Experiencias

En Snowdonia la música suena mejor conduciendo un Aston Martin

Aston Martin y Bowers & Wilkins ofrecieron una experiencia única combinando gastronomía, motor y sonido

En Snowdonia la música suena mejor conduciendo un Aston Martin

En Snowdonia la música suena mejor conduciendo un Aston Martin / Andy Morgan

Iulene Servent

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Hay pocas cosas en la vida que realmente tienen un valor incalculable. Viajar es, sin duda, una de ellas. Viajar te permite conocer otras culturas, saborear gastronomías diferentes y contemplar paisajes desconocidos que transforman la mirada.   

Pero viajar, por sí solo, no garantiza una buena experiencia. Existen algunos elementos clave que pueden hacer del viaje un auténtico sueño o una pesadilla. El primero es la compañía, esto es clave. Eso no quiere decir que la mejor compañía a veces no pueda ser la de uno mismo, por supuesto. Pero cuando te embarcas en un viaje con la persona adecuada, todo cambia. 

Cuando el sonido es el protagonista

Uno de los elementos que realmente puede cambiar tu viaje es el sonido. La música es lo que pone emoción en la vida. Y si hay una marca que realmente entiende eso y lleva prácticamente sesenta años trabajando en ello, es la marca inglesa Bowers & Wilkins. Son tan persistentes en mejorar sus productos que puedes sentir escalofríos cada vez que escuchas música a través de ellos. De hecho, es su leitmotiv; “Nuestra ética de trabajo se basa en una idea muy clara: sea lo que sea lo que hagamos, siempre debemos intentar hacerlo mejor la próxima vez”, afirma Andy Kerr, director de Marketing de Producto y Comunicación en Bowers & Wilkins.  

Desde los auriculares, que pueden salvarte de un vuelo ruidoso gracias a su sistema de cancelación de ruido y su increíble calidad de sonido, hasta los potentes altavoces que pueden transportarte y posicionar las diferentes notas musicales en distintas zonas de una habitación con una nitidez matemática, creando una experiencia sensorial de otro planeta.    

“Cuando conduces un Aston Martin, no deberías tener ninguna duda de la pasión, el legado y la artesanía que le han dado forma; cuando escuchas Bowers & Wilkins, deberías tener esa misma sensación”

Andy Kerr

— Director de Marketing y Producto de Bowers & Wilkins

Precisamente esta obsesión compartida por la excelencia es el nexo entre Bowers & Wilkins y una de las marcas británicas más icónicas y deseadas del mundo del motor: Aston Martin. Fundada en 1913, la firma automovilística representa el equilibrio perfecto entre artesanía, innovación y emoción al volante.

Un espíritu que también define a la legendaria firma de sonido. “Cuando conduces un Aston Martin, no deberías tener ninguna duda de la pasión, el legado y la artesanía que le han dado forma; cuando escuchas Bowers & Wilkins, deberías tener esa misma sensación”, explica Andy Kerr.  

#TrueSoundOnTheRoad, un V8 que late al ritmo de tu pulso

Abrir la puerta de un Aston Martin Vantage y sentarse al volante es entrar en una cápsula sensorial donde cada detalle está pensado para hacerte vibrar. Lo primero que llama la atención es la colocación de los altavoces: orientados directamente hacia el conductor, en lugar de seguir la disposición tradicional. Una elección que no es estética, sino emocional. Porque aquí el sonido no es un fondo, es protagonista. “No diseñamos sistemas de audio simplemente para cumplir la función limitada de ‘música de fondo. Queremos que el oyente se deje atrapar por el sonido, que conecte con él y que le emocione”, afirma Kerr.  

A veces, basta girar una llave —o en este caso, presionar un botón— para encender algo más que un motor. Desde el primer momento en que el Aston Martin Vantage cobra vida, sientes que no estás al mando de un coche, sino de una emoción en estado puro. La respuesta inmediata del acelerador, la dirección que parece leer tus pensamientos y el exquisito diseño con materiales de alta calidad hacen que cumpla todos los requisitos del coche deportivo soñado.  

Conducir por las surreales carreteras de Snowdonia no es simplemente recorrer una ruta: es sumergirse en una postal viva. Si encima tienes la suerte de disfrutar de un día soleado, buena temperatura y un cielo azul que contrasta con el verde del paisaje es tan intenso que parece irreal. Ovejas pastando en las praderas que parecen puestas a propósito en una bucólica postal.

Es el tipo de conducción que no se olvida, que marca un antes y un después. No se trata de velocidad, sino de precisión. De placer.  

“No quería ser otro restaurante de alta cocina sin más. Quería una auténtica sacudida sensorial: algo que te golpee en la cara y se te quede grabado.”

