Biodiversidad en peligro

El ‘Arca de Noé microbiana’ se prepara para salvar las formas de vida invisibles de la Tierra

Conservan en Suiza, a temperaturas criogénicas, muestras de miles de microorganismos beneficiosos fundamentales para la salud humana, animal y ambiental

Muestras microbianas recolectadas bajo el auspicio de la Iniciativa 'Bóveda de Microbiota', almacenadas en condiciones criogénicas en la Universidad de Zúrich.

Muestras microbianas recolectadas bajo el auspicio de la Iniciativa 'Bóveda de Microbiota', almacenadas en condiciones criogénicas en la Universidad de Zúrich. / Iniciativa Bóveda de Microbiota.

Ramón Díaz

Ramón Díaz

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Ya hay dos "Arcas de Noé" en el planeta. El ‘Arca de Noé vegetal’ o Banco Mundial de Semillas, un búnker que guarda en el interior de una montaña noruega la mayor reserva de la diversidad de cultivos del planeta, ha inspirado una iniciativa internacional para preservar la diversidad microbiana del planeta antes de que desaparezca. Es el ‘Arca de Noé microbiana’ (‘Microbiota Vault’), creada en 2018 y que entra ahora en una fase de crecimiento activo con vistas a convertirse en un resguardo global de microorganismos beneficiosos fundamentales para la salud humana, animal y ambiental. Objetivo claro: salvar las formas de vida invisibles de la Tierra.

Anunciada en coincidencia con el Día Mundial del Microbioma, el 27 de junio, esta propuesta fue formalizada en un artículo publicado en la revista ‘Nature Communications’ por un equipo de 25 científicos que delinearon, además de los logros alcanzados, un marco ético para asegurar una gobernanza equitativa y la soberanía de los depositantes sobre sus muestras.

"El ‘Microbiota Vault’ representa un esfuerzo proactivo para proteger y preservar la vida microbiana que es esencial para la salud de nuestro planeta y sus habitantes", destaca María Gloria Domínguez-Bello, presidenta de la iniciativa.

Entrada del Banco Mundial de Semillas de Svalbard.

Entrada del Banco Mundial de Semillas de Svalbard. / NordGen

Los microbios –bacterias, virus y hongos, entre otras formas de vida– están presentes en todos los entornos naturales y en el cuerpo humano, donde conforman comunidades conocidas como microbiomas. Estas comunidades cumplen funciones clave: en el ser humano, ayudan a digerir alimentos, fortalecen el sistema inmunológico y actúan como barrera frente a organismos patógenos. Pero su equilibrio se encuentra en la actualidad amenazado.

La pérdida de diversidad microbiana se relaciona con prácticas humanas modernas, como el uso excesivo de antibióticos, los nacimientos por cesárea y la alimentación artificial en bebés. En paralelo, los aditivos alimentarios y la contaminación ambiental afectan la salud del microbioma en su conjunto.

Amenaza análoga al cambio climático

"El microbioma está en gran peligro, una amenaza que en muchos sentidos es análoga al cambio climático", advierte Martin Blaser, miembro de la junta del proyecto.

Los efectos no se limitan al ámbito humano. La agricultura intensiva, el uso de pesticidas y la alteración de hábitats afectan también a los microbiomas del suelo, indispensables para la fertilidad y el ciclo de nutrientes. El deshielo del permafrost en el Ártico, por ejemplo, amenaza microorganismos capaces de regular las emisiones de gases de efecto invernadero. "Los microbios no solo mantienen la salud de nuestros cuerpos, sino también la del planeta", puntualiza Blaser.

El ‘Microbiota Vault’ se fundó hace siete años con la idea de crear un depósito global de microorganismos saludables que puedan ser utilizados en el futuro para restaurar ecosistemas, mejorar la agricultura o desarrollar terapias médicas. Durante su fase piloto, ya completada, el proyecto recolectó más de 2.000 muestras fecales y alimentos fermentados provenientes de distintos países.

Representación del cuerpo humano y de las bacterias que predominan en él.

Representación del cuerpo humano y de las bacterias que predominan en él. / Darryl Lej / NHGRI

Las muestras se conservan a temperaturas criogénicas (−80°C) en el Instituto de Microbiología Médica de la Universidad de Zúrich, en Suiza. En la nueva etapa, denominada ‘Fase de Crecimiento 1’, que se extenderá hasta 2029, se prevé expandir la colección a 10.000 muestras y establecer una sede permanente en una ubicación con clima frío. Entre las opciones consideradas se encuentran Suiza, Canadá y otros países con condiciones adecuadas.

El proyecto busca diversificar su financiación a través de fondos gubernamentales, más allá del respaldo actual de universidades y filantropía. Sin embargo, sus objetivos no son comerciales. "El 'Microbiota Vault' no realiza investigación con fines de lucro, ni patenta, ni desarrolla terapias. Su misión es preservar la diversidad microbiana bajo un marco ético, no lucrativo y colaborativo", explican los autores del artículo.

Mejorar la salud humana

Uno de los pilares del proyecto es su enfoque ético. Se respeta la soberanía del depositante, lo que significa que los investigadores o comunidades que aportan muestras mantienen el control total sobre ellas. Solo se podrá acceder a ellas con su autorización, y en caso de que se compartan secuencias genéticas, esto se hará bajo licencias de libre acceso definidas por los propios depositantes.

"Estamos absolutamente comprometidos con desarrollar el ‘Microbiota Vault’ de forma que maximice la equidad a nivel mundial", explica Domínguez-Bello. Entre los principios rectores se incluyen la colaboración equitativa, el respeto al conocimiento local y el reparto justo de beneficios.

Además, se han desarrollado protocolos estandarizados para la recolección, transporte y conservación de muestras. Si bien las tecnologías para replicar microbios preservados aún están en desarrollo, los científicos detrás de la iniciativa confían en que, con el tiempo, podrán utilizarse para restaurar ecosistemas dañados o mejorar la salud humana.

Escherichia coli , una de las muchas especies de bacterias presentes en el intestino humano.

Escherichia coli , una de las muchas especies de bacterias presentes en el intestino humano. / NIAID

"Creemos que algún día la ciencia avanzará lo suficiente como para que tengamos buenas técnicas de restauración. Pero si es demasiado tarde y los miembros clave del microbioma desaparecen, no podremos recuperarlos, a menos que los hayamos almacenado con seguridad", expone Blaser.

La iniciativa contempla el potencial uso de estas colecciones para desarrollar tratamientos médicos, avanzar en biotecnología, mejorar cultivos o incluso contrarrestar los efectos del cambio climático. No obstante, sus impulsores reconocen que muchos de estos usos aún son especulativos.

Desde su concepción, la ‘Bóveda de Microbiota’ ha crecido hasta involucrar a más de 100 investigadores de 32 países. La iniciativa mantiene vínculos con organismos como la ONU, con los que ha promovido acciones de sensibilización sobre la importancia de los microbiomas, incluyendo presentaciones en la Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad (COP24).