Medio ambiente

Hablar del cambio climático sin generar ecoansiedad: las nuevas formas de comunicar sobre la crisis ambiental

Creadores de contenido, divulgadores y periodistas apuestan por mensajes positivos, esperanzadores y desenfadados, que interpelen a toda la ciudadanía

Imagen de archivo de una mujer mirando al sol

Imagen de archivo de una mujer mirando al sol / Agencias

Raúl Vázquez

Barcelona
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La crisis climática que afecta al planeta Tierra es cada vez más evidente. Sin embargo, a pesar del aumento de sus consecuencias, existe una cierta sensación de hartazgo climático entre la población, especialmente en los jóvenes de entre 18 y 30 años, ciudadanos que han crecido con el concepto de cambio climático ya presente en sus vidas. Esta reacción tiene mucho que ver con el constante goteo de información alarmante que reciben a diario. Además, esto se une a la presión y la responsabilidad que se les adjudica por ser la generación que debe combatirlo, lo que incrementa la llamada ecoansiedad, que termina por desconectar emocionalmente a las personas del problema. 

Durante 2024, España experimentó varios episodios derivados del calentamiento global. Desde largos periodos de sequía hasta infernales olas de calor, pasando por lluvias torrenciales y fenómenos extremos como la DANA que golpeó Valencia, provocando el fallecimiento de más de 200 personas. A pesar de todo ello, y según el estudio 'People and Climate Change', realizado por Ipsos, el apoyo de los españoles a las acciones individuales para combatir el cambio climático es del 59%, una cifra que ha experimentado un descenso de 15 puntos desde 2021. España es de los países europeos, junto a Polonia (18 puntos), seguida de Alemania (16 puntos) y Francia (15 puntos), donde más ha aumentado la llamada fatiga climática. Además, según el último barómetro del CIS, de abril de 2025, solo un 1,2% de los encuestados considera esta crisis como su principal preocupación.

En este contexto, ¿es posible hablar de cambio climático sin causar miedo, rechazo o ansiedad? Aunque parezca algo difícil, lo cierto es que las nuevas formas de comunicación están demostrando que es posible. Mensajes más cercanos y optimistas están logrando captar la atención de la sociedad, sin caer en el catastrofismo.

Las redes, herramienta de transformación

Aunque cada vez son más los jóvenes que se sienten alejados de la crisis climática, esto no significa que no les importe el problema, sino que están saturados del discurso habitual, centrado en la culpa y la urgencia. Para revertir esta situación, las redes sociales son una buena herramienta de comunicación, ya que el tono y la narrativa son distintos. Un claro ejemplo de ello son los denominados influencers climáticos, creadores que centran su contenido en explicar la problemática de una forma más comprensible, con un tono más humano, moderno y, en ocasiones, hasta humorístico. 

Una de las más populares es Carlota Bruna (@carlotabruna), activista climática que acumula más de 200.000 seguidores en sus redes, gracias a vídeos donde habla de sostenibilidad, veganismo, justicia social y medioambiental. Para ello, emplea un enfoque cercano, empático y optimista, logrando conectar con la audiencia joven. Su objetivo es inspirar a sus seguidores, evitando imponerles acciones, lo que podría causar un rechazo.  

Un perfil más divulgativo es el de Isabel Moreno (@isabelisamoren), física, meteoróloga y comunicadora, con más de 18.000 seguidores en Instagram, que realiza vídeos en sus redes sociales explicando algunos de los fenómenos climáticos de forma didáctica y accesible. Además, es una de las participantes del pódcast, 'Estamos Muy Verdes', junto a la periodista Irene Baños, un espacio donde se debate acerca del cambio climático con expertos sobre el tema, combinando información y análisis, con un toque de humor sofisticado y cercano.

En esta misma línea, destaca el perfil de Climabar (@climabar), un dúo formado por Belén Hinojar y Carmen Huidobro, dos apasionadas del ecologismo que tratan la crisis climática desde un enfoque más ligero, empleando la cultura pop, los memes y el lenguaje coloquial, lo que les hace conectar muy bien con el público más joven. Su objetivo es interpelar a las nuevas generaciones, a menudo más preocupadas por otras crisis que les afectan de forma inmediata, como la de la vivienda o la precariedad laboral, y hacerles ver que el cambio climático también impacta directamente en sus vidas cotidianas.

El papel de los medios

Además de las redes sociales, los medios de comunicación convencionales siguen teniendo un papel fundamental en la percepción social del cambio climático. En muchas ocasiones, su cobertura ha estado marcada por un exceso de titulares catastróficos y una creciente fatiga informativa. Este tipo de noticias no consigue una comprensión profunda del problema por parte de los receptores, sino que lleva a la angustia, el asombro o la indiferencia.  

A pesar de ello, en los últimos años se ha apostado por una comunicación más renovada, que apueste por contar historias personales, visibilizar las soluciones a nuestro alcance e incluir voces expertas y divulgativas. Es el caso de proyectos como el programa de RTVE 'Aquí la Tierra', que pretende acercar la sostenibilidad a la audiencia de forma más amable, humana e incuso entretenida. 

Asimismo, es fundamental que los medios dejen de tratar la crisis climática como si fuera una problemática ajena a la economía, la salud, la política o la cultura, cuando en realidad son cuestiones profundamente conectadas entre sí.

Es evidente que existe una desconexión creciente en cuanto al cambio climático, lo que genera una falta de acciones individuales en la sociedad. A medida que avanza la emergencia, España y el mundo entero no solo se enfrentan al reto de combatir el calentamiento global, sino también a la fatiga social que lo rodea, apostando por una nueva forma de comunicar: revolucionaria, moderna y atractiva