CONCIERTO DENTRO DEL CICLO 'ELS DIMARTS EM SENTIRÀS'

'Folky' inusual e indómito

Isaac Ulam, que actuará en la Sala Beckett, anuncia un disco de habaneras «modernizadas»

NÚRIA MARTORELL
BARCELONA

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Isaac Ulam cuenta con un pasado «inusual», admite. Tanto como su propuesta. Debutó antes de la eclosión de la escena folk catalana y enseguida quisieron emparentarle con Pau Riba. Pero aclara: «Yo bebí del folk anglosajón, supongo que lo mismo que él». Autoeditó su primer álbum, En els prats més llunyans, y pasó a ser un disco de culto. «Debía de ser porque no lo escuchó ni Cristo -bromea-. La mayoría me decían: 'Vaya muermo, es un puto rollo'». El caso es que el perspicaz sello Bankrobber le echó el anzuelo, le publicó un nuevo trabajo, Murtra, y le ha programado en la Sala Beckett el próximo día 29 (dentro del ciclo Els dimarts em sentiràs).

El de Blanes explica que se hará acompañar de cuatro músicos y que parte de su repertorio se nutrirá de canciones que no incluyó en este segundo compacto «porque no había dinero para estar más días en el estudio, no porque se descartasen», puntualiza. Y adelanta títulos como Pensaments dolents y Estructures del mal. «Menudos nombres. Imagínate qué mal rollo. Pero en el fondo son de buen rollo, ¿eh?».

Querencia por Grecia

Ulam aclara que a él le apasiona el videoarte. Explica que también pinta, realiza audiovisuales y hasta escribe guiones. «Tengo uno acabado, Odeón, y es como una tragedia griega a mi manera». Por cierto, el nombre de Murtra lo eligió «por su vínculo con Cytherea, diosa griega del amor». Y en su próximo lanzamiento no faltarán guiños al folclore griego. «Desde muy joven, y aún ahora, me emociona mucho escucharlo. Y ya en mis primeras canciones hacía arreglos de esta música mediterránea», recuerda.

El cantautor psicodélico, como también le describen, está a punto de publicar un disco de la mano de José Domingo con «habaneras, jotas...». «Será una revisión actual que no tendrá nada que ver con el folk anglosajón del que tantas referencias tenemos». Reivindicará la tradición desde una óptica «de modernidad». Pero entronca directamente con su pasado.

«En casa de mi padre llevábamos una vida alternativa: reciclábamos comida... y venía mucha gente. Él y sus amigos son todos marineros y cada viernes se reunían para cantar. ¡Cómo me emocionaba y lloraba al escuchar tantas voces juntas!». Lo primero que aprendió a tocar con la guitarra fue una habanera. Y con 14 años un amigo de su padre salió de la cárcel, se fueron a celebrarlo a un restaurante y le animaron a cantar en público. Desde entonces, la guitarra es una de sus fieles aliadas.

Además, le hace especial ilusión que en el disco colabore el que fue su tutor y profesor de música, Pere Fort. «Después de 20 años nos hemos reencontrado. Yo era un mal estudiante de cojones». El álbum, bautizado Temple d'aigua i llum, lo estrenarán el 14 de marzo en el CAT (Centre Artesà Tradicionàrius).