CIERRE DEL MUNDIAL

Los últimos coletazos de la gloriosa 'generación del 85' de MotoGP

Carmelo Ezpeleta, máximo responsable del Mundial, junto a Dani Pedrosa.

Carmelo Ezpeleta, máximo responsable del Mundial, junto a Dani Pedrosa. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Él seguirá, imperturbable, icono de este deporte, porque ha hecho un pacto con el diablo, con el señor del reloj de arena. No parece pasar el tiempo para él. O sí pasa, sí, lo que ocurre es que su popularidad, su don de gentes, su tribu, su manera de estar presente y afrontar la competición, le permite seguir metido en el ‘circo’, una carpa que él ha contribuido, con su mística, viejas victorias (hace tres años que no gana) y títulos antiguos (hace diez años que persigue el décimo), a que fuese creciendo y deambulando por el mundo captando la atención de millones de ‘motards’.

Este domingo acaba un Mundial exprés tremendo, único, esperemos que irrepetible y el italiano Valentino Rossi, poseedor de nueve títulos del mundo, seguirá ahí, esperando reemprender la marcha, ya con 42 años, la próxima temporada, cuando supere, curiosamente por el doble de edad, al más joven, el español Iker Lecuona, de 21 años. Luego, si es que hemos logrado dejar atrás la pandemia, aparecerán en parrilla tres treintañeros con mucha hambre y categoría: Aleix Espargaró (31), Johann Zarco (30) y Danilo Petrucci (30).

Marc Márquez, sin generación

Y, en medio, siendo líder y campeonísimo de una generación en la que solo aparece él, con su poderío, brillantez, determinación e insultante dominio, ¡ojalá esté! ¿verdad?, Marc Márquez, que ya tendrá 28 años y que ha sido, sin duda, quien ha ido empujando hacia la jubilación a la llamada ‘generación del 85’, que este domingo despide a sus dos últimos representantes, Andrea Dovizioso y Cal Crutchlow.

Porque, en efecto, ahora sí que llega el cambio de guardia. Ahora sí que llega el relevo generacional. Nueve vencedores distintos este año, un montón de ellos jóvenes, como Fabio Quartararo (21), Joan Mir (23), Alex Rins (24), Miguel Oliveira (25), Brad Binder (25) y Franco Morbidelli (25), han empezado a cuestionar el dominio de los más veteranos y se han convertido ya (con permiso de MM93) en el relevo que viene.

"La sensación de que nos hemos hecho mayores es evidente", comentaba no hace mucho Dovizioso a 'Motorbike Magazine'. "Los jóvenes ya están aquí, ya han llegado y han llegado para quedarse, para ganar. Y todos ellos son muy fuertes, los que han vencido y los que se han quedado muy cerca. El nivel de MotoGP ha crecido de forma espectacular en los últimos años y cada año es más duro que el anterior".

"Nos hemos hecho mayores, sí, y los jóvenes que vienen empujando han llegado para quedarse, para ganar"

Andrea Dovizioso

— Piloto oficial de Ducati Corse

El adiós de ‘Dovi’ y el de Crutchlow (cierto, menos ganador pero igualmente representante de la ‘generación del 85’ que se va) es un dato a tener en cuenta en un mundo que, también en ese sentido, va a 350 km/h. "Estoy feliz de dejarlo, soy feliz de pasar a ser piloto probador de Yamaha, la marca que me trajo hasta aquí, y soy feliz de dejar una MotoGP preciosa, muy, muy competitiva. Aún recuerdo cuando se instauró la electrónica y muchos dijeron pestes de ella. Pues bien, ese truco igualó las motos y, a partir de ahí, las fábricas han crecido tanto, tanto, que ahora puede ganar cualquiera. Aunque el mejor, ya se ha visto, es Marc", comentó Crutchlow en la conferencia de prensa del pasado jueves en Portimao (Portugal).

Los del 85 fueron, digámoslo de una vez, unos pilotos extraordinarios, brutales, maestros en todo, cautivadores sobre la pista y, sobre todo, defensores de un deporte casi único. Esa generación que se apaga este domingo, integrada, fundamentalmente, por prodigiosos muchachos que hicieron las delicias de millones de ‘motards’, ha dejado una huella muy importante en el asfalto, en el ‘paddock’ y, cómo no, en las vitrinas, en los libros de la historia.

Ante ustedes, señoras y señores, 11 títulos mundiales, 191 victorias y 497 podios, esas son las columnas que sostienen a pilotos tan inmensos como Casey Stoner (16 de octubre de 1985), Jorge Lorenzo (4 de mayo de 1987), Andrea Dovizioso (23 de marzo de 1986) y Dani Pedrosa (29 de septiembre de 1985). Y todos se fueron porque quisieron. Lo dejaron por lo que fuese. Incluso porque estaba harto del ambiente, dijo Stoner, en el 2012, cuando sorprendió al mundo con su adiós anticipado.

"MotoGP es la F-1 de las dos ruedas y los pilotos quieren llegar a ella cuanto antes. También en eso el Mundial ha cambiado mucho"

Valentino Rossi

— Piloto de Yamaha Monster

"Me están dejando solo, ahora se va ‘Dovi’ y Cal, ya tengo muy lejos al segundo más mayor", bromeaba el otro día Rossi. "Se está produciendo un gran cambio generacional porque, en los últimos años, lo que ha cambiado es que marcas, equipos y pilotos quieren llegar a MotoGP lo más pronto posible. Antes, había pilotos que no les importaba pasarse la vida en categorías inferiores; ahora, no, ahora MotoGP se ha convertido en algo tan grande, que todos quieren llegar ahí cuanto antes. MotoGP es la F-1 de las dos ruedas, así que ese ansia por llegar a esa parrilla es perfectamente comprensible".

El deslenguado Crutchlow

"Me encantan los jóvenes, me gustan que empujen, que suban, que lo intenten", cuenta Aleix Espargaró. "Me encanta que las fábricas apuesten por pilotos jóvenes, son el futuro, savia nueva y espectáculo garantizado. Todos los que nos dejaron, lo hicieron estando a un gran nivel y eso es un elogio para todos ellos. Es más, mira, pocos entendemos porque ‘Dovi’ nos deja, pero hay muchas motos buenas en parrilla y las fábricas quieren ponerlas en manos de los jóvenes que vienen empujando. No me parece mal, desde luego".

Crutchlow, a quien todo el mundo considera un simpático deslenguado porque dice siempre, de sopetón, todo lo que piensa, lo que se le viene a la cabeza, aseguró el jueves que hay que buscar a alguien "políticamente incorrecto" en la nueva generación y soltó: "Así que, desde hoy mismo, paso el testigo a mi amigo Jack Miller que, ciertamente, ha demostrado estar sobradamente preparado para este cometido, es decir, para tratar de ser, siempre, tan atrevido, honesto, sincero y franco como he sido yo durante los diez años que llevo en el Mundial". "Jack −añadió guiñándole un ojo a su colega australiano−, es tu turno, amigo".