MUNDIAL DE MOTOGP

Márquez: "No se puede ir del infierno a la gloria en un paso"

El ocho veces campeón del mundo de motociclismo muestra su felicidad por haber conseguido, un año después, su primer podio tras reaparecer en el Mundial de MotoGP

"Era aquí, en Australia, o en Valencia, y me la jugué con el neumático blando trasero, aunque no todo el mundo en mi equipo creía que fuese el adecuado", reconoce MM93

Marc Márquez

Marc Márquez / ALEJANDRO CERESUELA

Emilio Pérez de Rozas

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Pegadito, muy pegadito, casi a la misma altura que los tres grandes protagonistas del Gran Premio de Australia, estuvo Marc Márquez (Honda), con su espectacular, prodigioso y (casi) inesperado segundo puesto en la carrera de MotoGP, consiguieno su primer podio después de un año tremendo, doloroso. MM93 vivió pegadito a los tres ganadores del día, Izan Guevara (M3), Alonso López (M2) y Àlex Rins (MotoGP), porque viene de donde viene: dos años tormentosos, cuatro operaciones en su brazo, húmero y hombro derecho y cuatro recuperaciones complicadísimas.

Y, sí, ya todo el mundo asegura que el campeón, el icono, está de vuelta. Tan de vuelta que, desde el podio del maravilloso trazado de Phillip Island, se atrevió, al igual que hizo Rins, a lanzar sus botas al público con toda la fuerza, que ya es mucha (no toda), que le ofrece su reconstruído húmero “pues, en Jerez, traté de lanzar un guante y casi no pude, pues ese hueso estaba girando 34 grados”.

Es por eso que ayer Márquez se mostraba muy, muy, feliz de ese nuevo podio, el 100 en MotoGP (139 entre las tres categorías en las que ha corrido), igualando al mítico Ángel Nieto "y aún no hemos terminado". “Está claro que es para estar contento. No se puede ir del infierno a la gloria en un paso, pero casi lo conseguimos. La victoria ha estado cerca. Venimos en una progresión ascendente. Tal como me encontré en Tailandia, Phillip Island era donde más opciones tenía de hacer un buen resultado”.

Marc Márquez (Honda) posa con todo su equipo en Phillip Island.

Marc Márquez (Honda) posa con todo su equipo en Phillip Island. / ALEJANDRO CERESUELA

Para Márquez, el otro circuito ideal para poder repetir ‘cajón’ es Cheste, Valencia, donde, el primer fin de semana de noviembre, se cierra el Mundial. “Sepang, Malasia, esta semana, lo pasaremos como podamos, pues allí, con las dos inmensas rectas, Ducati, Aprilia y hasta Suzuki, como he podido comprobar en Australia, tienen más motor. Ahora, pues, toca disfrutar este podio, tras una carrera que ha sido luchada y con una apuesta arriesgada. La única opción que tenía de poder luchar con ellos era montando el neumático blando trasero, porque el sábado vi que el duro no me daba buena sensación. He sido el único de la parrilla con el blando y me ha salido bien.

Caras raras

El ocho veces campeón del mundo reconoció que en su boxe se produjeron algunas caritas cuando dijo que quería que le montasen el neumático blando. “Siempre jugamos para ver quién tiene la razón, pero en este caso el equipo tampoco lo tenía claro del todo y han confiado ciegamente. Cuando he dicho blando, ha habido algunos ojos que se han abierto como platos. Yo iba con el blando y mi compañero con el duro, por lo que yo iba con una opción extrema, pero han confiado. Me han dicho que yo podía administrarlo. La última decisión, para esto o para un adelantamiento, es del piloto, que es el que va encima de la moto. Me han ayudado todo el fin de semana para darme la tranquilidad a la hora de elegir".

Marc Márquez (Honda), en el podio de Phillip Island (Australia).

Marc Márquez (Honda), en el podio de Phillip Island (Australia). / ALEJANDRO CERESUELA

Y, sí, cuando le plantearon si ya está tranquilo con su brazo derecho, Márquez insistió que hace tiempo que nadie habla de él en su garaje. Ya lo dijo: una cosa son las molestias “hasta que recupere la masa muscular perdida, que fue grande” y otra el dolor, que era lo que le ocurría antes de la operación.

“En efecto”, siguió explicando el de Cervera (Lleida), ya no hay dolor y ahora hasta puedo protagonizar gestos divertidos como este. En Jerez, tiré un guante de manera rara porque tenía el brazo rotado 34 grados en el húmero. Ahora no hay dolor. Falta la fuerza para mantener bien en las frenadas la posición del cuerpo, de movimientos de última vuelta de la moto, porque cuando los hay sé que tengo muchos números de llevármelo puesto, porque aún no paro bien. Por eso hay que ser consciente de que arriesgas hasta un punto. El brazo va funcionando poquito a poquito. Me dicen que la fuerza tiene que ir mejorando y ese último paso se intentará dar en invierno”.

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