Feria tecnológica

Barcelona, en el centro de la revolución móvil

De la mano del Mobile World Congress desde 2006, la capital catalana ha presenciado en primera fila la transformación de la industria tecnológica y la irrupción de los 'smartphones'

Steve Jobs presenta el iPhone en el 2007.

Steve Jobs presenta el iPhone en el 2007. / KW/DY

Carles Planas Bou

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Cables, pantallas plegables y teclados físicos rudimentarios. En 2006 los teléfonos móviles se encontraban al borde de una transformación sin precedentes. Fue entonces cuando el Mobile World Congress (MWC) aterrizó en Barcelona, encontrando el que ha sido su hogar durante 16 años y que lo seguirá siendo al menos hasta 2030. La presencia de la feria tecnológica global más importante ha dado a la capital catalana una posición privilegiada para presenciar una revolución móvil que ha ido del mundo antes del iPhone a realidades virtuales paralelas.

En 2006 el mercado de la telefonía móvil era distinto al de hoy. Tras años limitados al sector militar o a las grandes fortunas, tener un dispositivo era algo habitual. Se calcula que entonces había 2.157 millones de usuarios en el planeta, muy lejos a los 5.310 millones actuales que supone casis tres cuartas partes de la población mundial. Sin embargo, se trataba de teléfonos pequeños, compactos y básicos. La multinacional finlandesa Nokia dominaba el sector con mano de hierro.

La revolución del iPhone

Todo eso cambiaría el siguiente año. En San Francisco, a más de 9.500 kilómetros de Barcelona, Steve Jobs presentaba ante una audiencia alucinada el iPhone, el móvil inteligente que por primera vez llevaba el potencial de un ordenador a tu bolsillo. Este “producto mágico”, como lo describió el cofundador de Apple, permitía navegar por internet a través de una pantalla táctil, dos innovaciones entonces inauditas y que desde entonces han sido asumidas como dogmas por la industria.

La irrupción del iPhone fue mucho más que el invento del año, según la revista TIME, y transformó para siempre la telefonía móvil. Aunque en los noventa ya había dispositivos inteligentes, ninguno ha sido tan influyente como el de Apple. En 2007 se presentó en sociedad Android, el sistema operativo de código abierto que abrazarían múltiples fabricantes y desarrolladores y que es el más usado en la actualidad, con una cuota de mercado de casi el 70%. Propiedad de Google, su alumbramiento agilizó definitivamente la normalización de los ‘smartphone’.

Conexión masiva

Todos esos cambios en la telefonía no se habrían producido sin una arquitectura de telecomunicaciones en la que sustentarse. La conectividad ha estado siempre en el eje central del Mobile. Si el 3G permitió que los móviles pudiesen acceder a internet, el 4G aceleró la velocidad de la transmisión de datos hasta nuevas cotas y el 5G empieza a desplegar una conexión masiva y simultánea de dispositivos. De ahí que hayamos pasado de poder intercambiar mensajes por todo el mundo de forma instantánea a escuchar música o ver series en máxima calidad y a tiempo real.

A lo largo de estos 16 años en Barcelona, el Mobile ha dejado de ser una feria sobre la tecnología móvil para orbitar alrededor de los múltiples frentes que ha abierto la creciente digitalización de nuestras sociedades. Así, se ha ampliado el congreso a todo tipo de innovaciones, desde la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en campos como la salud, la educación o las finanzas a la exploración de la realidad virtual. Ya en 2016, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, viajó a Barcelona para evangelizar sobre las oportunidades económicas que abren estos mundos paralelos. Bajo el término marketiniano de metaverso, palabra de moda en la industria, aguarda la promesa sobre el supuesto futuro de internet.

Tecnología como campo de batalla

Año tras año, el Mobile ha presenciado una evolución tecnológica que también ilustra cambios a nivel mundial. En 2006, los mayores fabricantes de móviles eran Nokia, la estadounidense Motorola, las coreanas Samsung y LG y la sueco-japonesa Sony Ericsson. A día de hoy, el mercado está liderado por Apple y Samsung, seguidas por las chinas Xiaomi, Huawei, OPPO y Vivo, cuyo peso ha ido creciendo.

La presencia y relevancia de las empresas asiáticas al congreso tecnológico de Barcelona ha ido creciendo en paralelo a esa tendencia, reflejo de que la innovación en las telecomunicaciones se ha convertido no solo en un campo de batalla económico entre los Estados Unidos y China, sino también sobre el modelo social que moldea la tecnología. Es en esta pugna entre un capitalismo extractivista que comercializa con nuestra privacidad y un sistema de control orwelliano que la suprime que la Unión Europea (UE) se posiciona como alternativa de protección de datos. El Mobile también proyecta esta creciente problemática.