MUNDIAL DE MOTOCICLISMO
Mar Rovira, psicóloga: "Los pilotos derrotan al miedo a los cinco años"
Marc Rovira, exjugadora de baloncesto profesional, trabaja como psicóloga deportiva desde hace muchos años tanto con equipos como con deportistas individuales
"Somos detectives, cuyo primer objetivo es descubrir todo aquello que es nocivo para el progreso y mejora, en este caso, de un piloto como Jaume Masiá", señala Rovira
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Luego dicen que los deportistas deberían ir a la Universidad. Que su formación es muy necesaria para cuando, relativamente jóvenes aún, deben abandonar su actividad. No le cuenten nada de todo eso a Mar Rovira (Barcelona, 1975), jugadora profesional de baloncesto durante 17 años, psicóloga de enorme prestigio, que ha trabajado y trabaja con todo tipo de deportistas, desde equipos hasta individualidades, como Jaume Masiá, segundo del Mundial de Moto3.
Y digo que no le cuenten las dificultades de compartir el deporte al más alto nivel con los estudios, porque Mar empezó a estudiar la carrera de Psicología en Barcelona, la tuvo que continuar en Salamanca, la acabó en Lugo, hizo el doctorado en Santiago de Compostela y la tesis en León. ¿Tiene o tiene mérito todo este periplo?
Ya son reconocidos
Mar reconoce que no tiene nada que ver trabajar con equipos que trabajar con deportistas individuales, “aunque todo el mundo, incluso el tenista o el piloto de carreras, tiene equipo”. Mar cuenta, con satisfacción y orgullo, que ellos, los psicólogos deportivos, han dejado de ser unos ‘loqueros’. “El deporte ya nos percibe de otra manera. Yo, cuando empecé, gastaba parte de mi tiempo en hacer un trabajo didáctico, explicar que mi presencia allí era para mejorar el rendimiento del equipo o del deportista, no porque nadie tuviese un problema. Ahora, ya todo el mundo considera que debemos formar parte de un equipo multidisciplinar”.
“Yo siempre digo que somos como detectives, que buscamos, en el entorno del deportista, qué piezas están influyendo en su rendimiento, que cosas son nocivas para él y cuáles no y, a partir de ahí, intervengo y, a veces, esas actuaciones no son agradables, no”, comenta Mar, que añade: “No se me caen los anillos a la hora de reorganizar el entorno del deportista, sobre todo si he descubierto claramente qué es lo que bloquea su progreso”.
"Los pilotos, con su aprendizaje desde niños, aprenden a superar y olvidar el miedo y el riesgo. Para ellos no existen"
Y no solo son detectives, también son médicos de guerra. “Médicos de guerra porque, como en el campo de batalla, nunca sabes qué situación te vas a encontrar. Y, en ese sentido, no es lo mismo que te contrate el club, el entrenador o el deportista. A mí, por suerte, en el Mundial de motociclismo, me ha contratado el equipo Leopard Racing, que es una familia y uno de los mejores ‘teams’ de este ‘paddock’, donde se trabaja de maravilla y, sobre todo, donde se sabe distinguir de una manera muy, muy, profesional cuando estamos trabajando y cuando estamos de risas”.
Repito, Mar ha trabajado con todo tipo de deportistas y en todo tipo de escenarios. De todas las situaciones ha salido reforzada. “Soy muy fan de los pilotos, mucho, porque son jóvenes, muy divertidos y tienen muchas ganas de aprender y mejorar. A veces me recuerdan, aunque no es lo mismo por supuesto, a los porteros, que son, dentro de un equipo de cualquier disciplina, personas muy especiales, mucho. No digo que sean individualistas, raros, como puede pensar mucha gente de forma errónea, no, digo que son diferentes. Y me encantan”.
Mar explica que lo primero que tienes que hacer cuando empiezas a trabajar con un piloto de motos es adaptarte a ellos. “O te adaptas o no te los ganas y, si no te los ganas, jamás harás bien tu trabajo y el piloto nunca notará la mejora en la pista, en los resultados. Y ¿por qué te debes adaptar?, porque ellos se pasan el día adaptándose a las condiciones de su trabajo, tremendamente especial. Llueve, hace sol, neumático blanco, duro, corren en grupo, se escapan, la moto va redonda, la moto tiene problemas….pero ellos siempre se entregan a tope. Todo lo que explican los libros de psicología hay que apartarlo, tirarlo a la basura, cuando trabajas con ellos, que son como esponjas y, sobre todo, muy, muy, simpáticos y divertidos”.
Niños muy atrevidos
Le cuento que Roser Alentá, la madre de los Márquez, dice que sus hijos no tienen miedo “porque lo derrotaron a los cinco años”. “Así es, es la mejor explicación que he oído nunca. Todo en ellos, en todos los pilotos de motos, que van a 200, a 300, a 360 kms/h., es un proceso gradual de aprendizaje continuo y, a medida que crecen, que pasan los años, que se entrenan y compiten, asumen el riesgo y desechan el peligro, el miedo. Ellos, a lo largo de ese crecimiento y aprendizaje, se han adaptado a la normalidad de no tener miedo. Para ellos es casi natural. Durante todos esos años de aprendizaje, casi sin darse cuenta, van adquiriendo capacidades, habilidades, con las que ese riesgo, que nunca desaparece, se minimiza muchísimo”.
Eso sí, Mar, que ha trabajado con dos pilotos que dejaron las carreras en cuanto sintieron que tenían miedo, afirma que “ellos saben, mejor que nadie, que en cuanto detectan el riesgo, deben dejarlo. Y lo dejan porque no tienen más remedio. Esa sensación ya no puede borrarse de su mente”. Mar nunca, jamás, utiliza con Jaume la palabra miedo, riesgo, peligro. “No existen y una de mis funciones es ofrecerle a Jaume herramientas para que corra sin miedo”.
"Con estos chicos, que son tan especiales, jóvenes y divertidos, los libros de psicología hay que tirarlos a la basura"
Según cuenta Mar, lo primero que hay que descubrir en el piloto es si asume lo que ella llama el triángulo de la muerte: Quejas, excusas y la culpa es de los demás. “Con los pilotos que tienen esa mentalidad, esa forma de pensar y correr, que es muy fácil de adquirir, no es fácil trabajar. Las excusas en este deporte son muy fáciles, demasiado comunes. Se puede culpar a la moto, los neumáticos, el clima, los rivales…pero lo primero que hay que asumir para progresar es asumir tu responsabilidad en lo que ha ocurrido, en lo que debes controlar. Mi primer trabajo es saber si mi piloto piensa o no en ese triángulo de la muerte”.
Mar acaba diciendo que “pilotar no es solo dar gas, acelerar, frenar, plegar más que nadie en las curvas, sino tomar decisiones en milésimas de segundo, regular tus emociones, mantener un diálogo interno contigo mismo adecuado, adaptándome a tu entorno que, en la pista, es muy cambiante”.
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