MOTOGP

Márquez volverá a operarse del húmero: "La vida nunca ha sido para los cobardes"

El ocho veces campeón del mundo de motociclismo quiere dejar de sufrir con su brazo derecho maltrecho y el jueves, en Rochester (EEUU), se someterá a una cuarta intervención quirúrgica

"Si decido operarme es porque quiero más, porque no pienso lanzar la toalla, porque quiero volver a ganar y porque, ahora, el sufrimiento era ya superior a la diversión", reconoce el piloto de Cervera

Márquez

Márquez / ALEJANDRO CERESUELA

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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“El sufrimiento ya superaba el límite. El sufrimiento ya era mayor, mucho mayor, que la diversión”. El camión del equipo Repsol Honda está impecable. Fuera, diez seguidores gritaban “¡Marc, te esperaremos, volverás más fuerte que nunca!”.

“Si decido someterme a una cuarta operación en el brazo, en el húmero y en el hombro derecho es porque quiero más y porque quiero volver a ganar”. En la pared del fondo del camión hay una impresionante foto, donde todo el equipo grita el título del 2018 en el ‘corralito’. Sentados en el sofá redondo están Julià Márquez, Alberto Puig, Emilio Alzamora y acaba de llegar Santi Hernández, el ingeniero jefe. Junto a Marc Márquez Alentá, en un banco de trabajo, está Héctor Martín, su jefe de comunicación.

“La vida nunca ha sido para los cobardes y mi vida son las carreras. Esto es pura pasión y mientras tenga pasión lo seguiré intentando. Debo volver a parar, para volver a ganar”. Se le ve tan entero, que los demás a su lado parecemos memos, pura chatarra. Su sonrisa permanece en su rostro y, desde el mismo momento en que el próximo martes se suba al avión, rumbo a Rochester, Minnesota, Estados Unidos, el que animará a su equipo, a Honda, a sus fans, será él. Fijo.

Sacrificio inútil

“He intentado hacer lo posible y lo imposible en este brazo derecho para salvarlo, para ponerlo en forma, para poder competir al más alto nivel y ha sido imposible”, relata con soltura. “Incluso con una tercera intervención en la que el doctor Samuel Antuña, al que le estoy muy agradecido, pues me salvó el hueso tras sufrir una infección donde temíamos lo peor. Pero, desde aquel momento, todo ha sido sufrimiento, todo, aunque he ido ocultándolo para no alarmar a los demás”.

Márquez se entrenaba (y muy duro), trasladó su casa a Madrid, se puso en manos del doctor Ángel Ruiz-Cotorro y todo su equipo de fisios y recuperadores, pero nada funcionó. O no lo suficiente como para volver a ser el piloto que era, que quiere ser. “Jamás me he encontrado, ni fuerte, ni cómodo sobre la moto y siempre he competido muy, muy, limitado, incómodo de posición, pero he ido insistiendo, con la supervisión de los doctores, cambiando mi pilotaje, cambiando la moto, pero he visto que la limitación era demasiado grande para correr, para cumplir mi sueño, que no es otro que competir al más alto nivel y, por supuesto, intentar volver a ganar carreras y, si se puede, sumar algún título más para Honda, que tanto me está respetando y ayudando”.

"Cuando, en octubre, sufrí la diplopía, ya quise operarme para ganar tiempo, pero la fractura del húmero aún no estaba consolidada"

— Marc Márquez / Piloto oficial del equipo Repsol Honda

Márquez explica, mientras el resto de habitantes del camión de HRC (Honda Racing Corporation) o guardan silencio o, simplemente, murmuran la mala suerte del ocho veces campeón, que, cuando sufrió el cuarto episodio de diplopía, en octubre pasado, llegó a plantearse, consultando con los doctores, someterse a esta cuarta operación “porque, ya que estaba parado por la doble visión, aprovechábamos y solucionábamos, si podía ser, el problema del brazo”, pero la fractura del húmero no estaba lo suficientemente consolidada y la intervención no se podía hacer.

Crisis en Jerez

“Tras el Gran Premio de Jerez donde, sí, acabé cuarto, me paré y dije: 'así no puedo seguir', quiero saber realmente lo que me pasa, qué tengo de verdad y si se puede solucionar. Y, a través del doctor Antuña acabamos en la clínica Mayo, en Rochester, en manos del doctor Joaquín Sánchez Sotelo. Este doctor”, relata el joven piloto de Cervera, “utiliza una técnica con la que imprime tus huesos en 3D y ve exactamente, comparando tu húmero afectado, el derecho, con el izquierdo, el sano, cómo está realmente. Se llama ‘técnica espejo’. Y ayer mismo, después de una primera toma de contacto con este doctor en Le Mans, donde me pidió tiempo, me dijo que debía viajar ya a EEUU”.

Marc Márquez y Alberto Puig, responsable deportivo del equipo Repsol Honda, en la conferencia de prensa de hoy en Mugello.

Marc Márquez y Alberto Puig, responsable deportivo del equipo Repsol Honda, en la conferencia de prensa de hoy en Mugello. / ALEJANDRO CERESUELA

Y, justo ayer, a las doce del mediodía, en Mugello, entre el entrenamiento de la mañana (FP1) y de la tarde (FP2) “¡menuda llamada ¿verdad?, el doctor Sánchez Sotelo se puso en contacto conmigo”. “Chico”, explica Márquez que le dijo el galeno, “vente a Estados Unidos ¡ya!, no entiendo cómo estas corriendo con la rotación que tienes en tu húmero derecho, no lo entiendo. Debes operarte de inmediato, el jueves. Tienes demasiados grados de rotación para que tu cuerpo lo compense”.

Márquez relata que es la peor y la mejor noticia a la vez. Y es comprensible. “Ya sé lo que tengo y ya sé cómo se soluciona”. Y solo tiene 29 años y hambre, pasión y ganas de volver a salir adelante. No le importa añadir más estaciones a este viacrucis que ya cumple dos años. “De nuevo volver a una clínica, otra anestesia, otra vez al quirófano, otra vez una larga rehabilitación, pero soy un luchador y jamás lanzaré la toalla. El mundo es de los valientes. Me mueve la pasión por las motos. Trataré de hacer todo, todo, dentro de unos límites para seguir disfrutando sobre la moto y, por tanto, el martes viajaré a la Mayo muy animado y esperanzado”.

"Chico, ven inmediatamente a EEUU, debo operarte ¡ya!, no entiendo cómo estás corriendo en estas condiciones"

— Joaquín Sánchez Sotelo / Cirujano de la clínica Mayo, de Rochester (EEUU)

El sufrimiento superaba su pasión. No tenía sentido seguir así. Marc Márquez ni nació ni corre para acabar, ni siquiera cuarto, como en Jerez, a 15 segundos del primero. No se divertía y, sin divertirse, es imposible ‘campeonar’. No descarta nada. No sabe si podrá volver antes de que acabe este Mundial. Tampoco le importa. “Estoy parando el presente para volver lanzado en el futuro”.

Nadie puede dudar que estamos ante el mismo Marc Márquez Alenta de siempre. La prueba, su terrible caída (la décima en ocho grandes premios) de hoy, en la ‘quali’, donde montó neumáticos lisos (‘slics’) cuando empezaba a llover y salió por orejas, aterrizando, de golpe, en la pista mientras su moto se incendiaba. “Alguien que piensa abandonar, tirar la toalla o no arriesgar, no hace eso. No pienso cambiar mi pilotaje. Lo he dicho siempre y así será: me opero para volver a correr así, porque es mi pasión y porque solo sé vivir y correr así”.

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