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Los recortes en el servicio de vigilancia costera deja las reservas marinas en manos de los furtivos
Más de 200 investigadores denuncian despidos de guardas y la interrupción de medidas científicas, por una reducción del 40% en el presupuesto de vigilancia de las reservas marinas.

Imagen de las Illes Columbetes

Cuando el barco de los vigilantes de las reservas marinas de Almería se queda en el puerto, un mensaje corre por grupos de whatsapp de pescadores furtivos, que aprovechan la oportunidad. Lo afirma Juan Gázquez, delegado sindical de los guardas de las reservas de Cabo de Gata e Isla de Alborán.
“Antes había 24 horas de vigilancia todos los días. Ahora el barco no sale dos o tres días a la semana y los furtivos lo saben”, constata Gázquez, de la Confederación General de Trabajadores (CGT).
Esto es el resultado de una decisión del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), que en agosto recortó alrededor del 40% del presupuesto de vigilancia de las reservas marinas del estado.
Ello ha resultado en el despido de hasta la mitad del equipo de guardas en algunas reservas. Por ejemplo, a partir de septiembre las Illes Columbretes no han tenido vigilancia presencial durante quince días cada mes.
La decisión es peligrosa, según 211 investigadores que en septiembre firmaron una carta de protesta dirigida al gobierno, una versión de la cual ha publicado en la revista Nature.
El MAPA afirma que el trabajo de los vigilantes lo van a asumir inspectores de pesca del ministerio, apoyados por cámaras inteligentes y seguimiento por GPS de los barcos. Sin embargo, los expertos dudan de estas medidas y niegan que compensen lo que se ha pedido.
Caso de referencia
“Las reservas marinas españolas son un referente internacional en cuanto a vigilancia. Son el contrario de las llamadas reservas de papel, que se declaran legalmente, pero sin control”, explica Diego Kersting, investigador del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS-CSIC), que lleva años trabajando en las Columbretes y que ha impulsado la carta.
Las doce reserva se crearon a partir de 1982, para proteger las especies marinas y la pesca artesanal. Seis años después de crear la primera, la de Tabarca (Alicante), las capturas de meros en sus alrededores se dispararon en un 40%, explica Alfonso Ramos, profesor emérito de la Universidad de Alicante que contribuyó a crear el sistema y que también ha firmado la carta.
En septiembre, Kersting se percató de que dos de los cuatros guardas de la reserva de Columbretes ya no estaban y ya no había substitutos para los días de vacaciones. Entonces descubrió que el encargo del MAPA a la empresa Tragsatec (que emplea a los vigilantes) había sufrido un gran recorte en agosto. El anterior tenía un presupuesto de 3,5 millones, el actual de 2,3. Por ese precio, Tragsatec pasaba a encarse de 11 a 12 reservas.
El resultado ha sido una serie de despidos. Representantes sindicales informan de que en Almería se pasó de 15 a 9 empleados, en Tabarca de 6 a 4, y en Isla Graciosa (Canarias) de 6 a 4.
En consecuencia, afirman esos representantes, hay horas o días enteros sin vigilancia presencial; momentos en las cuales hay sólo un guarda en el mar y guardas que deben ocuparse del mantenimiento de los barcos en lugar de vigilar.
Tarea invisible
En Columbretes, dos parejas de vigilantes permanecían en la reserva, alternándose cada quince días. David Molina Ferrer, guardapescas en esa reserva desde hace 13 años, recuerda un episodio del 2018. A las cuatro de la mañana, detectó una luz en el mar. Entonces activó la grúa que pone su barco en el agua (no hay puerto) y se dirigió hacia ese punto. Así, paró una embarcación que estaba haciendo su agosto. “El trabajo de disuasión hace parecer que no hacemos falta, pero es gracias a este trabajo que no ha pasado nada grave”, advierte Molina.
“Cuarenta años de protección se pueden revertir en pocas semanas”, afirma Ramos. “Los pescadores submarinos saben donde se reproducen los meros o las cigarras de mar y pueden arrasar. 99 pescadores están contentos con la protección pero siempre hay uno que quiere aprovecharse”, explica el científico.
Algunos daños ya son irreparables. Desde que no hay vigilancia permanente en Columbretes, se ha interrumpido la continuidad de una medida diaria de la temperatura del mar que llevaba tres décadas en marcha y ha sido la base de estudios científicos.
Cámaras y GPS
Fuentes del MAPA aseguran que “la diferencia presupuestaria […] no supone un recorte en la vigilancia, sino una optimización de recursos derivada del cambio de modelo”.
El nuevo modelo pasa la vigilancia a los inspectores de pesca marítima del estado, en el marco de un plan que preve visitas de estos funcionarios a las reservas por mar y por aire, inspecciones presenciales, y tres actuaciones mensuales adicionales en el último trimestre del 2025 y del 2026. Durante la segunda mitad de setembre, durante las prácticas de los nuevos funcionarios, se ha sobrevolado casi a diario Tabarca y Columbretes, dicen esas fuentes. El MAPA confía la vigilancia también al seguimiento satelital de los barcos de pesca, la instalación de cámaras inteligentes, y la digitalización de algunos trámites.
Kerstinges es escéptico. “El ministerio no tiene suficientes inspectores ni para controlar las lonjas de pesca. ¿Cómo van a asumir la vigilancia?”, pregunta. Ni a Kersting ni a Molina les consta la instalación de cámaras en Columbretes. Y observan que el seguimiento satelital sólo es obligatorio para los barcos más grandes.
“Hoy las reservas son cómo un banco con las puertas abiertas. En la mejor de las hipótesis, se podrá certificar el daño cuando ya esté hecho”, afirma el científico. “Pedimos recuperar la vigilancia que ha funcionado perfectamente durante tantos años. No hace falta hacer experimentos”, concluye.
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