Gareth Ward, dueño y chef de Ynyshir

Ynyshir, la culminación gastronómica: 29 platos, 5 horas, y un DJ en la cocina

Y si la conducción deportiva en paisajes cinematográficos no fuera suficiente, el restaurante Ynyshir completa la propuesta: un establecimiento de dos estrellas Michelin que ha revolucionado el concepto de alta cocina: “No quería ser otro restaurante de alta cocina sin más. Quería una auténtica sacudida sensorial: algo que te golpee en la cara y se te quede grabado.”, afirma el chef y propietario de Ynyshir, Gareth Ward.  

Ubicado en casi seis hectáreas de paisaje natural en el corazón de Gales, rodeado de praderas, un colmenar y vistas panorámicas de las montañas de Cambrian, Ynyshir —el único restaurante con dos estrellas Michelin de Gales— ofrece una experiencia tan inmersiva en la naturaleza que, por momentos, uno podría sentirse como Adán y Eva en su particular Jardín del Edén.  

“La música le da carácter a los platos, les marca el ritmo. Ritmos sucios para platos grasientos y decadentes, y algo más suave y fluido para lo delicado. Se trata de sentir la comida, no solo de comerla.”

Gareth Ward

La propuesta de Ynyshir rompe con los códigos tradicionales: el menú degustación de 29 platos se extiende durante cinco horas, acompañado por las sesiones musicales de Jacob, el DJ residente.

La música le da carácter a los platos, les marca el ritmo. Ritmos sucios para platos grasientos y decadentes, y algo más suave y fluido para lo delicado. Se trata de sentir la comida, no solo de comerla.”, explica Gareth Ward.  

“Ahora mismo tengo casi toda la colección almacenada mientras la voy clasificando. En total, diría que tengo entre 15.000 y 20.000 discos… y sigue creciendo.”

Jacob

— DJ en Ynyshir

Jacob, el DJ residente y parte inseparable de la experiencia, es quien se encarga de que esa sensación sea perfecta: “Cada mañana paso al menos tres horas rebuscando en mi colección, eligiendo los discos que pincharé esa noche”, cuenta. Su biblioteca musical es tan impresionante como ecléctica: “Ahora mismo tengo casi toda la colección almacenada mientras la voy clasificando. En total, diría que tengo entre 15.000 y 20.000 discos… y sigue creciendo.”  

Aunque sus sets cambian a diario, hay dos temas que siempre suenan y que se han convertido casi en el alma del lugar: Smalltown Boy, de Bronski Beat, y The Passenger, de Iggy Pop. “Son las canciones favoritas de Gareth, sin discusión”, afirma Jacob. “Nunca repito una sesión, pero esas dos son sagradas. En Ynyshir, todo se trata de conexión emocional, y la música, igual que la comida, tiene que golpearte por dentro.”  

La sinfonía de Jacob va conduciendo una cena de 5 horas, un recorrido sensorial que supone una forma de lujo que va más allá de lo material: es el lujo de vivir con intensidad.  

Ynyshir cuenta también con una sala de escucha donde todos los asientos están orientados hacia los altavoces Bowers & Wilkins. Una instalación que complementa la propuesta gastronómica con una experiencia sonora de alta fidelidad. "La música derriba barreras. Hace que la gente se relaje. Eso es lo que buscamos: que los clientes se dejen llevar durante unas horas y salgan eufóricos. No solo llenos, sino jodidamente vivos", sentencia Ward.

Viajar con pasión no es moverse: es transformarse

El lujo verdadero no siempre brilla ni se mide en quilates. A veces, se esconde en la dedicación absoluta, en la autenticidad de una experiencia llevada al límite de la perfección. “No tiene nada que ver con pan de oro o vajilla ostentosa; se trata de usar los mejores ingredientes posibles, tratarlos con total respeto y servirlos con precisión y cuidado. No es algo ostentoso ni falso: es una obsesión real por el detalle y por hacer todo al máximo nivel”, resume Gareth Ward.  

Al final, viajar con pasión y lujo no es acumular destinos ni rodearse de objetos exclusivos. Es vivir cada instante con los sentidos en alerta, es dejarse llevar por la armonía entre el rugido del motor, la precisión del sonido, la belleza del paisaje y la autenticidad de los sabores.  

Ese tipo de viaje, como el que ofrece esta aventura a Snowdonia, es un recordatorio de que el verdadero lujo reside en la intensidad de la experiencia, en la capacidad de transformar un trayecto en un recuerdo imborrable.  

Porque viajar no es solo desplazarse. Viajar es sentirse vivo. Y eso, sin duda, no tiene precio.