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Los fabricantes europeos advierten de la transición 'forzada' al coche eléctrico

Un coche eléctrico enchufado.

Un coche eléctrico enchufado. / periodico

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Electrificación, sí. Pero no a cualquier precio. Y tampoco hay prisa. La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) ha advertido de que una transición "forzada" hacia los vehículos eléctricos puede suponer un "profundo impacto" en el empleo en la Unión Europea (UE), ya que este tipo de automóviles requiere "mucha menos" mano de obra que los de combustión interna. Este debate, que ya hace tiempo que se vioene suscitando entre los defensores y los detractores del vehículo eléctrico, se suma al de las infraestructuras escasas y al del reciclaje de las baterías.

En un comunicado, la asociación considera que la Comisión Europea ha subestimado al sector centrándose solo en los objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2025 y 2030 y no en el problema global de movilidad sostenible. Estos objetivos se votarán en la Comisión de Medio Ambiente la próxima semana y deberán ser ratificados por el Parlamento Europeo a principios de octubre. Todo ello se suma a la implantación de la nueva normativa de emisiones WLTP.

ACEA basa su opinión en un informe del que se desprende que un cambio demasiado rápido, apresurado y movido solo por la pancarta ecológica a los vehículos eléctricos tendrá un notable efecto negativo en el empleo, debido a que la producción y el mantenimiento de los vehículos con batería requieren menos mano de obra que los convencionales, dada su menor complejidad mecánica y a que incorporan menos piezas. En este sentido, el comunicado de la asociación apunta que dicho cambio podría afectar de manera un tanto "desproporcionada" también a los proveedores de piezas y componentes, según un estudio del banco suizo UBS y citado en el informe.

Reducción de componentes

De hecho, se espera que los proveedores de automóviles europeos produzcan aproximadamente un 38% menos de piezas y componentes para automóviles eléctricos, en comparación con una pérdida de alrededor del 17% para los fabricantes de automóviles. El estudio señala que muchos de estos proveedores en la UE son pequeñas y medianas empresas, y que probablemente tendrán más dificultades para lograr esta transición en el corto plazo que las propias marcas.

El informe también subraya que las baterías representarán entre el 35% y el 50% del coste total de un automóvil eléctrico en el futuro, por lo que, en caso de que estas no se fabriquen en territorio europeo y sean importadas, el valor sumado por las empresas de la UE a los automóviles será mucho más bajo. La producción de baterías en China es una realidad y parece que el sector anda encaminado hacia ese punto.

"Los responsables políticos deben enfrentar el hecho de que la UE dependerá en gran medida de los materiales de otros países y de las baterías producidas fuera de Europa. Además, incluso si se produjeran baterías a gran escala en la UE, el impacto positivo en el empleo sería pequeño y requeriría habilidades que los empleados de producción que hoy en día probablemente no tienen", destaca ACEA.

En la actualidad, la industria del automóvil representa más del 11% del empleo total de la UE, ascendiendo a más del 20% en algunos países como República Checa, Alemania, Italia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Suecia y Reino Unido. Eso significa que un impulso forzado a los automóviles eléctricos afectará "desproporcionadamente" a los trabajos en estos países, según el informe de FTI. En Europa, trabajan actualmente 13,3 millones de personas relacionadas con el sector de la automoción de manera directa e indirecta.

"Los fabricantes de automóviles están deseando moverse lo más rápido posible hacia vehículos con cero emisiones, sin embargo, toda la cadena de suministro automotriz europea deberá transformarse a un ritmo que sea manejable, protegiendo el empleo y la viabilidad a largo plazo del sector", explicó el secretario general de ACEA, Erik Jonnaert. En este contexto, Jonnaert recalcó que el informe deja claro que los objetivos de reducción de CO2 que propone Bruselas son "demasiado estrictos".