el arranque de un sector estratégico

El sector del automóvil no quiere un plan de ayudas solo para vehículos eléctricos

Unos operarios trabajan en la cadena de montaje de la planta de Seat, en Martorell.

Unos operarios trabajan en la cadena de montaje de la planta de Seat, en Martorell. / periodico

Xavier Pérez

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El Gobierno español está ultimando los detalles para presentar su plan definitivo de apoyo al sector del automóvil, estratégico para el país (10% del PIB y el 15% de la recaudación fiscal) y uno de los más devastados por la crisis provocada por la pandemia del coronavirus.

El plan reconoce varios frentes, y abarca desde el ámbito industrial hasta el comercial. Desde el sector están reclamando un apoyo vital para recuperar el dinamismo en un año que iba ya a ser difícil, tanto por la normativa europea de emisiones de los 95 gramos en 2021 como por la caída de la demanda que se venía produciendo desde 2019.

La hoja de ruta está trazada pero necesita confirmación. El plan para reactivar el sector, que anunció hace una semana Pedro Sánchez, ofrecerá inversiones industriales para modernizar la fabricación de vehículos, buscando garantizar una mayor competitividad y la reducción de la dependencia de terceros (como es el caso de China para las baterías). Se impulsará la investigación y el desarrollo, se trabajará en créditos ICO para aumentar la liquidez y se apostará por medidas en el ámbito laboral. Una nueva ‘fiscalidad verde’, orientada a mejorar la eficiencia de la movilidad, también está en el borrador.

Los inentivos a la compra de vehículos es un punto clave.  Con un mercado que registró el pasado mes de mayo una caída del 72,7% (viniendo de un descenso del 96,6% en abril), el sector necesita más que nunca un estímulo para los consumidores. La renovación del parque (cuya media de edad es de 12 años) es primordial y el Gobierno tiene ante sí la gran ocasión para conseguir, de una vez por todas, modernizar y mejorar la seguridad de los vehículos que circulan por España.

Neutralidad tecnológica

La asociación de fabricantes, Anfac, ya lleva tiempo trabajando con el Gobierno para adoptar las medidas necesarias en las que todos salgan beneficiados, pero el escollo que representa el tema medioambiental parece estar frenando la decisión final. Desde la patronal del automóvil ya han pedido al Gobierno que se habilite un plan global con 400 millones de euros en subvenciones y no solo para vehículos de energías alternativas.

Anfac presentó al ejecutivo un plan 2020-2040 el pasado 2 de marzo en el que reclamaba lo que ahora se hará motivado por el frenazo económico, un plan de revitalización.  La asociación pedía «fomentar la renovación del parque con los nuevos vehículos de bajas y cero emisiones, con especial interés en los electrificados, mediante una fiscalidad favorable, ayudas a la compra, ayudas a la infraestructura de recarga, mejora de la legislación para el fomento de la infraestructura».

En un segundo punto pedían potenciar el mercado con ayudas manteniendo a neutralidad tecnológica (una necesidad más que una petición), algo que, tras escuchar y conocer el contenido anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que el Gobierno presentó el pasado  19 de mayo, parece que no sucederá. La idea que ha calado de ese plan de prohibir la venta de vehículos con motor de combustión con horizonte 2040 no ayuda

Esta ley deberá, por lo tanto, cabalgar junto al plan que el Gobierno desvelará esta semana y en el que los ministerios de Industria y de Transición Energética no coinciden. El tema político e industrial pesa tanto o más que el ecológico, y desde los socios del Gobierno (Unidas Podemos) ya han advertido a los fabricantes que «si el Estado apoya al sector, los fabricantes deben <strong>adquirir un compromiso con el país</strong>», y añaden: «No puede ser que se den ayudas públicas a un sector y que las empresas deslocalicen las fábricas, echando a la calle a miles de personas».

