MUNDIAL DE MOTOGP

Honda derrota a sus rivales gracias a sus telemétricos

El telemétrico italiano Carlo Luzzi observa la Honda de Marc Márquez, ayer, en Jerez, antes de que el tetracampeón catalán saliese a pista.

El telemétrico italiano Carlo Luzzi observa la Honda de Marc Márquez, ayer, en Jerez, antes de que el tetracampeón catalán saliese a pista. / .43177473

Emilio Pérez de Rozas

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Nunca antes, ni siquiera en el año de gloria del 2014, cuando Marc Márquez (Honda) conquistó su segundo título consecutivo de MotoGP, ganando 13 de los 18 grandes premios, se oyó hablar al tetracampeón tan bien de su moto. Nunca. Márquez ya no lo oculta. Tiene una moto estupenda.

Y la obra pertenece a una fábrica que ha sabido, por fin, escuchar y desarrollar una moto basada en las peticiones de su campeón y los apuntes de su equipo técnico, liderado por el ingeniero Santi Hernández. Todos, por más que el ‘paddock’ otorgue el 80% del éxito a la juventud, pilotaje, manos, agresividad y determinación de Márquez, forman parte del éxito, desde el departamento de competición de Honda (HRC) hasta los ingenieros del circuito y el equipo técnico del ‘nen de Cervera’.

Centralita electrónica, el problema de todos

Pero…(siempre hay un pero), si oyes a Lin Jarvis, jefe de Yamaha (“tenemos que mejorar la utilización de la centralita electrónica”), a Valentino Rossi (“Marc está un pasito por delante del resto”) o Andrea Dovizioso (“Honda ha encontrado algo especial, algo que hace mejor a Márquez”), deberías averiguar de dónde procede ese pasito, qué lo produce, cual es la razón de ese secretito que convierte a la RC213V en ¡ya! la mejor moto de la parrilla, cuando antes lo era la Ducati.

Y, preguntando, acabas obteniendo respuestas y, sino la clave, sí una de las explicaciones. Insisto, teniendo en cuenta que el éxito es de todos y no de un hombre solo, por más cerebro (que lo es) que sea y por más que sepa del instrumento que todos sitúan en el centro del mayor avance y progresión de Honda: la programación, utilización y optimización de la centralita electrónica común instalada en todas las motos, desde el 2016, y creada por la firma italiana Magneti Marelli.

Esa centralita, que es el ordenador de la moto, que es quien controla la potencia del motor (y cómo la entrega), el ‘freno motor’ (la retención del propulsor cuando cortas gas), el control de tracción (lograr que la rueda se agarre al asfalto) e impide que la moto se levante de delante a la salida de las curvas, era, antes del 2016, diseñada por cada marca y, en ese sentido, cuentan que el artilugio de Honda era el más sofisticado y bestia que había en la parrilla de MotoGP.

Al imponerse (por reglamento) la centralita Magneti Marelli en todas las motos, Honda y Márquez sufrieron (y mucho) para conocer sus entresijos y sacarle partido, pues no contaban con la ventaja de Ducati y Yamaha, que ya llevaban años trabajando con la Magneti Marelli. De ahí que el gran paso de Honda se produce cuando fichan al ingeniero italiano Filippo Tosi, al que muchos llaman ‘el interprete’ por sus conocimientos y habilidad para convertir las peticiones de Márquez en mensajes a la centralita logrando que la moto de Marc se comporte en la línea que requiere su pilotaje.

Al final, Márquez los hace buenos a todos

Márquez le cuenta a HernándezHugo Bucher y Carlo Luzzi, los dos telemétricos que viven a medio metro del tetracampeón en el box de Repsol Honda, lo que quiere, sus sensaciones. Santi y Carlo interpretan sus deseos y, desde la distancia (ni siquiera va a las carreras), Tosi, en compañía de otros ‘magos’ como Andrea Zugna, obtiene la solución a los problemas de Márquez, acortando los tiempos de respuesta.

En el equipo de Márquez reconocen que hasta la llegada de Tosi, ellos acababan resolviendo el laberinto, sí, pero desde que tienen a Tosi (inicios del 2017), que trabajó en Ducati y, luego, en Magneti Marelli, todo es más fácil y directo. “Nosotros nos volvíamos locos, nos enredábamos muchísimo hasta encontrar la solución, mientras que Tosi conoce los atajos, el camino más recto para optimizar la centralita”, explica alguien que, insiste, no quiere hablar de milagro ni gurús, sino de un trabajo en equipo, que empieza en HRC, sigue en el equipo de carreras y en los ingenieros de desarrollo, y termina en las manos de Márquez, “que es quien nos hace buenísimos a todos”.