la salida de la crisis

El automóvil necesitará ayudas para arrancar en todo el mundo

China bonifica los coches más limpios y por debajo de 40.000 euros y España reclama un plan de renovación del parque

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Xavier Pérez

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Arrancar de nuevo el sector de la automoción será una de las tareas más complicadas tras la crisis sanitaria (y económica) provocada por el Covid-19. La paralización de la actividad industrial, tanto en proveedores como en líneas de producción, el confinamiento de la población (con una media de dos meses en la mayor parte de los países), el consiguiente descenso del tráfico de exposición en concesionarios y por tanto de la demanda, y las secuelas laborales en modos de ertes fatales para la confianza y la liquidez de los usuarios, han llevado al sector a estar contra las cuerdas. En todo el mundo.

China fue el primer país en recibir el azote del coronavirus, precisamente en una de sus zonas más industrializadas por el automóvil, Wuhan. Tras cerrarse durante más de diez semanas la província se reactivó y las fábricas volvieron a producir. A finales del pasado año, justo antes de que entrara la pandemia, la demanda en China estaba cayendo y el gobierno estableció planes de apoyo para fomentar la compra de vehículos de ‘nueva energía’ (eléctricos, híbridos, enchufables y de hidrógeno).

Apoyo a los 'eco' más baratos

La propuesta inicial de las ayudas acababa este año y las autoridades locales ofrecían estímulos de entre 1.300 y 2.000 euros para comprar coches eléctricos antes de la pandemia. Con la crisis sanitaria el gobierno ha decidido ampliar  el plazo de subsidios hasta 2022, eximiendo a los compradores de los impuestos, pero con una modificación respecto al plan vigente, según anunció esta semana el ministro de finanzas, Liu Kun. Sólo ofrecerán ayuda a los vehículos cuyo precio esté por debajo de los 300.000 yuanes (unos 39.260 euros).

Eso excluirá a algunos fabricantes europeos como BMW, Audi o Mercedes-Benz que, pese a contar con modelos electrificados tienen precios más elevados. El mismo caso que Tesla, que incluso el ‘económico’ Model 3 hecho en China cuesta 323.800 yuanes (42.370 euros). Las ayudas públicas se reducirán un 20% en 2021 y un 30% en 2022.

En ese momento, el gobieno chino espera haber recuperado un mercado (cuya caída se espera que sea un 2% este año, el tercer descenso consecutivo desde 2017) que los concesionarios han tenido que salir a buscar clientes con interesantes descuentos tras levantarse el confinamiento.

El ejemplo chino de reapertura de fábricas y de planes de apoyo a la economía se empieza a replicar en el resto del mundo. Europa y Estados Unidos saldrán en breve de los cierres productivos, aunque con la evidente preocupación por el exceso de stock en las campas. Este problema es el que podrá retrasar alguna apertura de fábricas o parar otras como ha sucedido en Japón. Tras analizar la ausencia de demanda, los fabricantes no arriesgan.

Planes más abiertos

En España la patronal del sector reclama al Gobierno un plan de apoyo a la salida de la crisis. Desde los fabricantes valoran positivamente que el plan de apoyo al vehículo electrificado (Move) se apruebe en breve, pero ahora reclaman con más razón que nunca un plan más abierto a todas las tecnologías. «Es una oportunidad única para hacer un plan de achatarramiento que acabe con la antiguedad excesiva de nuestro parque», reclama Mikel Palomera, director de Seat España.

Todo apunta a que el Gobierno adoptará una decisión en las próximas semanas. Sin dinero no hay clientes, sin clientes no hay visitas al concesionario y sin concesionario no hay demanda. Un círculo vicioso.