ENTREVISTA

Fabro Steibel: "La inmediatez aumenta el riesgo de desinformación"

Fabro Steibel, director del Instituto de Tecnología y Sociedad de Río de Janeiro (ITS Rio), reconoce el valor de los medios de comunicación y alerta sobre la permeabilidad de las redes sociales con las 'fake news'

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Estel Estopiñán

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Fabro Steibel dirige el Instituto de Tecnología y Sociedad de Río de Janeiro (ITS Rio), aunque también colabora con destacadas instituciones internacionales, como el Berkman Klein Center for Internet & Society de Harvard, el World Economic Forum o Digital Future Society Con esta última entidad ha colaborado en el informe Cómo combatir la desinformación: estrategias de empoderamiento de la ciudadanía digital que se presenta esta semana.

- En un mundo con más información que nunca estamos más desinformados que nunca…

- Las personas actualmente pueden estar bien informadas, porque tienen acceso a información por muchos canales y muy distintos. El problema, no obstante, es el filtro de cada canal. En el caso, por ejemplo, de los medios de comunicación existe ese filtro para saber lo verdadero de lo que no lo es, aunque eso no ocurre tanto en las redes sociales, que son muy populares hoy en día. Cuando aparece la inmediatez y hay una red social de por medio aumenta el riesgo de desinformación.

- Pero, ¿cuándo un hecho o una noticia deja de ser información para convertirse en desinformación?

- Pongamos el ejemplo del Covid-19. La ciencia presenta los hechos de una manera distinta a los actores políticos o, incluso, a los periodistas. Hay mucha incertidumbre y debemos informar con más calma y una mayor perspectiva, algo que no es fácil de encontrar en según que medios o redes sociales. Luego tenemos el contexto, que es muy importante porque no es lo mismo el impacto y la realidad del virus en Suecia que en Brasil. La información cambia en función de los lugares y los públicos a los que va dirigida.

- Y, al final, es el periodista quien realiza esa tarea.

- Nunca se han necesitado tantos periodistas para comprobar la verdad como ahora y, de hecho, la credibilidad de los medios está aumentando. Luego está la manera de enfocar las cosas, que puede ser de una manera o de otra, pero si no se polarizan los hechos se hace más difícil alejarse de la verdad. En las redes sociales todo eso es más difícil y también en algunas actividades, como la política, que se han extremado en los últimos años y son foco de desinformaciones. Por eso es muy importante el trabajo de los editores, pero claro, es un proceso caro y muchas veces su papel está limitado por la inmediatez del canal online.

- ¿Qué herramientas disponemos para que los ciudadanos acceden a los medios de comunicación con ojos críticos y detecten mejor las llamadas fake news?

- Yo destacaría, en primer lugar, la necesidad de impulsar una educación mediática en, sobre todo, el uso de las redes sociales. Sólo debemos compartir aquellas informaciones que sepamos con certeza que son verdaderas. Después la innovación constante en tecnología es muy importante, porque nos da herramientas que facilitan la escalabilidad de informaciones veraces, con listas de twitter que nos permiten ordenar bien el acceso a información solvente o con el filtraje de redes sociales. No obstante, al final para atajar la desinformación es necesaria una colaboración multisectorial con la implicación de entidades públicas, privadas, sociedad civil, investigadores, periodistas, líderes comunitarios…

- También sería de gran ayuda si colaborase el famoso algoritmo…

- Claro, porque ahora sabemos que lo bueno para el individuo, no es necesariamente bueno para la comunidad. Noticias con muchos accesos, que aparentemente son interesantes para la persona, pueden contener desinformación que dañen a la comunidad. Por eso sería muy interesante que los valores del algoritmo fueran más sociales sin dañar, eso sí, la libertad de expresión.

- ¿Puede valorar el grado de penetración de la desinformación en España?

- El gran problema en España y, en general, en la UE son el uso de bots, que propagan de forma masiva mensajes desinformando a través de las redes sociales. No obstante, en Europa hay un debate muy fuerte sobre el ecosistema de los medios y existen incentivos para atajar la desinformación. En otras partes del mundo, por ejemplo, el WhatsApp es el gran medio de comunicación y, entonces, hay más problemas de desinformación.