Sexualidad y sociedad

¿Deseamos aquello que no tenemos?

¿Has pensado alguna vez que deseas más a tu vecino o a la profesora de tu hijo que a tu pareja? A veces parece más apetecible otra persona que no la que llevas años teniendo al lado

Una pareja antes de irse a la cama.

Una pareja antes de irse a la cama. / periodico

ELENA CRESPI ASENSIO

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Posiblemente existen muchísimas más razones pero veamos algunas de las más importantes:

1. La novedad: nuestro cerebro reacciona más intensamente cuando el estímulo que tiene delante es novedoso. Es entonces cuando se disparan los niveles de dopamina y aparece lo que mi compañera Mara Dierssen llama “el subidón dopaminérgico”. Eso implica sentir deseo y excitación sexual de manera casi automática. Pero eso no necesariamente conlleva a culminar esa excitación con esa persona...

2. La rutina: la rutina e incluso la monotonía (para mí la monotonía es la suma de la rutina y el aburrimiento) hacen que esa persona que tienes en casa y que ves cada día, tu pareja, sea menos apetecible porque uno se acostumbra a ella.

3. Alimentar el deseo: estamos poco educados en alimentar el deseo dentro de la pareja estable para que este se mantenga a lo largo de los años. Evidentemente disminuye con el tiempo, no sería posible sentir la locura de los primeros seis meses durante los próximos treinta años de vida...  pero que disminuya con el tiempo suele ser culpa de no alimentarlo ni cuidarlo.

4. Cuando damos por segura la relación de pareja: si creemos que nunca perderemos la relación y que no puede suceder nada para que la pareja se rompa, es cuando damos por segura la relación e, inconscientemente, dejamos de cuidarla con tanta intensidad como al principio, cuando debemos seducir a la pareja para que nos elija y se quede con nosotros.

5. Rayo de pasión: tendemos a pensar que el deseo acude a nosotros cual rayo de pasión descontrolada que nosotros no dominamos... y eso no suele ser exactamente así. Ese “subidón” que hace que nuestro deseo aparezca sin forzarlo suele darse en 3 situaciones muy concretas:

- Cuando nos enamoramos: este es el “subidón dopaminérgico” que comentábamos anteriormente

-Cuando somos adolescentes: la bomba hormonal que sufrimos durante esta etapa hace que sin hacer ningún esfuerzo nuestro deseo y nuestra excitación esté a flor de piel

-Cuando una persona desea ser madre o padre: en ese momento se le ve una finalidad muy clara a la sexualidad (tener un hijo) y es cuando el deseo sexual suele multiplicarse por mil.

Pero ese rayo de pasión no suele aparecer si no lo cultivamos un poco... ¿Cómo podemos hacerlo? Veamos algunas pistas:

-Teniendo en cuenta que no solamente hay que seducir a la pareja en la etapa del cortejo

-Aprendiendo a tener una buena comunicación con la pareja (y también una buena comunicación sexual)

-Gozando de una relación de pareja sana, que no sea tóxica

-Valorando la sexualidad en pareja como un juego que puede servir para divertirnos, darnos placer, comunicarnos y decirnos que nos amamos

-Conociéndonos bien a nosotros mismos para poder ayudar a nuestra pareja a que aprenda cómo funciona nuestro cuerpo

-Evitando los mitos y las falsas creencias sobre la sexualidad y la pareja

Y posiblemente podría estar escribiendo horas y horas para ver qué se puede hacer para enriquecer el deseo de una pareja para no caer en la monotonía...

Por lo que, como siempre, os animo a que busquéis qué es aquello que os ayudará a vosotros y a vuestra pareja a enriquecer vuestra pasión y a seduciros...

PD: Tenemos ojos, somos personas, nuestro cuerpo reacciona ante los estímulos... por lo que si nos sentimos excitados con el vecino o la profesora de nuestro hijo no es nada malo... lo que hacemos con eso es lo peligroso pero que nuestra mente dispare deseo cuando vemos a alguien que no es nuestra pareja no es un indicador de que algo va mal... sencillamente nos indica que somos personas y reaccionamos ante lo que vemos...

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