EL GP DE AUSTRALIA

Mir llega a Australia hastiado de su experiencia en Japón

Joan Miro (Honda), reflexiona en su box de Japón.

Joan Miro (Honda), reflexiona en su box de Japón. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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El joven piloto mallorquín Joan Mir, que en Motegi (Japón) perdió su primera ‘pelota de partido’ para proclamarse, como pronto sucederá, flamante nuevo campeón del mundo de Moto3, terminó huyendo ayer del país del sol naciente cansado, hastiado, de que le persiguiera la mala suerte en un momento tan delicado de la temporada y de su brillante carrera deportiva.

Mir tuvo que coger un vuelo directo, Tokio-Melbourne, después de que al Airbus 330-300 de Qantas (vuelo Q-062) se le estropease uno de los motores, no pudiera despegar de Narita cuando el líder del Mundial de la pequeña cilindrada y buena parte del ‘paddock’ ya estaban sentados y con los cinturones de seguridad puestos. Qantas no dio explicaciones, alojo al pasaje en distintos hoteles alrededor del aeropuerto de Tokio y, al día siguiente, es decir, ayer, restableciera el vuelo, ya sin Mir, que había huido de Japón a primera hora de la mañana en un vuelo directo.

El joven piloto mallorquín está convencido que, en Australia, cambiará su suerte de cara a lograr el título que persigue

“No he podido tener más desgracia desde que pise Japón y, la verdad, es un país que me gusta, pero creo que no voy a volver a probar el sushi en años y eso que me encanta”, comentaba graciosamente Mir en el autobús que transportó, la noche del pasado lunes, a todo su equipo al hotel Tokio Inn. “Solo pido un fin de semana normal en Phillip Island, solo eso, creo que no es mucho pedir. En Motegi, todo fue horroroso, no solo la constante lluvia, no solo la sanción de seis puestos en la parrilla que arrastraba de Motorland (Aragón), no solo que nunca encontramos la puesta a punto de nuestra Honda, no solo los pésimos entrenamientos, sino también, también, los nervios que me atenazaron ante una carrera tan importante y rodeada de tantos problemas”.

Regreso a la pista en la que debutó

Mir insiste en que “aunque no hubiese ganado el título, que eso puede esperar, me hubiera encantado hacer una buena carrera, incluso arrancando desde la séptima fila (puesto 20º)”. El joven mallorquín, de 20 años, considera que sería “muy hermoso y emotivo” conquistar el título en el bello trazado de Phillip Island, pegadito al mar de Tasmania, donde Mir debutó en el Mundial en 2015. “Mira, no lo había pensado pero, sí, tiene su punto intentar ser campeón en ese circuito. Veremos cómo va todo, pero tengo ganas de devolverle a la gente de Mallorca todo el esfuerzo y cariño que me demostraron, en la madrugada del domingo, yendo al Palma Arena a ver la carrera y animarme. También me haría ilusión porque aquí está mi padre y mi padrino Guillermo, los que más me han ayudado a llegar hasta aquí, que no se han querido perder estas carreras”.

Mir, que supera en 55 puntos a Romano Fenati, tiene suficiente con quedar por delante del italiano para ser campeón o, incluso, le bastará ser segundo si es que Fenati vuelve a ganar como lo hizo, el pasado domingo, en Motegi bajo el diluvio unisersal. “Romano, en lluvia, va muy, muy, rápido pero en seco es otra cosa”, señaló, desenfadadamente, el mallorquín, que, el año que viene, será compañero de Àlex Márquez en el mejor equipo de Moto2, el Estrella Galicia 0.0 Marc VDS, pilotando la Kalex que dejará vacante el italiano Franco Morbidelli, que, presumiblemente, conquistará el título aunque, a falta de tres carreras (75), solo le separan 24 puntos del suizo Thomas Luthi.

"Sería hermoso poder proclamarse campeón del mundo en el mismo circuito que me vio debutar en el Mundial, en 2015"

Joan Mir

— Piloto de Leopard Racing y lider del Mundial de Moto3

Hay que reconocer que el último susto que se llevó Mir en Japón no fue agradable, pues, afortunadamente, la tripulación del Qantas-062, con destino a Brisbane y Melbourne, descubrió a tiempo el fallo en uno de sus motores, justo antes de despegar y nada más retirar la pasarela por la que los pasajeros habían accedido al avión. Desde ese momento, todo fue un inmenso caos, pues Mir y varios centenares de viajeros debieron esperar sus maletas, desplazarse, ya de madrugada, a varios hoteles cercanos a Narita para regresar ayer, a media tarde, en busca del nuevo, viejo, vuelo. Cuando el grueso del pasaje recogía su tarjeta de embarque, Mir ya había huido de Tokio en otro avión a primerísima hora de la mañana, harto de la desgracia que le ha perseguido en Japón y deseoso de recuperar el optimismo en el bellísimo escenario de Phillip Island.