EL GP DE HOLANDA DE MOTOGP

Rossi vuelve a ganar 18 carreras después

'El Doctor' se impone en Assen, en una carrera que acabó con ligera lluvia, a su compatriota Petrucci y a Márquez

Valentino Rossi levanta los brazos durante la vuelta de honor del GP de Holanda.

Valentino Rossi levanta los brazos durante la vuelta de honor del GP de Holanda. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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De 10 en 10. Los grandes, aquellos que escriben la historia, son así de portentosos. Si Rafa Nadal se presentó en París tras ganar 10 veces en Montecarlo y 10 veces en Barcelona, para llevarse su décimo Roland Garros, Valentino Rossi, cuya última victoria data de hace ahora un año en su décimo triunfo en Barcelona, se presentaba en Holanda, la catedral del asfalto como París lo es de la tierra batida, para ganar su décimo Assen y, 356 grandes premios después de su debut, 22 años después de ver apagarse el primer semáforo en Malasia-1996, presentar su candidatura a su décimo título mundial, que se le resiste desde hace ocho años.

El Gran Premio de Holanda lo tenía todo, todo, para que 'el Doctor' volviese a la senda de la victoria, reviviese todos y cada uno de sus momentos celestiales y demostrase que, de nuevo, puede seguir codeándose con las dos generaciones de campeones que le preceden. Lo tenía todo porque estamos en Assen, uno de sus escenarios preferidos. Porque, ¡por fin!, tras tanto ganar y brillar su compañero de box Maverick Viñales («claro, ganaba Maverick y los jefes no se creían que esta moto no era tan buena como decía yo; en cuanto me han dado un chasis nuevo, he vuelto a vencer»), Yamaha acabó haciéndole caso a él. Y porque, no nos engañemos, a río revuelto (lío de neumáticos, diez candidatos al triunfo, seco y mojado, lluvia y/o chirimiri….), ganancia de Valentino Rossi, el mejor pescador en aguas turbulentas.

MÁRQUEZ LO SUPO MUY PRONTO

Hasta Marc Márquez, actual tricampeón del mundo, el único piloto capaz de hacer volar a esta Honda, se lo dijo el sábado a su ingeniero de pista, Santi Hernández. «Gana Vale. He ido detrás de él tres vueltas y el nuevo chasis le permite ser tan bueno, o más, que nosotros en la entrada y paso por curva. Estamos muertos, han vuelto a dar un paso adelante más». Y sí, a Rossi se le notó como un niño con zapatos (traje) nuevo. Desde la salida se le vio mandón. Y, al final, noqueó a Johann Zarco (Yamaha), superó a Marc Márquez (Honda) y soportó el acoso de Danilo Petrucci (Ducati) y Andrea Dovizioso (Ducati), nuevo líder del Mundial.

«Antes de empezar la carrera, he mirado el televisor que había en mi box y he visto que Movistar GP ponía un cartel en la pantalla que decía Rossi no gana desde hace un año. Y he pensado: ‘Se lo van a tragar’. En broma, ¿eh?» No sé si en broma. Rossi sabía que a Dovizioso (noveno en parrilla), Viñales (11º), Dani Pedrosa (12º) y Jorge Lorenzo (21º), les sería difícil llegar al grupo. Sabía que se la jugaría con Zarco y Márquez. Y sabía (de eso también se dio cuenta, muy pronto, Marc), que su Yamaha es ahora superior a la Honda del campeón, que sobrevive en la lucha por el título porque el nen de Cervera le mete todo lo que tiene y más.

RECADITO A ZARCO

Así que dejó que Zarco, pura ilusión y empuje, llevase el peso en la primera parte, con Márquez jugándose el tipo («no me he caído dos veces de milagro, demasiado riesgo para estar con ellos») y los demás, los perseguidores, sacando la lengua. Por eso se cayó el líder, Viñales, «porque, cuando sales tan atrás, debes plantearte la carrera al esprint y asumes demasiados riesgos». Cuando faltaban 16 vueltas, al final de recta (pura velocidad), 'el Doctor' fulminó a Zarco. En el siguiente giro, en el mismo sitio, superó a Márquez. Y a continuación se enteró de que se había caído 'MVK'. Misión casi cumplida.

Eso sí, antes Rossi debería llevarse dos sustos mayúsculos. Nadie dijo que sería sencillo ganar el décimo en Assen. Y menos con los monstruos que han crecido en MotoGP. Por ejemplo, ese francesito que parece que no haya roto un plato y ya suma dos títulos de Moto2 y un montón de atrevimientos en su primer año en MotoGP. Fue Zarco, sí, quien volvió a embestir a Rossi cuando, al enderezar su Yamaha satélite, golpeó la nalga derecha de 'Vale', desequilibrándole. Rossi salvó la caída y, al final, enseñó al mundo el neumático marcado en su muslo. «Pienso enviarle la factura de mi nuevo mono a Johann, que aún no ha aprendido que esto no es Moto2 y las distancias son otras».

FINAL APOTEÓSICO

El 'polizia' Petrucci también trató de juguetear con Rossi en los últimos giros, pero Dios ya había decidido que esa lluvia leve que había enviado sobre Assen y que hizo que algunos cambiasen de moto para atrapar al rey de reyes (sin lograrlo), eran de celebración, era el llanto de felicidad de los campeones que habitan el firmamento, rendidos a Rossi. «Le contaré una cosa: yo vivo, me entreno, me sacrifico, me muero por el placer de vivir estas cuatro horas de domingo». Y se le nota. Por eso sigue ahí, 22 años después, inquilino del podio.