Prevención y tratamiento
¿Cómo quitar garrapatas a un perro?

Un cachorro de perro se rasca por tener pulgas o garrapatas


Vega S. Sánchez
Vega S. SánchezPeriodista
Escribo la newsletter +Patas, donde te cuento cada semana todos los secretos de tus mascotas y el mundo animal. Pero también te hablo de lunas, lluvias de estrellas y otras curiosidades astronómicas, tecnológicas y de todo tipo.
Las pulgas y las garrapatas son parásitos externos que se alimentan de sangre, sobre todo de la de los animales. Son bichos muy frecuentes en toda Europa que, además, pueden ser portadores de distintas enfermedades.
Cuando la pulga o la garrapata parasita a un animal, se adhiere a su piel mediante su aparato bucal y le vampiriza: succiona la sangre.
"La principal diferencia entre garrapata y pulga es que la garrapata se ve", comenta la doctora Ana Ríos, responsable del servicio de dermatología del Hospital Veterinario Puchol. "Las pulgas son más difíciles de ver y se identifican porque el animal tiene un picor en la zona lumbar o por las heces, que son puntitos negros que aparecen en el pelaje del perro", añade.
Si una garrapata o una pulga parasita a un perro y este tiene alguna enfermedad, cuando succiona su sangre también succiona el virus o la bacteria que le causa esa enfermedad, por lo que se lo puede transmitir al próximo animal o ser humano que parasite.
Pulgas y garrapatas transmiten varias enfermedades graves.
La garrapata, por ejemplo, puede transmitir la babesiosis, la ehrlichiosis monocítica y la hepatozoonosis.
La garrapata Dermacentor reticulatus, que antiguamente no se hallaba en la Unión Europea pero que hoy en día se encuentra en zonas de España, Italia, Francia y el Reino Unido, puede transmitir a los perros babesia, una enfermedad que afecta a los glóbulos rojos de la sangre y que puede llegar a ser mortal. Algunas veces, la infección con parásitos de la babesia puede ser asintomática o causar una enfermedad leve no específica de la que el enfermo a menudo ni siquiera se da cuenta. En esos casos más leves, esta enfermedad puede provocar febrícula y algo de anemia, pero en los casos más graves puede producir lesiones en el corazón, pulmón, hígado, bazo, riñón y aparato digestivo e incluso la muerte.
La ehrlichia infecta los glóbulos blancos, las plaquetas y las células que forman la pared de los vasos sanguíneos del animal infectado. Además, al propagarse por la sangre, puede llegar a afectar a los ganglios linfáticos, pulmones, hígado, riñones e incluso las meninges. Los síntomas que suelen manifestarse son la fiebre, apatía, anorexia, pérdida de peso, dificultad respiratoria, sangrado nasal, problemas oculares y nerviosos y cojeras, entre otros. Pero también puede generar parálisis, algo que el común de los dueños de perros desconoce del todo.
En este caso, el perro se infecta por ingerir la garrapata, no por la picadura en sí, y esto ocurre cuando tu mascota se mordisquea la piel para quitárselas. Dentro del intestino del perro se libera la infección y se distribuye por la sangre a zonas como los ganglios linfáticos, la médula ósea, el hígado, los músculos, el bazo… Esta enfermedad les provoca hipertermia -temperatura anormalmente alta-, fiebre, problemas de apetito, apatía y dificultad para moverse por el dolor muscular. También puede sufrir diarrea hemorrágica, por la liberación del parásito y a su penetración en la pared del intestino para alcanzar los vasos sanguíneos. Como el organismo empieza a producir muchos anticuerpos que no son capaces de eliminar el parásito, pueden originar cuadros de glomerulonefritis -inflamación de los filtros pequeños de los riñones- o vasculitis -inflamación de los vasos sanguíneos-, entre otros trastornos.
Cómo quitar garrapatas a un perro
Para quitarle una garrapata a tu perro, necesitarás unos guantes -mejor si son desechables-, unas pinzas especiales para quitarle las garrapatas a los perros (unas pinzas de depilar pueden servir), un desinfectante apto para perros y un bote con tapa.
Seguramente, también necesitarás a alguien que sujete al perro.
El proceso es simple: con los guantes puestos, consigue que alguien entretenga a tu perro y le sujete hasta que localices a los arácnidos (porque no, las garrapatas no son insectos).
Pinzas o ganzúas especiales
Una vez la tengas localizada, coge la herramienta para quitarla (unas pinzas de depilar o unas ganzúas con las que 'peinar' el pelo de tu perro hasta conseguir atrapar a la garrapata) y colócala lo más cerca posible de la piel de tu perro, teniendo cuidado de no pinzarle a él la piel.
Extráela con cuidado asegurándote de quitar también su cabeza porque, en caso contrario, podrían causar una infección en tu mascota.
