Wolff: "La anarquía no funciona en un equipo"

Mercedes renovó a Rosberg tras el accidente de Barcelona, cuando Hamilton amenazó con dejar el equipo en la siguiente carrera

Toto Wolff, jefe de Mercedes.

Toto Wolff, jefe de Mercedes. / periodico

MIGUEL MARTÍNEZ

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Podía haber acabado como un auténtico campeón, ganando el gran premio por medio minuto y felicitar a Nico Rosberg por su título, pero Lewis Hamilton optó por ralentizar la carrera de una manera bastante sucia —si hablamos de compañeros— para perder igualmente el título y hacerlo de forma chabacana. Ahora el equipo podría tomar mediadas contra él por desobedecer las órdenes que recibía por radio. Siempre es peligroso dejar en ridículo a un jefe, suele traer consecuencias saltarse las reglas ante todo un equipo y una organización. Tampoco le servirá amenazar con dejar el equipo de nuevo. Lo hizo en el mes de mayo, tras el accidente con Rosberg en Barcelona, después de la reprimenda de los jefes, y Mercedes reaccionó renovando a Rosberg y llamando al joven Pascal Werlein para los test.

HAMILTON SE ASUSTÓ

Llevaban meses negociando con Rosberg. El alemán quería una renovación por dos años, pero Mercedes se negaba porque no quería hacer coincidir el final del contrato de Rosberg con el de Hamilton. Pero Hamilton se encabritó en la reunión en la que le culparon de haber provocado el accidente con Rosberg. “Ya está, me voy, no piloto en Mónaco”, dijo. Y se fue de la reunión. Mercedes llamó entonces a Werlein —un hombre de la casa que ya ganó el DTM para la marca y que pilotaba en Manor— para tomar el volante del Mercedes en los test posteriores al GP de España. El objetivo era prepararle para conducir en Mónaco. El segundo paso fue renovar a Rosberg.

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Cuando Hamilton vio que su amenaza no surtía efecto, volvió al redil… hasta el episodio de este domingo en Abu Dabi. Su desobediencia ante las órdenes que el equipo le estaba dando por radio para que dejara de ralentizar la carrera, han dejado en evidencia a sus jefes, pero Toto Wolff no tiene muy claro cómo reaccionar. “Todo es posible, desde un cambio de nuestras normas internas para el año que viene —porque estas no han funcionado en carreras críticas—, hasta, quizás, darles mayor libertad de competir el uno contra el otro”, explica el jefe de Mercedes. "O, quizás, seamos más duros al sentir que nuestros valores no fueron respetados. Puede ocurrir una gran variedad de cosas, y aún no sé qué va a pasar".

LA REFLEXIÓN DE WOLFF

Una parte de Toto Wolff le hace pensar que con 1500 personas en Brackley (fábrica de chasis del F-1) y Brixworth (motores de F-1), y 300.000 en Daimler, “se crean valores, y tienes que respetar esos valores. Hacer eso en público significa que te estás poniendo por encima del equipo, es muy simple. La anarquía no funciona en ningún equipo ni ninguna empresa. La otra mitad dice que era su única oportunidad de ganar el campeonato en ese momento y no puedes pedirle a un piloto de carreras, no uno de los mejores, sino el mejor, que sea un perro de guardia en el coche y que cumpla en una situación en la que sus instintos no se lo permitían. No es algo sencillo".