EL GP DE ITALIA DE MOTOGP

Pol Espargaró se desvive por subir su KTM al podio

Pol Espargaró, sentado en el boxe de KTM, antes del primer entrenamiento de ayer, en Mugello.

Pol Espargaró, sentado en el boxe de KTM, antes del primer entrenamiento de ayer, en Mugello. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Todos en KTM están convencidos de que acabarán peleando por el podio, que, incluso, ganarán carreras y que, sí, que al final serán capaces de codearse con las fábricas japonesas. Lo piensan en la fábrica austriaca porque han terminado ganando en todas las especialidades y campeonatos en los que se han metido de forma oficial. Y saben, claro que sí, que MotoGP es otra historia, pero están poniendo los medios técnicos, económicos y humanos para poder acabar ganando.

Hoy por hoy, que lo sepan, pese a haber contratado a Dani Pedrosa, que aún no ha podido hacer un test de verdad, y haber fichado al bicampeón de Moto2, el francés Johann Zarco, auténtica revelación en su primer año en MotoGP, todas esas ilusiones y esperanzas están depositadas en el catalán Pol Espargaró, de 27 años, campeón de Moto2 en el 2013, que lleva 14 temporadas en el Mundial, vencedor de 15 grandes premios y poseedor de 45 podios.

Gran resultado en Mugello

Y es ‘Polyccio’ quien está convirtiendo a KTM en una fábrica con aspiraciones, que empieza a sacar la cabeza con su sexto puesto en el Gran Premio de Francia, a solo 5.935 segundos del campeón Marc Márquez (Honda) y que ayer, en los primeros ensayos del GP de Italia, en el vertiginoso Mugello, acabó cuarto, a solo 0.234 segundos del no menos veloz ‘Peco’ Bagnaia y su Ducati ‘satélite’. Cierto, solo es un entrenamiento, pero vale, cuenta. Antes, no ocurría.

Todo eso y más está haciendo y consiguiendo ‘Polyccio’, que se niega a sacar pecho “porque aún no hemos hecho nada y, sobre todo, porque lo que estamos haciendo lo estamos haciendo jugándonos el tipo, yendo bastante colgados de la moto, pero sale y antes, la verdad, también íbamos al límite, como en Jerez, y acabábamos el 12 o el 13”. Pero sí, el pequeño de los Espargaró no quiere ni fiestas ni campanas a su alrededor. ¿Por qué?, sencillamente porque, cuando las oiga, las quiere oir de verdad, es decir, tras buenos resultados, varios y seguidos. Por ejemplo, con el primer podio. Sí, con el primer podio, no estaría mal.

“Desde Jerez hemos dado varios pasos sólidos. El nuevo motor y el nuevo basculante de carbono, que en Le Mans nos ayudó mucho y aquí, en Mugello, nos da ciertos problemillas, nos ha permitido ser mejores, mucho mejores. Tanto que ayer miré los cronos del año pasado y estamos siendo 1.3 segundos más veloces que en el 2018, lo que es muchísimo”, cuenta Espargaró en su boxe. “Mugello es otra cosa, distinta a Le Mans y, por tanto, si somos capaces de hacer una buena ‘quali’ y arrancar bien en carrera significará que, sí, que estamos progresando”.

Por qué dice eso Pol, porque sabe que Mugello es un trazado donde o tienes una buena moto, pero buena de verdad, o es imposible pelear por el top-10. “Este es el jardín de Ducati, aquí dan muchas vueltas, ponen sus motos a punto, hay muchas y lo tienen todo por la mano, son todas velocísimas, así que si estamos delante de algunas de ellas es que lo estamos haciendo muy bien. Pero no vale hacerlo bien una vuelta, como me salió ayer, hace falta meterme en la ‘quali’ buena y, sobre todo, hace falta hacer las 23 vueltas del GP a saco y lograr un buen resultado”.

"Pasar a Rossi en la recta de Mugello ha sido una sensación especial y demuestra que empezamos a mejorar con respecto al año pasado"

Pol Espargaró

— Piloto oficial de KTM Red Bull

Si alguien se merece algo así, es decir, un podio, ése es, sin duda, Pol Espargaró. Porque buscando esa progresión de KTM, intentando demostrar que es el hombre de la fábrica, el que les puede dar la primera gran alegría, se ha caído, se ha hecho daño, se ha levantado, se ha curado y ha seguido peleando. Ayer, sin ir más lejos, pasó en la recta de Mugello, de más de un kilómetro, a Valentino Rossi y casi le arranca las pegatinas de su flamante Yamaha oficial. “Bueno, bueno, todos sabemos que no están en su mejor momento pero, sí, me llevé una gran sorpresa cuando lo pase. Me pegué a él, aproveché su rebufo y lo pasé. Un alegrón para todos”.

Espargaró pide prudencia a los que creen que KTM está llegando. Eso es así, se ve en el crono, pero ‘Polyccio’ sigue pidiendo paciencia. “Porque llegar, llegar, lo que se dice llegar es, no tanto hacerlo fácil, porque esta parrilla de MotoGP es durísima, con muchas motos oficiales y muchos pilotos, jóvenes y veteranos, capaces de ganar o subirse al podio, sino ser constantes y estar delante, entre los ocho primeros, en todos los circuitos y todos los días. Y, en ese sentido, creo, modestamente, que aún nos falta un poco”.

Un poquito de paciencia

Pero ‘Polyccio’ está muy, muy, contento de cómo acelera la moto, de su velocidad punta, de cómo frena y de su paso por curva. “Nos han pasado cosas tremendas, que demuestran lo duro y largo que es el camino. Por ejemplo, cosas que los ingenieros creían, tras haberlas probado en los bancos de pruebas o simulado su rendimiento en sofisticados ordenadores, que no nos servirían, nos han aportado cositas. Y, al revés, cosas que estábamos convencidos nos permitirían dar un saltito, no han servido para nada. ¿Por qué?, pues porque esto son carreras y, en las carreras, solo cuentan las sensaciones que tenemos nosotros, los pilotos, en la pista y eso, la verdad, es imposible de imitar”.

Pol Espargaró se va. Le llama su ingeniero. Queda trabajo para largo. “Está viviendo todo tan de golpe que me niego a pensar que, a partir de ahora, todo será así. Nos gusta ir muy deprisa y, la verdad, preferiría ponerle un poco de distancia a las últimas alegrías”.

No digo que alrededor de KTM o de ‘Polyccio’ se piense que ya están más cerca de ese día de gloria. Pero, realmente, sí lo están, sí.