El movimiento es agarrar la garrapata con cuidado de no aplastarla y girar hasta que consigas que se desprenda. Si la aprietas, puedes hacer que vacíe en tu mascota sus glándulas salivares –que es por donde infecta al animal- y resultar peor el remedio que la enfermedad.
Una vez quitada, métela en el bote, cierra la tapa y tírala de forma segura.
Acto seguido, desinfecta la zona y estate atento a cualquier anomalía, de las anteriormente descritas, que pueda presentar tu perro.
En caso de sospecha, acude de inmediato al veterinario.
Las pulgas
Por su parte, la pulga puede transmitir dipylidium, dermatitis alérgica por picadura, bartonelosis o hemoplasmosis.
La dipylidium caninum es una especie de lombriz, una tenia. Los perros pueden estar infectados con lombrices sin necesidad de mostrar síntomas. La mayoría de las lombrices raras veces se distinguen en los excrementos y sus huevos no se aprecian a simple vista. Entre los síntomas de los parásitos intestinales se encuentran los vómitos, la diarrea, el dolor abdominal, el pelaje seco e inerte, la tos, un adelgazamiento anormal o un malestar general, que se manifiesta externamente en un abatimiento del perro. Para detectar la tenia hay que hacer un análisis de las heces. Y para desparasitar al animal, hay que aplicarle un tratamiento específico contra el parásito en cuestión, en forma de pastillas, jarabe, pasta oral o pipetas.
La dermatitis alérgica por picadura de pulga es una patología de la piel producida por antígenos de la saliva que deposita la pulga al alimentarse. Produce una irritación, erupción cutánea o inflamación localizada si el perro es alérgico a la pulga. La respuesta alérgica es a menudo de por vida y solo requiere un mordisco de pulga cada 10-14 días. Para tratar la reacción, bastan champús o medicamentos líquidos para paliar sus efectos.
Aunque se trata de una enfermedad más común en los gatos -que, además, pueden transmitirla a los humanos por arañazos- también afecta a los perros y les provoca sangrado de las verrugas, fiebre, malestar, dolor articular y endocarditis -inflamación de la membrana interna del corazón-. Para tratar esta enfermedad, hay que administrar antibióticos durante un periodo largo de tiempo -de cuatro a seis semanas- para evitar que se reproduzca la bacteria de cualquier modo.
Los síntomas de la hemoplasmosis son variados e incluyen anemia, anorexia, letargia, pérdida de peso, fiebre y depresión. Al ser síntomas comunes en varias infestaciones de pulgas, conviene hacer un análisis se sangre y aplicar el tratamiento adecuado para este tipo de pulgas, aunque es posible que nunca se logre eliminar del todo, aunque el perro se recupere clínicamente.
Para saber si tu perro tiene pulgas o garrapatas, lo fundamental es observarle. Obviamente, si ves que se rasca continuamente es bastante probable que tenga pulgas y/o garrapatas. Pero también conviene examinar su pelaje después de cada paseo y peinarle.
Lavado a mínimo 60ºC
Si tu perro tiene garrapatas o pulgas, debes examinar y tratar a los demás animales que tengas. También deberás tratar todo el entorno para acabar con los estadios jóvenes de las pulgas.
Presta atención a las grietas del suelo, bases de alfombras y otras zonas oscuras en que se refugian las larvas. Aspira también el suelo y el coche a fondo. Lava los cojines y las mantas a 60 grados como mínimo. Además, para reforzar la limpieza puedes tratar el entorno con espráis antiparasitarios o nebulizadores.
Tratamiento natural
Si lo que ves son pulgas, el tratamiento consiste en agua caliente y jabón o, incluso, vinagre.
Hay algunos remedios antipulgas, como espráis de vinagre o cocciones de hierbas, que pueden ayudar con una infestación leve. No obstante, si hay mucho contagio es preferible recurrir a la amplia gama de medicamentos autorizados.
Lo más efectivo
Sin embargo, "la prevención es lo más efectivo" contra pulgas y/o garrapatas, apunta la doctora Ríos. "Ninguno impide la picadura ni destruye a los insectos al instante, pero en el mercado hay tratamientos bastante efectivos a largo plazo", añade.
Los collares, por ejemplo, que tienen "una efectividad que dura entre seis y ocho meses" o las pipetas, "con una efectividad mensual", suelen funcionar bastante bien para prevenir a los molestos chupasangres. También existen pastillas para proteger al perro antes de la infestación o inmediatamente después de esta, cuando aún no está demasiado extendida.
Ayuda de un profesional
Finalmente, debes acudir al veterinario si el perro presenta un deterioro generalizado de su estado de salud, fiebre, apetito disminuido, se muestra inusualmente cansado, inestable al moverse o evidencia dolores articulares o musculares. No olvides mencionar que el perro ha sufrido picaduras de garrapata o de pulgas.
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