EL GP DE ALEMANIA DE MOTOGP

Quartararo: "Me encanta que MotoGP flipe conmigo"

Fabio Quartararo, descansando, hoy, en su camión tras el último entrenamiento en Sachsenring.

Fabio Quartararo, descansando, hoy, en su camión tras el último entrenamiento en Sachsenring. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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No se había visto nada igual desde la aparición de Marc Márquez en MotoGP. Cierto, la erupción del francés Fabio Quartararo en el equipo ‘satélite’ Petronas Yamaha no ha sido tan bestia ni triunfal como la del chico de Cervera, que enseguida empezó a romper récords de precocidad y a ganar carreras, pero casi. El ‘Diablo’ ya ha mejorado una de esas marcas fulgurantes al convertirse, en Jerez, en el piloto más joven en lograr una ‘pole’.

Y, puede, sí, como señalan todos los consultados en el ‘paddock’ de Sachsenring, que lo que más daño le ha hecho a Fabio es que, desde muy niño, desde que se convirtió en campeón de España, con solo 15 años y obligó a crear la ‘ley Quartararo’ para que, al año siguiente, pudiese debutar en el Mundial sin tener 16, le considerasen el ‘otro’ Márquez.

La explicación de Márquez

“Yo creo”, explica Márquez, “que más que eso, que también, pues a nadie le gusta que le pongan tanta presión teniendo solo 15 años, lo que le ocurrió a Fabio es que toda Francia, carente de pilotos de nivel, se fijase en él y, de pronto, pusiesen tanta ilusión y esperanza en su persona, en su carrera. Eso sí que puede que le afectase”, reconoce el heptacampeón catalán.

“Es evidente que eso ocurrió”, cuenta Pascal Coville, especialista de ‘L’Equipe’. “Francia, que ha tenido siete campeones del mundo, Zarco, jamás ha contado con un piloto capaz de ganar en MotoGP y, ahora, existe una enorme curiosidad por saber si Fabio es el elegido. Solo le contaré que, cuando Fabio fue segundo en Montmeló, Fernando Alonso ganó las 24 Horas de Le Mans, una competición mítica para los franceses y, sin embargo, mis jefes dieron prioridad absoluta al primer podio de Quartararo en el Mundial grande”.

"Es listo, vivo, simpático, sabe de motos y, cuando está sereno, como ahora, va como un cohete"

Santi Mulero

— Técnico del equipo de Sito Pons y de Fabio Quartararo en Moto2

A Fabio le apodan ‘el Diablo’ porque, cuando era pequeño, el primer casco que le compró Etienne, su padre, llevaba dibujado un diablo en el cogote y los rivales empezaron a llamarle diablo. “Y con ese apodo me quedé”. Era la época, explica, en que hacía miles y miles de kilómetros con su padre, cerrajero de profesión, para entrenarse y correr en España. “Nos dolía dejar a Martine, mi madre, trabajando en la peluquería donde está empleada, pero no había más remedio”.

Ahora, Fabio, que puede (“bueno, bueno, todavía no gano mucho dinero, pero sí”), quisiera devolverles todo lo que hicieron por él “pero ellos se niegan, dicen que ahorre, aunque saben que yo siempre estoy ahí, por si necesitan algo”. Es evidente que Quartararo, el ‘rookie’ de MotoGP, la sorpresa de la temporada (“me encanta, de verdad, que todo el ‘paddock’ flipe conmigo, con mi aparición en MotoGP”), acabará teniendo un contrato millonario y, como asegura Márquez, “ganando, me temo, más de una carrera este año”.

"Cuando estuvo con nosotros, todos los franceses venían al boxe a darle consejos. Le ponían la cabeza como un bombo"

Christian Lundberg

— Ingeniero de Leopard Racing y técnico de Fabio Quartararo en Moto3

La vida deportiva del ‘Diablo’, que ahora se divierte como nadie (“Petronas Yamaha es una familia donde no te presionan y te dejan progresar, poco a poco, pues nadie te exige resultado alguno”), no ha sido fácil. Nunca ha estado más de un año en un mismo equipo. “Su papel en MotoGP me parece, simplemente, impresionante. Esta siendo lo que estaba llamado a ser cuando estaba con nosotros”, cuenta Jordi Arquer, que lo tuvo en Moto3. “Es muy bueno, muy piloto, muy listo, muy vivo, muy simpático, agresivo, sabe de motos, sabe ir en motos, mucho, aunque, eso sí, es demasiado nervioso. Ahora, que parece haber encontrado su sitio y la serenidad necesaria para sacar a flote todo su potencial, es un cohete”, cuenta Santi Mulero, su técnico en Moto2.

Hasta él está sorprendido

Christian Lundberg, ingeniero que lo tuvo en el equipo Leopard Racing (Moto3, 2016), coincide en la excesiva presión que Francia puso sobre Fabio para convertirlo “antes de tiempo” en el gran campeón que será. “Estos chicos necesitan crecer, aprender, poco a poco, a su ritmo, serenamente y, cuando estuvo con nosotros, cada día, repito, ¡cada día!, venían tres o cuatro pilotos o expilotos franceses, jóvenes o veteranos, al boxe a decirle lo que tenía que hacer y cómo debía hacerlo. Le ponían la cabeza como un bombo”.

Quartararo no tiene prisa por llegar, perdón, por ganar, pero sabe que está ante la gran oportunidad de su vida y no piensa desperdiciarla. “Yo, pese a ser un ganador, también estoy sorprendido de haber logrado los resultados que estoy consiguiendo. Cuando terminé tercero ¡en el podio! de Assen me enfadé pero, cuando me metí en la cama, me dije en voz alta ‘¡pero tú eres tonto o qué!’ ¿cuándo habías soñado en tu primer año en MotoGP acabar en el podio dos carreras seguidas?” Nunca, pese a que soñar es gratis total.