo mejor la gente me preguntaría por qué en esta ocasión no hay ninguna canción en catalán, pero no ha sido así. Han percibido la honestidad y sinceridad que predomina en el disco.

-¿De dónde le viene la vocación?

 

-Desde niña sentía que tenía ganas de cantar. Siempre dando el coñazo con les nadales [risas]. Empecé a hacer canciones, me fui a Dublín y al regresar grabé mi primera maqueta, Liffey. Recuerdo en un documental de Roy Orbison que decía que si de pequeño sabes que quieres hacer canciones no puedes luchar ni dar marcha atrás.

-Como para darla, tras lograr que  trabaje con usted el mismísimo Howard Bilerman, ex-Arcade Fire (y productor en su álbum de debut Funeral), propietario del mítico estudio Hotel2tango...

 

-Envié cuatro demos a dos productores internacionales. Los dos me contestaron el mismo día. Pero con Howard noté un feeling inmediato. Me envió un correo diciendo: 'Yo quiero hacer tus sueños realidad'. Fue un amor a primera vista.

-¿Y fue muy intervencionista?

-No. Dejó que las canciones se desarrollaran. Y vio muy claro que se debía grabar en directo, analógicamente. Su aportación es técnica. Lo que sucede en las canciones es tal y como estaban. The secret, que es tan corta, le pregunté si podía alargarla. Me dijo que no: 'Así es perfecta'.

-Otro puntazo es la participación del también canadiense Gavin Gardiner, cantante y guitarra de los imprescindibles The Wooden Sky.

 

-Vino expresamente para grabar en mi disco, sin pedir nada a cambio. Y me dedicó uno de los mayores piropos que he escuchado hacia mis canciones. Me dijo que Flowers on the Hillside le recordaba a Bill Callahan. '¿Le conoces?', me preguntó. '¡Le adoro!'

-Es un disco con sus dos caras muy diferenciadas.

 

-Hay montañas, excursiones, una cima en la que coges aire, ves el paisaje, el camino recorrido, amplías el horizonte. Y está el momento de la  meditación, del descenso con más calma, la parte introspectiva, cuando afloran las emociones. Mi padre me preguntó si esta cara A, con más testosterona, no era un poco complicada, dura. Es un riesgo que quiero asumir; el concepto del álbum. Es necesario hacer este esfuerzo para hacer este descenso. En mis canciones el paisaje es vital. El disco busca conseguir esa luz que te acerque a la plenitud.