Con estos mensajes los fabricantes mantienen ciertas reticencias, pero confían en una solución. Sobre todo después de ver como Alemania dejaba fuera de las ayudas a los vehículos con motores de combustión y apostaba solo por los eléctricos. Desde el sector creen «que se aprobará un plan que incluya algún tipo de incentivo a la compra de vehículos sea cual sea la tecnología, por lo que pensamos que incluirán también a los diésel y gasolina, pero no es seguro». En este sentido la ayuda directa para comprar vehículos nuevos iría para los clientes particulares, mientras que para las empresas se optaría por reducir el IVA.

La integración del Plan Moves

La pasada semana el Gobierno debía aprobar la segunda entrega del Plan Moves, una iniciativa con una dotación presupuestaria de 65 millones de euros destinada a fomentar la movilidad sostenible en el sector y que debía suponer hasta 5.500 euros de ayuda para comprar un vehículo eléctrico. Solo eléctricos, quedando fuera los híbridos y los híbridos enchufables. El plan no se aprobó, aunque los fondos ya están adjudicados (los administra el IDAE). Al final el Moves se integrará dentro del  plan global.

Desde el sector siguen esperando que el Gobierno reconsidere la propuesta y acepte alinearse con las tesis de paises como Francia e Italia que aceptan incluir a los motores de combustión en las ayudas, aunque como mal menor incluso verían bien una rebaja fiscal como ha sucedido en Alemania

Otros países en Europa ya han puesto en marcha sus propios planes a favor del automóvil:

Italia: Apoyo a lo local y sí al motor de combustión

Italia: Apoyo a lo local y sí al motor de combustiónLas ayudas del gobierno al sector en Italia, monopolizado por la exFiat, se concretan en el aval de un solo préstamo a FCA (Fiat-Chrysler) de 6.500 millones de euros, que concederá el banco Intesa San Paolo por tres años. La sociedad pública Sace avalará el 80% del mismo y el gobierno, en un acuerdo transversal con la industria y los sindicatos, ha establecido las condiciones, informa Rossend Doménech. En el terreno de los particulares está estudiando ofrecer 4.000 euros de ayudas a la compra de vehículos, incluyendo los de combustión (diésel y gasolina) para modelos Euro6 con achatarramiento de vehículo de 10 años o más. El paquete de 250 millones de euros estaría incluido en un plan de apoyo industrial que se aprobará en julio.

Francia: Incenticos también para diésel y gasolina

Emmanuel Macron presentó hace dos semanas un plan ‘histórico’ con el que acude al rescate de un sector clave (upone el 16% del negocio industrial y nutre a 4.000 empresas) con la vista puesta en la transformación ecológica y la recuperación de la soberanía industrial francesa. Para ello prometió una aportación estatal de 8.000 millones de euros. Renault fue la primera que acudió a la llamada y ya ha firmado un crédito de 5.000 millones de euros, avalado por el estado, informa Eva Cantón. También busca incentivar la demanda y dará una ayuda de 7.000 euros para adquirir uno eléctrico. Los híbridos enchufables también  tendrán una prima de 2.000 euros. El plan no olvida a los motores de combustión con una ayuda de entre 3.000 y 5.000 euros para cambiar un coche diésel o gasolina antiguo por otro más limpio (valen diésel y gasolina), tanto nuevo como de ocasión.

Alemania: Merkel no cede a la presión de los fabricantes

El plan público de 130.000 millones presentado la semana pasada por el gobierno federal alemán para impulsar la mayor economía de la UE tiene, obviamente, un parte dedicada a la industria automotriz, informa Andreu Jerez. En un paquete coyuntural que combina el aumento del gasto público y los estímulos fiscales  – reducción de un impuesto indirecto como el IVA – para incentivar el consumo interno hasta finales de este año, destaca, sin embargo, una inesperada medida: el ejecutivo de Merkel ha decidido prescindir de una prima para los coches de motor de explosión (aunque les rebaja el IVA tres puntos); ese incentivo se limitará a los vehículos eléctricos. Berlín promete doblar la prima de 3.000 euros ya existente para vehículos de motor eléctrico; sumada a los 3.000 euros que ofrecen los fabricantes, un coche eléctrico que cueste menos de 40.000 euros podría verse rebajado hasta 9.000 euros.

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