GP DE AUSTRIA DE MOTOGP
Yamaha se hace el harakiri delante de Rossi y Viñales
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Emilio Pérez de Rozas
Cuando todo el mundo creía haberlo visto todo en el equipo Movistar-Yamaha y, cuando me refiero a todo, es en el aspecto humano, personal, deportivo, comunicativo y técnico, los responsables del equipo Movistar Yamaha, liderados por el británico Lin Jarvis, han montado hoy, en su inmenso hospitality, en el centro del precioso trazado de Spielberg, el ‘más difícil todavía’. O, lo que es peor, han echado gasolina al fuego, creyendo que con eso lo apagarían y aún lo han incendiado más, pues sus pilotos, que han obtenido la peor clasificación de los últimos 11 años (Maverick Viñales saldrá el 11º y Valentino Rossi, el 14º), se han ido de rositas al culparse el japonés Kouji Tsuya, líder del proyecto del Mundial, de todo el desastre que viven en las dos últimas temporadas. Tsuya se ha hecho el karakiri delante de cien periodistas y 20 cámaras de televisión y no sería extraño que acabasen despidiéndolo. Los dos pilotos oficiales no caían tan bajos en la parrilla desde Valencia-2007: Colin Edwards (15º) y Valentino Rossi (17º).
La situación, repito, ha sido esperpéntica. En Brno, cuando esperábamos la conferencia de prensa de Viñales, el italiano William Favero, DIRCOM del equipo Movistar Yamaha, raptó al piloto catalán delante de toda la prensa, lo encerró en el despacho de Jarvis y, a los 35 minutos, anunció que el piloto no hablaría del caos que rodeaba a su equipo tras el despido diferido de su técnico Ramon Forcada. Hoy ha ocurrido tres cuartos de lo mismo, pero aumentado. Cuando esperábamos la conferencia de prensa, esta vez, de Rossi, William ha tomado el micrófono, mientras Jarvis se escondía tras la inmensa espalda del italiano y, por otro rincón, aparecía el pequeño Kouji Tsuya, para decir que era un día muy importante para el equipo y la fábrica japonesa y, por tanto, “antes de que habléis con los pilotos, debeis escuchar a Tsuya”.
La explicación de Yamaha
Y Tsuya, con un inglés torpe y con un vocabulario reducido, vino a decir (no todo el mundo tradujo sus palabras con las mismas ideas) que Yamaha era la culpable de todo. "Hemos fallado a nuestros pilotos a nivel técnico, no hemos trabajado bien ni en la dirección adecuada, no hemos tenido buena concentración y, a partir de ahora, trataremos de enmendar el proyecto y mejorarlo”. Más o menos esto es lo que comentó Tsuya. Es decir, descargó a Rossi y Viñales de responsabilidad, del hecho de que ambos lleven, desde Holanda-2017, sin ganar una carrera (y han pasado 20 grandes premios). Una vez concluido el lioso y liado discurso del líder del proyecto Yamaha, apareció Rossi y, poco después, Viñales.
Rossi y Viñales recibieron el marcaje estrecho de William, el DIRCOM, que trataba de enderezar la situación sin demasiado éxito, entre otras razones porque tanto el campeonísimo italiano como la promesa catalana vieron el cielo abierto para eludir responsabilidades sobre el desastre de temporada. En un rincón, sentado en el quicio de la puerta de un despacho del hospitality, medio escondido, estaba Jarvis, sin abrir la boca, sin saber qué decir y eso que es el superjefe de todo el montaje, y temiendo que Rossi y Viñales dijesen algo muy fuerte que les desmontase la defensa, si es que tienen defensa.
El cambio de centralita
Rossi dijo que la situación es “muy parecida, por no decir idéntica” a la de septiembre del pasado año, cuando él ya dijo que estaban metidos en el barro y que les costaría sacar la cabeza pues sus problemas (que siguen siendo los mismos: lio con la centralita electrónica, falta de aceleración y agarre en la rueda trasera) no son fáciles de arreglar. El ‘Doctor’, que no se quiso meterse en tecnicismos, pese a que parece saber, por experiencia, más que muchos ingenieros japoneses de la firma de los diapasones, dijo que él creía que “el mayor problema se produjo cuando hubo, en el 2016, el cambio a la centralita electrónica común, de la firma italiana Magneti Marelli, con la que los japoneses de Yamaha no acaban de aclararse para sacarle el partido que le sacan Honda y Ducati”.
"Hace un año y medio que vengo diciendo lo que ocurre y la prensa española, en lugar de apoyarme porque soy español, va y dice que solo pongo excusas"
Tsuya ya había desaparecido, Jarvis seguía escondido y Williams trataba, entonces, de persuadir a Viñales para que no la liase. Y el catalán estuvo comedido. “Llevo un año y medio diciendo lo que pasaba y todos los medios españoles, en lugar de apoyarme, han escrito que no tenía actitud, que no he demostrado nada, que no sabía ganar, en lugar de apoyarme como español que soy”. Los periodistas españoles, que no están en el Mundial para apoyar a nadie sino para informar de lo que ocurre o se enterán, se miraban, atónitos, entre ellos. Otra pieza más del 'show Viñales'.
Viñales sí reconoció que espera que estos dos años que parece ha desperdiciado con la ayuda de Yamaha, “sirvan, al menos, para sacar algo bueno, en el sentido de cambiar las cosas, el sistema, el proyecto o lo que sea, es por eso que digo que espero que todo lo que nos ha ocurrido no caiga en saco roto”. Y, respecto a sus posibilidades de ser, algún día, campeón de MotoGP, Viñales dijo que “aún soy joven y creo estar en el equipo correcto para conseguirlo”.
"Yamaha debe demostrar si quiere invertir como ha invertido Honda y Ducati, que nos llevan ventaja. Yamaha ha de decir si quiere o no ganar carreras"
El resumen final es que, en efecto, la crisis de Yamaha no era culpa de Ramon Forcada, técnico de Viñales, que, de momento, parece la única víctima de todo este caos. “Yo solo digo que ojalá Yamaha se ponga las pilas. Ojalá los responsables de nuestra fábrica quieran invertir lo que han invertido estos últimos años Honda y Ducati para superarnos. Y ojalá los jefes de Yamaha quieran aún ganar algún día el Mundial”, sentenció Rossi. “Porque la ventaja que nos lleva Honda y Ducati no se acorta en dos días, no, nos va a costar mucho, muchísimo, aunque Yamaha, insisto, si quiere, puede”.
De verdad, ahora sí que parece que ya no hay un ‘mas ridículo todavía’ por lo que hace referencia al que debería ser uno de los equipos más potentes del Mundial de MotoGP. Cuando le fuimos con la historia a Marc Márquez, en el momento de atender a los periodistas en la conferencia de prensa de la 'pole', el tetracampeón catalán de Honda le dijo a El Periódico de Catalunya que no se creía lo que le estaba contando. Luego, cuando todo el coro de periodistas españoles le dijeron que era "rotundamente cierto", Marc miró a este enviado especial y le dijo: "¿Qué quieres que diga? Pues que ya se apañarán, no". Veremos.
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